Hay días en que mi dial está especialmente sensible a la percepción de ondas etéreas. Frases inconexas, comentarios, voces que flotan, murmullos constantes, presencias que no ves pero sientes, caricias que llegan pero no tocan.
Hay días en que se me muestra el abanico de colores que cada ser lleva prendido en su alma, y ya no necesito sus palabras para saber a quien tengo delante.
Hay días en que me topo con lugares impregnados de historias inconclusas que mantienen prisioneros a sus protagonistas a la espera de que venga alguien y las termine por ellos.
Otros días sólo capto las ondas de radio que mi torpe dial acierta a sintonizar y que me conectan con el mundo y sus miserias y me convierto en el más terrenal de los mortales.
Hay días en que sólo escribo fantasías e ilusiones y me convierto en personaje de mis cuentos, otros días escribo sobre lo que soy y lo que siento y me transformo en aire, en nube y a veces en viento.
Hay días en que se me muestra el abanico de colores que cada ser lleva prendido en su alma, y ya no necesito sus palabras para saber a quien tengo delante.
Hay días en que me topo con lugares impregnados de historias inconclusas que mantienen prisioneros a sus protagonistas a la espera de que venga alguien y las termine por ellos.
Otros días sólo capto las ondas de radio que mi torpe dial acierta a sintonizar y que me conectan con el mundo y sus miserias y me convierto en el más terrenal de los mortales.
Hay días en que sólo escribo fantasías e ilusiones y me convierto en personaje de mis cuentos, otros días escribo sobre lo que soy y lo que siento y me transformo en aire, en nube y a veces en viento.
Tal vez te he contado una fantasía, tal vez un sentimiento, tal vez lo que sueño, tal vez lo que siento, tal vez sea lo mismo.
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