EL SUSURRO DEL DUENDE (71ª entrega)


El tiempo se detuvo, la noche se alió con el misterio y Laura, inmovil, en medio de ninguna parte, a un paso de la salvación y a otro del infierno, contemplaba impotente a su hija, que intentaba desesperadamente acercarse sin conseguirlo, luchando contra una fuerza invisible que se lo impedía.


Javier Vielva empuñaba una pistola apuntando a la sombra que rodeaba a Diana, cambiando la dirección del tiro nerviosamente para localizarla según aparecía y desaparecía.

-Vete, por favor – le gritó Laura.


-Déjame recuperar a mi hija, márchate, Javier, sino te vas, la perderé para siempre –


Javier Vielva no se movió, siguió empuñando el arma y dijo con una voz grave que retumbó en la oscuridad – Suelte a la niña o disparo –

La respuesta fue una risa gutural despectiva y socarrona, cuyo eco aumentaba según pasaban los segundos.

Roberto presenciaba la escena a media distancia del Comisario. Diana lloraba lanzándo con impotencia los brazos hacia su madre y gritaba – Mamá, ayudame-


- Marchate de aquí, Javier , esta no es tu guerra – dijo Roberto acercándose lentamente al Comisario.


-Te equivocas, esta es mi guerra, no la tuya – contestó Javier Vielva sin quitar la vista de Diana, pero controlando la amenaza que se acercaba por su derecha.

-¿No te das cuenta de que no vas a poder disparar a una sombra que aparece y desaparece? No es un mortal, no le puedes matar – apuntó Roberto mientras seguía aproximándose muy lentamente.

-No te has enterado de nada, la sombra es un sicario, idiota – contestó el Comisario

-¿Un sicario? ¿De quien? – respondió Roberto.

-De Arturo Hidalgo, o ¿de verdad te creías que había un duende?

(Continuará) .........................

LA JUSTICIA DEL ABOGADO


Tarde de sábado. Siesta de pijama y orinal. Que deleite entreabrir los ojos y sentir los efectos pegajosamente placenteros del sueño, darme la vuelta y volver a dormir, sin hora y sin prisa, hasta que mi cuerpo decide que ya es momento de despertar. Me dispongo a dedicar el tiempo que me resta de tarde a escribir y leer, ¡como no!, pero un reportaje en televisión atrapa mi atención. La lucha de una madre por su hijo, que tras una operación de estética se queda en estado vegetativo y lleva veinte años pidiendo que se imparta justicia.

Me estremecen y conmueven tanto las declaraciones de esa mujer coraje como sus actos, vivir en una improvisada tienda de campaña cerca de la Puerta del Sol, durante diecisiete meses, llamando la atención para que revisen su caso.

No conozco los detalles del procedimiento y desconozco si realmente se produjo una negligencia médica o no, pero este asunto hace que destape de nuevo la caja de los truenos sobre el papel de los abogados en la justicia. ¿donde empieza nuestro encargo profesional y donde termina nuestra ética personal? Parece que un nuevo testigo apunta que si hubo negligencia, si fuera así ¿hasta donde es lícito que el abogado mantenga la inocencia de su cliente médico y arrastre a una familia a vivir por y para clamar justicia y pagar 400.000 € de costas?

Me viene a la memoria el famoso caso de la joven sevillana desaparecida hace casi dos años y cómo sus asesinos confesos han dado todo tipo de datos contradictorios sobre la localización del cadáver. ¿Hasta que punto es lícito que reciban recomendaciones de sus abogados para que actúen así? ¿Es que el derecho de defensa no tiene límite?

Pasamos por la Facultad cinco años (ahora cuatro) estudiamos todo lo habido y por haber sobre las leyes, nos exploran y juzgan la suficiencia de nuestros conocimientos mediante los exámenes, pero empezamos a ejercer sin haber aprobado el más importante: El examen de conciencia.

“Honeste vivere, naeminem laedere et jus sum cuique tribuere” (Vivir honestamente, no dañar al otro y dar a cada quien lo que le corresponde)

Ulpiano


"Mea mihi conscientia pluris est quam omnium sermo" (Mi conciencia me importa más que el discurso de todos).

Cicerón


EL SUSURRO DEL DUENDE (70ª entrega)

(Este capítulo esta dedicado a Beatriz, a quien espero le parezca lo suficientemente largo y emocionante como para contar con su fidelidad hasta el final)

Laura sacó temblorosa la rosa blanca del bolso, la desenvolvió y se la tendió a la pequeña sombra que tenía frente a ella.

- Espera – terció Roberto capturando la rosa en el mismo momento en que la iba a recibir el duende. –Tu ya has visto la rosa, pero nosotros no hemos visto a Diana ¿dónde está?-

Una risa gutural seguida de un grave gruñido les hizo dar un respingo. La pequeña sombra que olía a tierra mojada estaba moviendose a su alrededor, aparecía y desaparecía hasta que se paró delante de Laura y le dijo:

– Me has traido una rosa marchita, blanca pero marchita, no sé, no sé, si te has ganado recuperar a tu hijita. –

Laura sintió como la furia y la impotencia contenida durante todos estos días de angustia afloraban con toda su fuerza y le gritó – No juegues más conmigo, he hecho todo lo que me has pedido, he conseguido descifrar los enigmas, he cumplido mi parte de este ridiculo juego, cumple ahora tú con la tuya y devuelveme a mi hija – .

La sombra desapareció, pero la risa con olor a tierra mojada flotaba en el ambiente. Roberto y Laura, cogidos de la mano, intentaban mantener la calma, estaban tan cerca de recuperar a Diana que no querían dar ningún paso en falso.

Laura apretó la mano de Roberto, parecía que alguien se acercaba, sentía la presencia de Diana aunque aún no la veía. Tras unos segundos, vio acercarse a su hija, se soltó de Roberto y empezó a correr a su encuentro cuando el ruido de un arma cargándose la paralizó.

- Alto, Policia –


(Continuará) ......

EL SUSURRO DEL DUENDE (69ª entrega)


La noche estaba oscura, la poca luz que había, la aportaba un gajo de luna oculta entre las nubes. No había nadie en la glorieta, tan solo una pareja de novios tomaba tranquilamente un refresco en la terraza de la esquina del Paseo Duque Fernan Nuñez. El susurro del duende se hacía cada vez más patente y venía de la zona deportiva aledaña a la glorieta.


Laura podía oir los latidos de su corazón, la tensión y el miedo le hacían temblar, buscó la mano de Roberto y la apretó fuertemente. Tenían toda la atención volcada en el susurro que se acercaba. Los segundos se hicieron eternos, esperaban oirlo con más nitidez , pero esto no ocurrió. El susurro no se acercó más. Se miraron buscando el uno en el otro una consigna a seguir, y como si se hubieran puesto de acuerdo con la mirada, se acercaron lentamente al area deportiva.


No veían nada tan solo escuchaban al duende, cuando percibieron el susurro a su lado, pararon y Laura preguntó con una gran dureza en su voz - ¿dónde está mi hija? .-


Una sombra pequeña surgió inesperadamente delante de ellos y una voz senil y juguetona anunció: - te cambio la rosa blanca que yo deseo por la niña que tu pretendes-


(Continuará ........)

TOCA UN MICRORRELATO

Heart Industry

Hoy toca una de microrrelatos. Este es el que he enviado al Concurso de la Cadena Ser de esta semana. A mi me gusta, se ve que el jurado no comparte la misma opinión.


AVARUS

Esta mañana he vuelto a encontrar la tapa del váter levantada, desde que transformó el desagüe de sus miserias en el cofre de sus tesoros, es habitual encontrarla así. Se cree que no me he dado cuenta de que ha vaciado la cisterna para que nadie moje sus sueños, pero yo la he llenado de agua y he tirado de la cadena. Puedo oír sus gritos desde la calle, mientras me alejo esperando que alguien asome exultante por la alcantarilla

UNA VEZ AL AÑO

Angel M.Piñán

No se que pasa, pero siempre, llegado a este punto, me pongo a ordenar. Esta vez le ha tocado a mi mesa de trabajo, otras veces le tocó el turno al armario de mi habitación, o a la librería, o incluso a los cacharros de la cocina.

No se porqué lo hago, si por conocer que es lo que tengo y así saber qué es lo que me falta, o por deshacerme de lo inservible y andar por la vida cada vez más ligera de equipaje.

Es curioso ese interés porque todo esté en su sitio, ese afán en utilizar la palabra precisa en el instante adecuado, en que las cosas se muestren como realmente son y no como deben ser, ese empeño en no perder el tiempo en lo que no me interesa y derrocharlo en lo que me apetezca.

Debe ser fruto de la madurez esa lágrima siempre preparada para acompañar una emoción, esa risa que estalla ante lo absurdo y que te deja tan buen sabor de boca que se te olvidan los nubarrones que viven encima, ese dolor por lo sufrido y por lo perdido, que reaparece cuando menos te lo esperas.

No se que pasa, pero siempre, cuando cumplo años, me pongo a ordenar.

Si alguien está realmente interesado en saber cuantos me caen, que se atreva a preguntármelo, es fácil.

EL SUSURRO DEL DUENDE (68ª entrega)

Humanofuma

- Fuimos novios durante unos cuantos años en la facultad. Eramos muy jovenes. Un día descubrí que estaba embarazada y para mi la noticia fue como un mazazo, pero para él fue todo lo contrario, se puso a buscar trabajo y se empeñó en que nos casáramos. Para mi seguir adelante con ese embarazo era dar por finalizados mis sueños, sin, ni siquiera, haberlos empezado.


Ahí comenzaron nuestros problemas, yo le propuse abortar y él se negó en rotundo. Al final, la vida resolvió el conflicto, sufrí un aborto espontaneo cuando iba a cumplir el tercer mes de embarazo. Javier se puso como loco, me acusó de que yo lo había provocado de alguna manera. Rompimos de muy malas maneras y no le volví a ver hasta que Diana desapareció -

Se produjo un silencio entre los dos mientras seguían caminando en círculo alrededor de la fuente.

- Javier había hecho ya todo tipo de planes para nuestro hijo, que él estaba convencido que sería una niña. Se había montado ya todo tipo de películas, me decía que la protegería de todo lo malo......... que se convertiría en su guardaespaldas........en fin....... por eso cuando le volví a ver, calificó la desaparición de Diana como una ironia del destino.- concluyó Laura

-Ahora entiendo – dijo Roberto.

Se habían quedado solos en la glorieta y el tiempo transcurría sin que ocurriera nada. Roberto se paró de repente y dijo – ¡La rosa blanca! No tenemos la rosa blanca y en la segunda pista decía que nos haría falta. Tengo que ir a por ella –

Laura se dio una palmada en la frente y dijo – me había olvidado de ella – rebuscando en su bolso sacó un envoltorio de papel celofán y aluminio, - me la llevé al despacho para ponerla en mi mesa, pero como luego se precipitaron los acontecimientos me olvidé de ella. -

Roberto aguzó el oido - ¿no lo oyes?...... Es el susurro del duende....... Se está acercando - .

(Continuará......)

EL SUSURRO DEL DUENDE (67ª entrega)

Atajo de locos

Llegaron en un santiamén a la glorieta del Angel Caido, rodearon cada uno por un lado la fuente que alberga la estatua y cuando se encontraron de nuevo, se miraron esperando cada uno que el otro tuviera la solución.

La primera en romper el hielo fue Laura con la pregunta fatídica - ¿y ahora qué?-.

Roberto se mostraba nervioso y parecía desorientado, miraba incesantemente de un lado al otro, buscando respuestas, sin encontrarlas, a la vez que buscaba con la mirada la sombra que les seguía.
- No lo se, Laura, no lo se, si lo supiera, no estaría aquí parado como un pasmarote ¿no te parece?- el tono de Roberto estaba cargado de irritación y una buena dosis de reproche. Laura parecía haber tirado la toalla y a Roberto le exasperaba verla derrotada.

Estaba empezando a anochecer pero todavía quedaba gente paseando por el lugar, decidieron permanecer allí , si era el lugar acertado pronto tendrían noticias.
Cogidos de la mano daban vueltas lenta y repetidamente alrededor de la fuente del Angel Caido, mientras esperaban pacientemente que algo ocurriera.

- ¡Que bonitos son los atardeceres de Madrid! Son casi, casi, tan bonitos como los de Loya – exclamó Roberto apretando con complicidad la mano de Laura.

-Oye Laura.....me gustaría preguntarte una cosa ¿Qué relación has tenido con Javier Vielva? . No es que me quiera entrometer en tu vida, pero, tal y como se comporta, parece como si éste fuera un asunto más personal que profesional para él-.
(Continuará......)

MAL DEL AUTONOMO

La Granell

Hasta que una no pierde la voz, no se da cuenta de todo lo que le queda por decir. Sensación parecida debe sentir el que pierde una pierna y entonces se hace consciente de que no ha recorrido ni la mitad del camino que pretendía. Aunque lo mío espero sea reversible, porque sino........

¿Qué qué me pasa? Me aqueja el mal del autónomo. Es una patología que va acallando y reteniendo todos los males, virus y dolencias que aparecen durante la semana y cuando llega el viernes por la tarde los suelta con su máxima virulencia. La sintomatología dura el fin de semana, y tanto si te has curado como si no, desaparece nuevamente el Lunes, para volver el siguiente viernes, caso de tener pendiente la liquidación de agentes patógenos rebeldes.

Es una enfermedad crónica para la que no existe remedio eficaz. Investigaciones médicas apuntan que la curación puede lograrse en el momento de la jubilación, si es que has conseguido alcanzarla vivo.

Me resulta frustrante abrir la boca para no decir nada, aunque algunos se ganen la vida con ello.

Buscaré consuelo en eso de que la mejor palabra es la que está por decir.

¡Que remedio!.

EN CAPILLA

Jose Antonio Carretero

Hoy me he regalado un paseo nocturno por Oviedo, que ha despertado esa serenidad que vive sepultada en no se qué sitio escondido de mi interior, y que a determinados estímulos aflora, recordandome que sigue conmigo.


El frio de la noche me acaricia mientras voy paseando por sus calles desiertas, ni un alma por el centro de esta elegante y estirada ciudad y a pesar de ello ninguna sensación de temor me acompaña. Al bajar una calle empinada, veo una coqueta iglesia iluminada, embutida entre dos sobrios edificios, y la curiosidad me llama a atravesar su puerta abierta. Hacía mucho tiempo que no escuchaba con tanta intensidad el ensordecedor sonido del silencio. Algunos sitios de culto estan impregnados de una energía especial y éste, sin duda, es uno de ellos.


Terminado mi paseo me refugio en la soledad de una habitación de hotel, un frio lunes de noviembre y me acurruco en mis palabras para conseguir el calor que le falta a estos sitios, que son casa de todos y hogar de nadie.


Sitios de paso que no llegan a impregnarse de alma, no se si por las altas dosis de lejia que emplean para eliminar cualquier rastro o porque sus ocupantes entran por una puerta y salen por otra.


Miro por la ventana al cielo de la noche asturiana y le pido a La Santina que me acompañe mañana al juicio que me ha traido a esta bellisima ciudad, que se siente con Su Señoria y que le susurre al oido que ye mi cliente quien merez ganar. Como no interceda, estoy perdida.


(no quisieron los duendes que habitan en las redes de internet que anoche publicara este post. A quien le pueda interesar, la Santina escuchó mis plegarias y empujó a la parte contraria a negociar. tras muchas horas de yo pongo, tu quitas, se alcanzó un acuerdo y todos contentos)

EL SUSURRO DEL DUENDE (66ª entrega)


Roberto se olvidó por completo de su perseguidor en cuanto arribó la primera caseta de la Cuesta de Moyano. Los libros eran una de sus pasiones, sentía debilidad por los ejemplares únicos de ediciones especiales. Cuando conseguía hacerse con alguno, los trataba con especial esmero, acariciaba sus hojas lentamente para aspirar su textura, recorría con la yema de los dedos sus ilustraciones, como si necesitara sentirlas, además de verlas y repasaba sus letras impresas como el escribano que, celosamente, revisa la grafía de su obra.

Laura, mientras tanto, permanecía alerta, mirando a un lado y otro, intentando descubrir la identidad del que seguía sus pasos, aparentando pasear distraidamente entre las casetas, fijándose en los rostros de las personas con las que se iba cruzando, con la esperanza de encontrarse cara a cara con su rastreador.

Roberto encontró el libro de botánica que iba buscando y tras una larga ceromonia de compra, que incluyó una amena conversación con el librero sobre las mejores ediciones de flores y plantas jamas publicadas, salió con su joya bajo el brazo, volvió a la realidad y se dispuso a buscar a Laura.

Estaba feliz con su adquisición, se sentía tan eufórico como las mañanas del día de Reyes, cuando era niño. Recorrió lentamente las casetas, ojeando según pasaba su contenido, contemplando a lo lejos la valla del Retiro y de repente cayó en la cuenta.

- Eso es – exclamó. - ¡Como no me he dado cuenta antes! - Laura se acercó a él. -¿Qué pasa, Roberto? – preguntó ella. El seguía totalmente absorto en sus propias reflexiones.

- Buen retiro......el duende dijo “Buen Retiro” no “Buen refugio” - dijo Roberto excitado y recitó en voz alta la frase exacta: Buen retiro te has procurado para buscar la paz......pero no has de descansar todavía, el diablo está al acecho, ni siquiera los más antiguos tratados te ayudaran a vencerle, tan sólo te conducirán a él. -

- Buen retiro.......el diablo al acecho.....los antiguos tratados te conducirán a él .... ¿no lo ves, Laura? –

Ella le miraba intentando comprender sin conseguirlo.

Roberto concluyó: - El Retiro............ la entrada de la Cuesta de Moyano ...... La estatua del ángel caido, allí esta la clave.-

Cogió a Laura de la mano y se dirigieron rápidamente al Parque del Retiro, mientras alguien seguía discretamente sus pasos.
(Continuará .........)

UNO DE ESOS DIAS

Heart Industry

Hoy es uno de esos días en los que al caer la noche te arrepientes de haberte levantado por la mañana.

Uno de esos días que te caen como un tiesto en la cabeza y no sabes si es peor el golpe que recibes o la mala leche que se te pone.

Uno de esos días que te agarra por el cuello y te aprieta y aprieta lentamente y cuando crees que no puedes más, que vas a desfallecer, una nueva sorpresa te recuerda que aún no ha acabado.

Uno de esos días en los que el aire se vuelve tan denso que no sólo cuesta respirarlo, sino atravesarlo andando, ¡figúrate si intentas salir corriendo!

Uno de esos días que ni siquiera un espectacular bollo de chocolate puede endulzar.

Hoy es uno de esos días en los que al caer la noche te preguntas si quedará alguien más por venir a fastidiarte y te das cuenta que te ha bajado la regla y con una desinflada resignación confirmas :” Ya estamos todos”.

UN MICRORRELATO


Habrá que dar un poco de cancha a los que no seguís la novela, que sé que sois unos cuantos. Aqui va el microrrelato de esta semana de la Cadena Ser. La frasecita de inicio se las traía: Rutinariamente, intercambio sus pulseras identificativas.


EL ARCA DE NOE


Rutinariamente intercambio sus pulseras identificativas y observo sus reacciones, veo como ladra el gato, relincha la oveja y grazna la jirafa. Tan fácil como decirles que son un perro, un caballo y un cuervo, para que se comporten como tales. Lo mismo pasa con mi familia, mi hijo cree ser mi padre y éste cree ser mi nieto. Hoy volvió la paloma con una corona de laurel en vez de una hoja de olivo,creyéndose un león. Solo pido al cielo que vuelva la lluvia para no tener que poblar el mundo con tanta confusión. Trae más cuenta morir ahogado que vivir avergonzado.

EL SUSURRO DEL DUENDE (65ª entrega)

humanofuma


Cuando volvió a su despacho, abrió la ventana de par en par, le faltaba el aire, no podía ser verdad, estaba viviendo la peor de sus pesadillas, deseaba gritar, pero se había quedado sin voz, deseaba llorar, pero se había quedado sin lágrimas, deseaba actuar pero se había quedado sin fuerzas.

Alguien llamó suavemente a la puerta, Laura cerró fuertemente sus ojos y negó con la cabeza sin poder articular palabra: “no estoy para nadie” pensó. Menos mal que la voz que oyó fue la única que podía reconfortarla en ese momento, Roberto acababa de entrar en su despacho.

Laura se abrazó a él como el que se abraza a su última esperanza, y tras unos minutos, las palabras surgieron y las lágrimas afloraron dando rienda suelta a todo lo que acababa de pasar en el despacho de Esteban.

-Vámonos a dar un paseo, hace tiempo que quiero pasarme por la Cuesta de Moyano a ver si encuentro un libro sobre plantas que es una autentica joya. Después te invito a cenar – dijo Roberto.

- No me siento con ánimos, de verdad – contestó Laura pero Roberto no aceptó un no por respuesta, la tomó de la mano y salió con ella del despacho.

Laura andaba con desgana y ausente por la calle, a pesar de que Roberto tiraba de ella con energía, sin parar de hablar.

Al doblar una esquina, ella sintió que alguién les seguía y aceleró el paso, él ya llevaba un rato mirando de reojo para atrás, mientras fingía normalidad.

-Mira que es agotador Javier Vielva – pensó ella.

-¿Qué andará buscando Arturo Hidalgo?- penso él.


(Continuará.............)

EL SUSURRO DEL DUENDE (64ª entrega)

Humanofuma

Laura se quedó contemplando la rosa blanca que reposaba en un pequeño jarrón con agua. Se había abierto totalmente y aunque aún conservaba su lozanía se adivinaba en la textura de sus pétalos un inminente deterioro.

-Todo se marchita – pensó – hasta mi energia. Si no encuentro pronto a Diana voy a enloquecer, cada día me cuesta más mantener la cordura y la calma. Todo se ha derrumbado a mi alrededor: mi relación de pareja con Luis se ha ido a pique........ tengo el despacho abandonado....... la estupenda relación profesional con Esteban se ha deteriorado........Tan sólo ha hecho falta una semana para perder lo que he conseguido en toda mi vida. ...Menos mal que tengo a Roberto.......... ¿realmente le tengo?.

El sonido de su movil la sacó de su reflexión. Estebán la estaba llamando:

- Hola Laura, ¿qué tal va todo? ¿Hay novedades en la investigación? – sin esperar la respuesta inició una nueva pregunta

-¿Tienes pensado pasarte por el despacho en estos días? Necesito hablar contigo-

- No se lo que va a ser de mi vida en los próximos segundos, como para saber lo que voy a hacer en los próximos días – respondió secamente Laura y añadió - podemos hablar ahora. -


-No, no, lo que tengo que decirte no es para hablarlo por teléfono, ¿por qué no te pasas esta tarde? – preguntó Esteban.

- De acuerdo, nos vemos esta tarde. -


Las providencias y resoluciones judiciales se amontonaban ordenadamente en su mesa. A su lado, otro pequeño montón de notas de llamadas le recordaban que llevaba varios días desconectada del despacho. No se sentía con fuerzas ni para leerse los escritos del Juzgado ni para contestar las llamadas. Marga entró en el despacho y la abrazó con cariño. Laura sintió en la fuerza de su abrazo el aprecio sincero de su secretaria y la empatia con su dolor y su angustia y se sintió momentaneamente reconfortada.

- Qué tal va todo? – preguntó Laura.

-Bueno...va. Se te echa mucho de menos – contestó Marga – además, el ambiente está raro.... No sé.... Esteban está muy raro. Está volcado en la venta de la empresa de Arturo Hidalgo y se tiran los dos, horas y horas encerrados en su despacho –

- ¿Cómo? ¡no me lo puedo creer!, pero...... ¿a que esta jugando Esteban? ¿se ha vuelto loco?, voy a salir de dudas rápidamente – dijo Laura dirigiéndose con decisión al despacho de Esteban.


Entró sin llamar en el despacho de su socio y le dijo – A ver, cuentame, que es eso de que estas vendiendo la empresa de Arturo Hidalgo –

Esteban ni se inmuto, estaba acostumbrado a las explosiones de ánimo de su socia y esperó a que bajara la marea, pero Laura parecía no calmarse.

-Estoy esperando una explicación – insistió ella.

Esteban suspiró ruidosamente y empezó a hablar: - Me voy, dejo el despacho, me marcho a Bahamas a gestionar los negocios de Arturo Hidalgo, ya he últimado la venta de su empresa en España y me ha pedido que me ponga al frente de sus negocios allí. No he contado contigo porque me dejaste muy claro que no querias saber nada del tema -

Laura no daba crédito a lo que estaba escuchando.

- qué .... qué te vas!, pero...... ¡me dejas! Y.. ¿ los clientes? ¿ el personal? –

-Me voy, pero no voy a abandonar lo que es mio, he pensado que tu te quedes con todo y me pagues un alquiler mensual por mi parte de negocio – respondió Esteban pausadamente.

- ¿tu parte de negocio? ¿un alquiler? - Laura se puso en pie y le dijo: -Esteban - guardó unos segundos de silencio y concluyó - vete a la mierda –

(Continuará ..................)

EL SUSURRO DEL DUENDE (63ª entrega)

Si, soy Pablo Valle

- Llevo toda la mañana leyendo jurisprudencia y no he conseguido nada, déjame leer la nota que tomaste - le pidió a Roberto.

- Buen refugio te has procurado para buscar la paz, pero no has de descansar todavía, el diablo está al acecho, ni siquiera los más antiguos tratados te ayudaran a vencerle, tan sólo te conducirán a él – releyó Roberto en voz alta.

- Creo que eran estas....... pero no tengo la certeza absoluta – confesó Roberto.

La mirada de Laura era el reflejo de un cansancio sostenido y una derrota recien llegada, era el espejo de un alma que ha perdido su camino, y ya no le quedan fuerzas para volver a buscarlo.

El intentó animarla pero el desaliento también le había alcanzado y se había hecho más patente tras la conversación con Arturo Hidalgo. Intentó reponerse y empezó mentalmente a colocar delante de él los últimos acontecimientos para poder observarlos desde la distancia. Decidió desandar los pasos equivocados y con el pretexto de bajar a beber agua, fue en busca de Chelo.

La encontró llorando en la cocina mientras sacaba brillo, una y otra vez, a las cacerolas.

- Chelo, perdóname, por favor siento mucho lo ocurrido – le dijo tomando sus manos.

- He perdido los nervios, llevamos mucha tensión acumulada con la desaparición de Diana y no me gustaría que nada entorpeciera su regreso –

Chelo lloraba abiertamente, limpiandose constantemente las lágrimas con el dorso de su mano y con su manga

-Si es que toa la vida ma pasao lo mismo, por mejor, por mejor y siempre la picio - decía entre hipos y llanto.

Roberto la abrazó al tiempo que le decía – saldremos de esta, ya verás, pero ni una palabra de todo esto a Laura. No puede saber que has hablado con Arturo Hidalgo ni que Javier Vielva nos pisa los talones, se derrumbaría del todo ¿estamos?.

- Chitón – contestó Chelo haciendo el gesto de cerrar su boca como una cremallera.

- Pero.... el Arturo este.... nos ayudará ¿no? El tambien ha perdio a su hija –

-No lo sé, Chelo, no lo se, no me fio de él, creo que nos puede traer más problemas que soluciones – respondió Roberto.

-Pero........- empezaba a decir Chelo, cuando Roberto la interrumpió – Tal vez Arturo Hidalgo sepa más de lo que parece de la desaparición de Diana –

Lejos de alli...............................

- Ya estoy cansada de jugar a este juego, quiero volver con mi mamá, la echo de menos. ¿Cuándo podré volver a casa ? –


- Cuando mamá venga a buscarte, todo depende de ella -

(Continuará ......................)

EL SUSURRO DEL DUENDE (62ª entrega)

Alia

Su cabeza parecía estar a punto de estallar, llevaba leídas un centenar de sentencias y su aturdimiento estaba llegando al límite. Ya no era capaz de discernir si arrojaban alguna pista de interés o no, incluso ya ni sabía lo que estaba buscando. Escondió la cabeza entre sus brazos y empezaban a aflorar sus primeras lágrimas de desesperación cuando oyó que se abría y cerraba la puerta de la calle.

Roberto entró como una bala en busca de Chelo. La encontró en la cocina ultimando un guiso de lentejas para la comida.

-¿Donde está Laura? - le preguntó.

Cuando le dijo que estaba arriba en el despacho, se acercó a la extremeña, la cogió del brazo conteniendo su irritación y en voz baja y ahogada, le espetó - ¡Como se te ha ocurrido pedir ayuda a Arturo Hidalgo! - - ¿porque no me dijiste a mi que habías hablado con Javier Vielva? ¡dime! ¿porqué? ¡se ha complicado todo!-

A Chelo le temblaba la barbilla y los ojos se le empezaban a llenar de lágrimas. Se oyó a Laura bajar por la escalera y Roberto soltó rápidamente a Chelo.

Laura preguntaba - ¿eres tu Roberto?- al tiempo que entraba en la cocina. Chelo se dió la vuelta para quedar de espaldas a la puerta y Roberto abrazó cálidamente a Laura en cuanto ésta pisó la estancia.

-¿Donde estabas? - le preguntó.

- Sali a dar un largo paseo, para que no se me olvide lo mucho que te echo de menos cuando no estoy contigo- le respondió Roberto suavemente al oido.


Laura esbozó una media sonrisa, pero no le pasó desapercibida la alteración de colores que rodeaban a la extremeña.


(Continuará) .....................

AGUA

Paco CT

Debía estar sedienta la madre naturaleza para pedir al cielo tanta agua. No se calma su sed y sigue lloviendo, la tierra ya no puede tragar más y rezuma agua por todos sus poros. En cada rincón nace una fuente, en cada cuesta un riachuelo, en cada monte una cascada, y el rio se acrece y lleva imparable sus aguas revueltas a chocar contra los desprevenidos puentes que va encontrando en su camino y me recuerda su fuerza y me escupe en la cara su poder.

Cuando cae la noche, el viento se pone de su parte y juegan conmigo, me empujan del uno al otro, como una marioneta, me mojan por fuera, me limpian por dentro. Me escondo en mi refugio al calor del hogar, donde no me puedan encontrar, pero lo hacen y una gota de agua consigue traspasar mi seguridad y resbalar por las vigas de madera que me protegen y la veo sonreír anunciando que otra viene detrás y que no tengo donde escapar.

Cada cinco segundos me recuerda que sigue ahí, que no puedo competir contra su fuerza y me relajo como lo hace el que sabe que ha perdido la batalla y me rindo a los pies de su sonido hasta que caigo en un profundo sueño.

No se me ocurre una forma más poética de definir unas malditas goteras, que habrían arruinado mi fin de semana si no hubiera sido porque la exultante belleza del hayedo en otoño, puede con todo, hasta con el agua.