LAS ZAPATILLAS MAGICAS


Cada día vivo un momento mágico cuando al llegar a casa, me bajo de mis zapatos y me calzo mis zapatillas de andar por casa. . Este simple hecho desencadena en mí una serie de reacciones físicas y mentales.

Es lo más parecido al acto reflejo que relataba el fisiólogo ruso Pavlov en el experimento que le hizo merecedor de un premio Nobel allá por 1904. El experimento lo conocemos todos: Pavlov hacía sonar una campana poco antes de dar la comida a su perro. Una vez el animal supo relacionar los dos estímulos (sonido de la campana y alimento) Pavlov observó que era capaz de salivar con sólo escuchar el celestial sonido de la campanita.

Lo mismo me pasa a mi, es ponerme las zapatillas e invadirme una sensación de absoluta tranquilidad y descanso. En ese momento me apeo del mundo, mi cuerpo se relaja, y mi cerebro se dispone a descansar, alcanzando unos instantes de felicidad.

La verdad es que no se me había ocurrido, pero puedo usar mis zapatillas como terapia: cada vez que las dificultades me intenten devorar, ¡zas! saco los zapatillas, allí donde esté y asunto arreglado. Claro que puede quedar un poquito raro que en medio de un juicio, me quite los zapatos y me ponga las zapatillas, no desentonarían mucho porque son negras por fuera, pero tal y como se las gastan nuestros jueces, a lo mejor se lo toman como una provocación.

Me gustaría ver la cara de los asistentes a esas reuniones en las que participo a menudo, en las que abundan abogados con gemelitos de oro y corbatas de Hermes y donde se corta la tensión con cuchillo y tenedor, si de repente, me levantara y les dijera: “Me vais a perdonar pero me voy a poner mis zapatillas de andar por casa porque es mi mejor medicina cuando me irrito” y una vez que las tuviera puestas y antes de que consiguieran salir de su asombro, concluiría con una gran sonrisa: “Ya podéis seguir diciendo sandeces y vendiéndome la mula coja como una yegua de pura raza que no lo vais a conseguir, perdéis el tiempo” Todo esto sin inmutarme y en un estado de absoluta paz. Viviría, sin duda, un momento de éxtasis sin parangón..

He encontrado un filón con mis zapatillas, seguiré buscando sus aplicaciones terapéuticas que seguro que son infinitas. ¡Chico listo este Pavlov!.

EN BUSCA DEL SILENCIO


El ruido produce efectos devastadores en mi persona. Mi grado de tolerancia hacia la música que suena a todo volumen, o hacia los gritos es cero. La ausencia de silencio me hace perder el equilibrio y me hace encarnar los peores humores que habitan en el ambiente.

La televisión toda la tarde encendida, ruido constante, mi familia totalmente abducida por la caja tonta, también denominada “succionador de cerebros”, imposible entablar comunicación con ninguno de ellos, todas mis preguntas quedan sin respuesta, ellos alegan que no me oyen y yo mantengo que no me escuchan. El mal humor se acomoda a mi lado para pasar la tarde juntos.

Salgo a dar un paseo en busca del silencio y emprendo una marcha a paso ligero a ver si el mal humor se cansa y me abandona en la primera esquina. El aire frío del atardecer acaricia mi frente y refresca mis pensamientos, pero no consigue alejar al invasor que sigue agarrado con fuerza a mi persona.

Me refugio en una Iglesia cercana con la esperanza de que el mal humor se aburra y se vaya y yo consiga concentrar mi atención en ese ansiado silencio. En su interior me encuentro una voz en off enlatada, que repite sin cesar las Letanías de la Virgen María, y una docena de personas diseminadas por los bancos que contestan mecánica y lánguidamente “ruega por nosotros”. Salgo de allí como alma que lleva el diablo, acompañada, como no, de mi mal humor que, a estas alturas, se ha hecho como de la familia.

Vuelta a casa, me aíslo en una habitación, huyendo de las voces estridentes que salen de la televisión, pero es inútil, entran conmigo en el cuarto, martilleando mis oídos. Tras unos minutos, se produce el milagro, no hay ruidos, no se escucha la televisión, mis músculos se sueltan, mi cuerpo se relaja y mi cabeza empieza a despejarse. El mal humor se va diluyendo, poco a poco, hasta que no queda rastro de él y el silencio va ocupando su lugar.

Cuando hace treinta años, una compañera de clase en COU, me escribió una poesía en una caja de cerillas, no comprendí nada de lo que decía su poema, hoy, en cambio, sus palabras cobran vida en mí :

“Que silencio, que silencio tan claro y detenido, alrededor de ti está el silencio, silencio de altas cumbres, silencio de metal bruñido”

LA GENTE QUE LLEVA MI CARRO


A pesar de la mala fama que tenemos los abogados y los chistes y chascarrillos que a nuestra costa se hacen, son muchas las ocasiones en que tenemos que tragar carros, carretas y carretones. Y es que nos toca lidiar con toros de muy distintas ganaderías. De hecho tenemos elaborado un catálogo con los distintos prototipos que pasan por este despacho:

El primer prototipo es el ATACADO también llamado “de mi no se rie nadie” que siempre tiene la sensación de que el mundo entero conspira para hacerle la pascua y no está dispuesto a consentirlo bajo ningún concepto y por ello busca que el abogado le saque los higadillos al primero que esboce una sonrisa en su presencia.

El segundo prototipo es el ARROGANTE también llamado “la razón está conmigo” que utiliza al abogado, no porque considere que le hace falta, sino porque las formas lo exigen y cuando el asunto se gana, es porque estaba cantado que tenía razón y cuando se pierde es porque el abogado era muy malo.

En la siguiente página está el ENMASCARADO también llamado “a que no me pillas” que pretende utilizarte con la sola intención de darle una apariencia legal a sus aviesas y oscuras pretensiones y te cuenta la mitad de la película distorsionada y la otra mitad tergiversada.

También merece especial mención el prototipo de INGENIERO que no sólo pide al abogado que le resuelva la papeleta, sino que necesita saber como, cuando, donde y porque se le generó el problema y porqué la que le propones es la mejor solución, y cuales son los principios generales del Derecho que la inspiran.

Y por último cerrando el desfile, tenemos el prototipo del ENTERADO también conocido como “El sobrino de mi vecina me ha dicho” que viene a contarte el problema y la solución que le ha dado el chico de su amiga que siempre fue muy espabilado y acaba de terminar la carrera. Como casi siempre el consejo que le damos discrepa del que le dio el chico listo, pues el cisma está servido.

Afortunadamente nuestros clientes habituales suelen están fuera de este catálogo, porque si algo me ha enseñado los muchos años de profesión que llevo a mis espaldas, es que el cliente es directamente proporcional a su abogado y viceversa o lo que es lo mismo: visto el cliente, visto el abogado.

Con todo y con eso, cuando nos toca lidiar con algún prototipo, esta acción se convierte en un autentico ejercicio espiritual, porque nos obliga a cultivar la humildad, la serenidad y por encima de todo, la paciencia.

GAZA.- LA GUERRA INTERMINABLE




En mi vida diaria busco el silencio porque en él encuentro la paz, ese silencio que se produce cuando consigo abstraerme de todo lo que me rodea y me sumerjo en mí misma.

Ese silencio del que hablo nada tiene que ver con el sordo silencio de la desolación, de la devastación y de la muerte. Este sórdido silencio es el que ahora inunda Gaza y salpica mi corazón impidiéndome encontrar la paz.

¡Cuánto dolor! ¡cuantas vidas destrozadas! ¡Cuánto odio! Todo por el derecho a ocupar un trozo de tierra.

El conflicto arabe-israelí es la madre de todos los conflictos y ha pervivido y se ha acrecentado a lo largo de los siglos como ningún otro, gracias también a la inestimable ayuda de las llamadas “grandes potencias” , que sólo actúan movidas por intereses políticos y estratégicos, que les llevan a destruir a aquellos a los que antes apoyaban. Eso si, son los primeros de la fila siempre en labores humanitarias. Ya sabemos que muchos prefieren crear al pobre para luego poder ejercer la caridad, dándole una limosna y así acallar sus malas conciencias.

Lo que está ocurriendo en Gaza es asunto de todos, y quiero aportar mi pequeñisimo granito de arena poniendo una vela y pidiendo desde este espacio que cesen los ataques contra el pueblo palestino, apelando a la memoria del pueblo israelí, reiteradamente perseguido a lo largo de la historia, para que no asuma el papel de verdugo e implorando que ambas partes en la contienda se den cuenta de que han emprendido un viaje a ninguna parte y rectifiquen el rumbo antes de que sea demasiado tarde.

NEVANDO EN MADRID



Esta nevando en Madrid desde primeras horas de la mañana, y el caos se ha instalado en nuestras calles, en nuestras carreteras y en nuestras ajetreadas vidas. En realidad tenemos nuestras agendas tan estructuradas que no estamos preparados para los imprevistos.

Organizamos nuestras vidas alrededor de aquello que nos aporta seguridad y que nos hace sentir que somos nosotros los que decidimos y controlamos el entorno, pero una simple tormenta de nieve es capaz de dar al traste con ese abanico de seguridades del que nos rodeamos.

Sigue nevando y la mejor manera de sortear el temporal es meternos de lleno en él, disfrutar de la nieve, jugar con ella y reírnos del mal tiempo.

“La vida es lo que ocurre mientras estás ocupado haciendo otros planes. ” John Lennon

NOCHE DE REYES



Dicen que es la noche más mágica del año, yo digo que no, desde que tenemos mucho más de lo que necesitamos, la magia se mudo de sitio y ya no está con nosotros. Ahora te las ves y te las deseas para comprar un regalo que sea una verdadera sorpresa, que le guste al destinatario y que realmente le sea util o le haga ilusión tenerlo.

Recuerdo cuando mi hijo tenía 2 años, el día de Reyes cuando vio los regalos al lado de su zapato, se abrazó con fuerza a los paquetes envueltos y por más que le insistimos en que los abriera, indicándole que el regalo estaba dentro, el siguió aferrándose con fuerza al envoltorio, porque su regalo era ese bulto de colores intensos adornado con lazos. Su ilusión se hubiera mantenido intacta si le hubiéramos dejado cajas vacías envueltas en bonitas hojas de papel de regalo y nuestro bolsillo también.

El bolsillo que debe seguir intacto es el del Sr. Gallardón a la vista de la cabalgata que he podido presenciar esta tarde en mi barrio, pocas carrozas, muchas menos que en años anteriores, sin música, con pocos caramelos y con mucha prisa, al Rey Melchor no pudimos verle la cara, pasó como una exhalación con una velocidad más propia de un coche de rally que de una carroza de reyes.

Eso sí, la cabalgata tenía un claro aire multicultural y multirracial, encabezada por dragones chinos y un montón de chavales vestidos de mandarin y como furgón de cola una lluvia de hispanos disfrazados de negro y oro, bailando no se sabía muy bien qué, seguidos de una veintena de compatriotas femeninas luciendo piernas que fueron, como no, las más aplaudidas.

Cuando la cabalgata llegó a su fin, con tanta diversidad étnica y tan poco villancico, ya no me acordaba si había ido a presenciar una cabalgata de Reyes o un desfile de grupos seudo-folklóricos de América Latina.

Menos mal que la tarde la salvó un chocolate de la Trapa y un roscón del horno de San Onofre que me devolvieron el sabor de la Noche de Reyes.

EL PESO DE LA CULPA


(A Miguel Ángel)


Nunca me ha gustado esa palabra y he procurado por todos los medios desterrarla de mi entorno, pero a pesar de ello aflora a menudo con fuerzas renovadas procedentes de la capa más profunda del inconsciente.

Generación tras generación sufrimos y transmitimos este sentimiento maldito, y lo utilizamos como un ingrediente habitual en nuestras relaciones. Y es que hemos convertido la culpa en un magnifico comodín, para mortificarnos o liberarnos, según proceda.

Así la hacemos nuestra cuando en la Iglesia, con golpes de pecho recitamos “por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa”. La utilizamos para liberarnos cuando trasladamos a los otros los problemas que no somos capaces de resolver “por tu culpa yo me siento fatal” o como evasor de responsabilidades como decía Serrat en su canción “la culpa es del otro si algo le sale mal”.

Es evidente que la culpa tiene múltiples aplicaciones pero sobre todo es un instrumento eficaz de dominación del individuo a través del miedo.

Ya se, Miguel, que tu sentido de la culpa y el mío no tienen nada que ver, para ti es necesaria, para mi es indeseable, para ti es una parte esencial del código moral, para mi un lastre de nuestra educación que necesitamos trascender.

La culpa sirvió en bandeja la polémica y el debate en tu casa en un ambiente acogedor y distendido, evocando las tardes de los viernes en el bar de Javi y se convirtió en el testigo directo del reencuentro entre viejos amigos.

Por una vez, sólo por esta vez, Miguel, estoy dispuesta a aceptar que por tu culpa, disfruté de una magnifica velada.