PALABRAS ENCADENADAS


Contemplo la lluvia a través de los cristales, al abrigo de la salamandra del salón, con la tranquilidad que te reporta el no hacer NADA.

NADA espero porque intuyo que esa es la llave de la felicidad, mirar al futuro me hace perder de vista el AHORA.

AHORA la lluvia se ha convertido en nieve y la tarde me recorre como un bálsamo que suaviza mis sentidos y calma mi RAZÓN

RAZON es lo que alegan tener aquellos que recurren a la fuerza para imponer su criterio y no respetan ni admiten ningún otro punto de VISTA.

VISTA cansada de ver tantas tropelías, tantas miserias y tantas tonterías sin que a los que nos dirigen se les caiga la cara de VERGÜENZA.

VERGÜENZA de derrochar mientras otros mueren de hambre, sin que la vida les brinde ninguna OPORTUNIDAD.

OPORTUNIDAD de disfrutar de no hacer NADA, de abandonarme en la más absoluta inactividad, AHORA es el momento de relajar mi mente y permitir que no me asista la RAZON, concentrando mi VISTA y atención en estas montañas y en esta naturaleza salvaje que no muestra VERGÜENZA alguna en mostrarse como es.

(Me gusta jugar con la palabra, no lo puedo evitar, pido comprensión)

EL SUSURRO DEL DUENDE (17ª entrega)

CPGXK


- ¿Me quieres contar que coño ha pasado? le increpó Luis a Laura, al tiempo que se quitaba la chaqueta y se arrancaba la corbata ya aflojada y la lanzaba contra el suelo.

- No, si no te calmas – contestó Laura cruzándose de brazos y sosteniéndole la mirada.

Permanecieron en silencio uno frente a otro, tan sólo se oía la respiración agitada de Luis que él luchaba por calmar. Se levantó y se sirvió un vaso de agua que bebió lentamente. Se dio la vuelta hacia Laura y le preguntó en un tono sosegado -¿qué ha pasado?- .

- No se lo que ha pasado, pero no hay que darle mayor importancia, son sólo unos platos, se cambian por otros y se acabó el problema. Además, ya estaba pensando en cambiarlos porque estaban un poco deteriorados. Me preocupa más lo que te pasa a ti, últimamente estas muy nervioso, Luis, ¿me vas a contar lo que te ocurre? –

Luis se volvió a sentar y hundió la cabeza entre sus manos: - Tengo problemas, no se como voy a salir de ésta ..........no me acaban de aprobar el proyecto que tengo entre manos......y si no sale, me ponen en la calle. –

Chelo hizo ademán de asomarse a la cocina y Laura salió rápidamente a su encuentro. – No te preocupes por lo que ha pasado hoy, Chelo, mañana me acercaré por alguna tienda y compraré otros platos. ¡Que todos los problemas sean estos!.-

- Gracias, señá, si llego a perdel el trabajo no se que sería de mí –

- Pues no te preocupes que eso no va a ocurrir –

- La chica está dormia ya. Si no manda nada, me voy. –

Laura volvió a la cocina pero Luis ya no estaba allí, subió a la habitación de Diana, le dió un beso, y se quedó mirando la caja que había traído de Loya, que estaba a los pies de la cama. Se acercó a ella, con la intención de abrirla pero no se atrevió. Sonrió y pensó – esto es absurdo – pero no la abrió.

Había luz en el despacho que tenían al final del pasillo y se dirigió allí pensando encontrar a Luis y terminar la conversación que había interrumpido Chelo. La puerta estaba entreabierta, pero no había nadie dentro. El ordenador estaba encendido y una de sus bases de datos de jurisprudencia abierta.

- Que extraño pensó, ¿para que habrá querido Luis consultarla? – Apagó el ordenador y salió del despacho.

Luis acababa de salir de la ducha, Laura entró en la habitación y se recostó en la cama, - entonces, ¿qué posibilidades tienes de que te acepten el proyecto? – preguntó Laura mientras observaba el cuerpo desnudo de Luis y pensaba que el paso de los años había sido condescendiente con él.

- Pues ni lo sé, porque me están volviendo loco, me dicen que tengo que cambiar unos apartados y que después lo aprueban y firman el contrato, y otras veces dicen que no les acaba de convencer el proyecto en sí –

- No parece que esté todo perdido, por lo que dices, caben muchas posibilidades de que entre ¿no? –

- No lo sé, está todo en el aire – contestó Luis.

- Tal vez es una cuestión de presentación, dale un aire nuevo, aunque en esencia sea lo mismo, y véndeles que es un nuevo proyecto – sugirió Laura.

- Quizá tengas razón- dijo Luis sentándose en la cama y reflexionando sobre la sugerencia de Laura.

Luis se acercó a Laura y en un voz baja y sugerente le dijo: - bueno ¿me vas a contar que es lo que ha pasado? y sin esperar respuesta le mordió juguetonamente los labios.

- Ni lo sueñes – contestó sonriendo Laura.

Luis siguió su avanzadilla desnudándola y cubriéndola con sus besos, Laura se dejaba hacer hasta que repentinamente se entregó por entero al juego erótico y a la pasión e hicieron el amor con la intensidad de jóvenes amantes descubriendo el placer.

Abrazados, reposando lo vivido, se abandonaron al sueño. - Hacía tiempo que no te sentía tan entregada, me ha gustado – le susurró Luis al oído, después se quedó dormido.

Laura se mantuvo despierta aún largo rato, sabiendo que esa noche su entrega había sido absoluta, pero no a Luis.


(Continuará)

EL SUSURRO DEL DUENDE (16ª entrega)



Laura sabía que algo había pasado por la forma en que Chelo se había asomado a la ventana de la cocina en cuanto oyó su coche. Cuando llegó arriba, Chelo la estaba esperando muy nerviosa: - Ay Seña, que yo no me lo explico, que no se ca´pasao, que si uste no me cree, yo lo pago, pero no me eche por lo que más quiera- Chelo luchaba por reprimir las lágrimas.

- Chelo, no me he enterado de nada, así que empiece por el principio. ¿qué ha pasado? –

-Esta mañana antes de llevar a la Diana a la e´cuela, lo´ plato´ se salieron solos del almario y se ehcacharon contra el suelo – relató colocándose nerviosamente el pelo y frotándose repetidamente la cara. – solo han quedado do´plato´ vivo´.

-¿Cómo? – preguntó incrédula Laura.

-Debe ser cosa de las ánimas – apuntilló Chelo santiguándose rápidamente.

No habían reparado en Diana, que estaba en la puerta escuchando hasta que la oyeron decir -Fue el duende, mamá, que se enfadó – .

Laura estaba aturdida, intentaba poner en orden la información que iba recibiendo, sin conseguirlo. Por un lado, su asistenta lloraba presa de un ataque de pánico por un hecho inexplicable y por el miedo a que la despidieran y por otro lado su hija le apuntaba que el sujeto responsable del destrozo era su amigo el duende. No sabía que hacer, lo único que tenía claro es que Luis no debía enterarse de lo ocurrido.

Demasiado tarde, Luis estaba delante de las tres preguntándose a que se debían esas lágrimas de Chelo y esa cara de circunstancias de Laura, - Ay Señor que desgracia!!!! Que las ánimas han estrozado la vajilla!!!!!- decía Chelo entre lamentos.

-Dí que no, papá, ha sido un duende –

-¿Un duende?- preguntó Luis a Diana al tiempo que dejaba el maletín en el suelo, se aflojaba la corbata y se dejaba caer sobre una silla.

Laura decidió amainar la tormenta que se avecinaba y le indicó a Chelo que llevara a Diana a su habitación y le ayudara a recoger sus juguetes.

Cuando se disponían a salir de la cocina Luis intervino: - Un momento, Diana ¿qué diablos es eso del duende?-

Diana tomó asiento al lado de su padre, y empezó a explicarle: - Me traje un duende que me encontré en un bosque de Loya y se enfadó con Chelo porque dijo que los niños del colegio se iban a reír de mi - .

Luis descansó la cabeza entre sus manos, intento contener la crispación, miró a su hija y dijo: - Mira Diana, los duendes sólo existen en los cuentos y viven bajo las setas, aquí no hay duendes ni amigos invisibles, en este mundo solo hay personas de carne y hueso, y a partir de ahora, tus amigos van a ser así, de carne y hueso, y si te descubro inventándote historias fantásticas, vas a estar castigada una temporada –

- Pero papá – protestó Diana aunque no pudo seguir porque su padre pegó un puñetazo en la mesa y gritó: -¿lo has entendido?. –

Laura intervino nuevamente pidiéndole a Chelo que llevara a Diana a su cuarto. Cuando salían, la niña se volvió un instante y entre pucheros le dijo a su padre: -Gnomos, son los gnomos los que viven bajo las setas-

(Continuará)

ATRAPADA

Heart Industry

Me duele la cabeza. El día ha sido duro, la semana agotadora. La reunión de elecciones sindicales me ha robado mucha de la energía disponible. Entro en el coche, cierro unos instantes los ojos y me digo: por fin he terminado. Me equivoco, un monumental atasco me espera impaciente para engullirme y poner a prueba la resistencia de mi malherido y agotado sistema nervioso. Entre frenada y frenada evoco lo vivido, no las estrategias, sino las posturas, y la necesidad que tenemos de decir siempre la última palabra, de poner la guindita, y pido entre dientes no ser atrapada por la ridícula vanidad del ego, que nos convierte en caricaturas de nosotros mismos.

Quiero cambiarme de carretera, no puedo moverme, siento una sensación de claustrofobia y tengo que reprimir los deseos de abandonar el coche en medio del atasco y salir corriendo. Evoco otro momento estelar de la semana, una negociación donde tuve que desplegar las mejores artes de jugadora de mus, para hacer creer a la otra parte que tenía una batería de pruebas para masacrarles en el juicio, echándoles un órdago a grande con cuatro pitos y conseguí que pasaran por el aro. Un éxito rotundo, sin duda, sino fuera porque la inicial alegría de mi cliente dio paso a un “podíamos haber conseguido más”, siguiendo la premisa de que la felicidad nunca está donde tu te encuentras.


Avanzo lentamente y a trompicones, como el día, como la semana, como la justicia, como mi dolor de cabeza y consigo finalmente atravesar el túnel, al final del cual está la luz del día, el tráfico fluido, el fin de semana y el ansiado descanso

EL SUSURRO DEL DUENDE (15ª entrega)

mariasimó


- Tomate la leche que vamo´a llegar tarde a la ecuela – Chelo fregoteaba en la cocina mientras Diana mantenía una animosa conversación con su duende, sin percatarse, siquiera, de que tenía su desayuno en la mesa.

¿Onde andará el Jonathan? Este pensamiento recurrente daba vueltas y vueltas como un bucle por la cabeza de Chelo, ese hijo descarriado que le había arruinado la vida, le había robado la tranquilidad y el poco dinero del que disponía. Chelo pensaba que si ella hubiera tenido estudios, a lo mejor hubiera podido educarlo mejor. Su mente se disipaba en nubes de ilusión, imaginando a su Jonathan hecho un ingeniero o un médico, un hombre importante y sobre todo un hombre respetado, pero rápidamente bajaba a la cruda realidad y en su lugar se encontraba un pelele masacrado por las drogas.

Ahora con Diana jugaba a ser la madre que quiso y no pudo. Volcaba en ella todo su cariño y le enseñaba todo lo que no aprendieron sus hijos, Diana era la niña de sus ojos, la última oportunidad que la vida le brindaba para regalar su instinto maternal.

Chelo observaba atentamente a la niña, mientras secaba las cazuelas que acababa de fregar

- ¿Pero no te das cuenta que hablando sola, los muchachos de tu e´cuela te van a tomar por loquita perdia?????

Diana no le prestaba atención, estaba demasiado ocupada con su amigo el duende, a pesar de ello Chelo prosiguió:

- No, si va a tener razón tu padre, que esas fantasías no te van a traer nada bueno, se van a reir de ti, -

Diana detuvo su conversación al instante y se volvió hacia Chelo preguntándole:

- ¿por qué se van a reir de mí?

- Porque te inventa´ las cosas y te van a llamar Diana La Fantasiosa –

- Yo no me invento nada. Yo no tengo culpa de que vosotros no los veáis. – replicó la niña.

Chelo se agachó a guardar las cazuelas en un armario de la cocina, cuando se produjo un magnifico estruendo seguido de una lluvia de platos que se estrellaban contra el suelo.

-¡¡¡Virgen del Amor Hermoso!!! – acertó a decir Chelo, llevándose las manos a la cabeza, tras comprobar el destrozo de la vajilla, ante la mirada asombrada de Diana que no se había movido de su sitio.

(Continuará)

EL PLACER DE VIAJAR

Foto: Carlosctv

Sienta francamente bien hacer un alto en el camino de vez en cuando. No conozco mejor terapia para aliviar la tensión del trabajo diario que cambiar de aires.

Una fabulosa comida en Lerma, unas deliciosas trufas de las clarisas y un paseo nocturno a la orilla del mar en Fuenterrabia, son suficientes para que el stress que reside en mi azotea se aburra y se vaya a buscar nuevos inquilinos con los que ensañarse.

Todo ello acompañado de una estancia en un palacio del siglo XIV-XV, sin niños, me hizo olvidarme durante tres días de quien era, de donde venía y adonde iba. Aunque yo soy un alma de montaña reconozco los efectos sedantes del murmullo de las olas en mi sistema nervioso y la calma que me dejó un largo paseo por la playa de la Concha no creo que la proporcione ningún tranquilizante al uso.


Sin prisas y sin planes, pasé tres días entre Fuenterrabia, San Juan de Luz y San Sebastián que me dejaron el alma serena y la mente quieta. La suerte de poder vivirlo con Juan y compartirlo con buenos amigos como Antonio y Almudena añade un dulce sabor a la serenidad del caminante y al placer de viajar sabiendo que el propio viaje es el destino.

MICRORRELATO DE MARZO


(24.03.2010) Ha sido seleccionado también este mes. Que digo yo ..... que......por probabilidades..........¡tendrá que ganar alguna vez!!!! ¿no?

Este es el microrrelato que he enviado este mes. No, no, esta vez lo cuelgo sin haber sido seleccionado, bueno, ni éste ni ninguno, porque todavía no han empezado a publicar los que van seleccionando.

¿Que por qué lo cuelgo entonces? Porque mañana es el día del padre y está dedicado a uno. Porque este relato salió sólo, como si la historia flotara en el ambiente esperando a que alguien la atrapara y la escribiera. Porque las palabras obligadas se encajaron solas en su sitio como unas piezas de un puzzle, diluyéndose silenciosamente en el texto y sobre todo porque este microrrelato me gusta especialmente, no se porqué, pero me gusta. Ahora sólo queda que os guste a vosotros también.

Las palabras obligadas eran ofrenda, fotografía, argumento, sobreseimiento, causa.

ÉSTA POR PAPÁ

“Ésta por papá” usabas como argumento para que me tomara la papilla y te funcionaba. Con el paso de los años, la cosa cambió, bastaba que quisieras algo para que yo hiciera lo contrario, ¿por qué no te haces ingeniero? y me hice abogado. Después no hubo después, ese mal nacido bebido y sin carnet te llevó por delante y ni nos despedimos. Nunca entendí como el juez pudo dictar el sobreseimiento de la causa, ante la pasividad absoluta de nuestro Letrado. Ahora lo ha vuelto a hacer, pero esta vez todo va a ser distinto, no va a escapar. Me visto la toga, rigurosamente negra para la ocasión, coloco tu fotografía en el atril como si fuera un altar, como un ritual te observó y finalmente antes de salir hacia el tribunal hago mi personal ofrenda: “Ésta por papá” .

LA CARTA


Allí estaba, oculta entre el taco de cartas que había dejado la cartera, enterrada entre facturas, cartas de Procuradores y la ingente publicidad que te promete el oro y el moro a cambio de que compres.

Venía en un sobre distinto, fuera del convencional por eso, quizá, me llamó la atención. Era una carta del Colegio de Abogados que me recordaba que este año cumplo 25 años en el oficio y con tal motivo me invitaban a una ceremonia organizada para la ocasión donde me entregarían un diploma a la vez que a mis colegas contemporáneos.

No cuenten conmigo para la ceremonia, no me gustan estos actos institucionales de pompa y boato y de culto al ego, donde un señor que no te conoce de nada te dedica un discurso cargado de frases rimbombantes sobre la consagración de tu vida a la abogacía y donde un grupo de colegas, a los que, a muchos de ellos, ni siquiera conoces, te aplauden a rabiar mientras sales a recoger el diploma. No, no, gracias, a mi no me pillan en una de estas.

Después de 25 años vistiendo la toga y escudriñando el alma humana, conviviendo con sus miserias y con sus grandezas, sólo creo en las celebraciones que salen del corazón, éstas no me las suelo perder, pero huyo, como de la peste, de los eventos de plexiglás que bajo su grandilocuente fachada no albergan nada.

Agradezco el gesto del Colegio Profesional pero agradecería más que en vez de darme un diploma por incombustible, pertinaz y madurita, me rebajaran la edad de jubilación, que una está ya muy trabajada.

EL SUSURRO DEL DUENDE (14ª entrega)

Hisie


Empezaba la semana enfadada con el mundo, el cielo hacía juego con su ánimo. Los nubarrones que sentía dentro tenían peor pinta que los que suspendían en el cielo. Saludó con un simple gesto a Damián, recogió el correo que acababa de llegar y tomó el ascensor decidida a resolver como primer punto del orden del día el asunto de Arturo Hidalgo.

Tomó el pasillo en dirección al despacho de Esteban y entró en él sin ni siquiera llamar a la puerta.

-¿Ya le has devuelto el dinero a Arturo Hidalgo?- le espetó sin un previo saludo.

Esteban dobló el periódico que estaba leyendo y observó a Laura con una sonrisa amplia que dejaba al descubierto una dentadura donde predominaban las piezas enfundadas. - Estás un poquito estresada este Lunes o ¿me lo parece a mi?-

Laura pidió disculpas por la manera en la que había entrado al despacho de Esteban y volvió al ataque: - Ya has devuelto ese dinero ¿no? –

- No, ni pienso devolverlo –

Laura empezó a inquietarse. – Mira Esteban, a saber de donde viene ese dinero, nos vamos a meter en un auténtico lío, devuélvelo y olvidémonos de Arturo Hidalgo -

- Para una vez que la oportunidad de ganar dinero fácil llama a nuestra puerta, no la voy a dejar escapar –

- Pero ¡te has vuelto loco! ¿no ves que somos unas marionetas en su juego? ¿tu crees que merece la pena arriesgar nuestra carrera profesional por 100.000 puñeteros Euros? –

- Por supuesto que no, por 100.000 no, ya los hemos ganado sin hacer nada, pero podemos hacernos con mucho, mucho dinero gracias a este asunto. -

- No cuentes conmigo en este tema, lo siento - dijo Laura levantándose de la silla y disponiéndose a salir del despacho.

- ¿Te crees por encima del bien y del mal? Piensas que tu nunca te venderías, pero te equivocas, todos tenemos un precio, tú también, aunque pienses que no - dijo Esteban

- Es posible pero yo no vendo mi alma por 100.000 cochinos euros – contestó Laura con un enfado manifiesto – y me cuesta creer que a estas alturas hayas podido caer tan bajo.

La conversación fue interrumpida por el teléfono, Marga, la secretaria de Laura, le advertía que tenía a Arturo Hidalgo en línea esperando hablar con ella.

- ¿Contigo?- se extrañó Esteban.

- Marga dile que no voy a hablar con él ni ahora ni nunca, pero, ya sabes, díselo de esa forma tan sutil y elegante que tu sabes.- le respondió Laura.

Esteban se había puesto de pie, en jarras y mostrando una actitud perpleja de no comprender nada de lo que estaba ocurriendo. – Estás loca – le dijo a su socia.

- Quédate con mi parte, yo no la quiero - dijo Laura, saliendo del despacho de Esteban y cerrando enérgicamente la puerta.

(Continuará )

NO ES LO MISMO ¡QUE VA!




Hoy como si una lección de Barrio Sésamo se tratara, vamos a ver la diferencia entre estar arriba y estar abajo, entre decir que la justicia es un cachondeo y tomarse la justicia a cachondeo.

Parece igual pero no es lo mismo, ¡que va! Todos en mayor o menor medida, hemos tenido alguna vez el pálpito e incluso la convicción de que la justicia es un cachondeo: juicios que tardan años en llegar........... sentencias que no hay por donde cogerlas.....................jueces que se creen el eslabón perdido entre Dios y el hombre.......,abogados marrulleros que dilatan ladinamente los procesos........, esto es estar arriba.

Ahora veamos lo que es estar abajo o tomarse la justicia a cachondeo: el que va de pobrecito y de victima y niega ante el estrado hechos irrefutables como la autenticidad de su firma, para no reconocer su deuda, y hace que un juicio se suspenda, que se ponga en marcha una querella criminal por una falsedad que no existe y a partir de aquí el proceso se alimenta sólo, entonces es cuando se da cuenta del alcance de su mentira, y se le ponen de corbata cuando descubre que puede dar con sus huesos en la cárcel. ¡¡ Está la justicia como para gastarle bromitas.!!! Esto es estar abajo y las consecuencias de tomarse la justicia a cachondeo.

Tal vez nuestro diligente Ministerio de la Igualdad ocupado en tan enaltecidos menesteres podría dedicar una campaña para la igualdad de trato en la justicia.

Y no es que no esté de acuerdo en que todo el peso de la ley caiga sobre el mentiroso, que utiliza el entramado judicial para sus intereses, al contrario, lo aplaudo, pero el mismo trato deberían recibir los togados con puñetas y sin puñetas que contribuyen activamente a que la función de la justicia se degrade hasta tal punto que se equipare a un autentico cachondeo.

EL SUSURRO DEL DUENDE (13ª entrega)

Noa Velasco

Los graffiti de los edificios le recordaron que estaba de nuevo en la jungla. De vuelta a la realidad, a las obligaciones, a las prisas, atrás quedaba el paraíso, el reencuentro con Roberto y un fin de semana mágico e irrepetible.

Levantó ligeramente la manga de su chaqueta para comprobar que hora era y descubrió que se había dejado el reloj en Loya. Revivió el momento en que Roberto se lo había desabrochado de su muñeca diciéndole –aquí no te hace falta reloj – y tuvo la sensación de que había sido un olvido de su subconsciente que deseaba que el tiempo se hubiera detenido para siempre en el fin de semana.

- Ya estamos aquí - gritó Laura subiendo las escaleras del garaje.

Luis no estaba en casa. Se derrumbó sobre la cama, cansada del largo viaje agradeciendo que él no estuviera. Tenía aún muy presentes los momentos vividos con Roberto y no deseaba que la presencia de Luis interfiriera los recuerdos aún prendidos en su piel. No dejaba de creerse una traidora por sentirse bien con otro, la huella de una estricta educación religiosa se hacía nuevamente presente. La culpa respiraba en ella, se sentía ruin por haber deseado abandonarse en sus brazos, por haber querido amarle. Inconscientemente esperaba el castigo de un Dios justiciero y vengador, aunque su sentido común le advertía de lo absurdo de dicha creencia. Los párpados le pesaban tanto o más que la morriña que le estrujaba la boca del estómago y finalmente se quedó dormida oyendo a lo lejos la voz de Diana hablando en su habitación.

Estaba anocheciendo cuando se despertó. Identificó la voz de Diana que seguía hablando en su habitación. Se asomó y desde la puerta preguntó ¿Con quien hablas, cielo?. La niña dudó por un instante en contestarle la verdad a su madre, aunque finalmente decidió que era lo menos arriesgado.

- Si te lo digo ¿me guardarás el secreto? Laura levantó la palma de la mano derecha en señal de juramento y dijo – Te lo juro-

- Estoy hablando con el duende que me traje en la caja desde Loya-

Laura, aun adormilada se recostó en la cama de Diana y le preguntó: ¿y que te cuenta el duende?

- Que tiene muchos años y que él ya había vivido en Madrid una vez –

- Ah ¿si? ¿Cuándo? –

- Dice que para ellos no existe el tiempo –

- Pero si ha vivido entre nosotros, sabrá que para nosotros sí y conocerá como lo medimos ¿no? pregúntale –

- Si, vivió aquí desde 1901 hasta 1910 – transcribió Diana.

- ¡Curioso!- dijo Laura sorprendida de la desbordante imaginación de su hija, y a la vez extrañada que una niña de 6 años hiciera esa afirmación.

- ¿Dónde vivía entonces?

- En casa de un empleado del Ayuntamiento que le enseñó a leer y escribir nuestro lenguaje de signos.

Laura quería dar por zanjado definitivamente el asunto y se le ocurrió hacer una pregunta muy concreta que Diana no sabría responder y así su historia del duende quedaría definitivamente desinflada - pregúntale a tu amigo quien era Alcalde de Madrid en 1901 -

- Alberto Aguilera –

Laura supo entonces que se enfrentaba a algo más que a una fantasía.

(Continuará)

IN MEMORIAM


Hoy se ha ido uno de los grandes, un hombre sencillo y sobrio como la tierra que le vio nacer. Uno de mis preferidos, no lo voy a negar, a él le debo en gran parte mi afición por la lectura, gracias a sus novelas descubrí el fantástico universo que se encierra en cada libro.

Los grandes nunca mueren porque nos dejan su palabra y cada una de ellas está impregnada de eternidad.


Descanse en paz, maestro.


" En la vida has ido conociendo algunas cosas pero has fallado en lo esencial, es decir, has fracasado. Esa idea te deprime y entonces es cuando buscas apresuradamente un remedio para poder arrastrar con dignidad el futuro. Ahora no tendré a nadie a mano cuando me asalte el miedo.”

(Mujer de rojo sobre fondo gris)



" Se iniciaba ya el otoño. Los árboles de la cuidad comenzaban a acusar la ofensiva de la estación. Por las calles había hojas amarillas que el viento, a ratos, levantaba del suelo haciéndolas girar en confusos remolinos. Hicimos el camino en la última carretela descubierta que quedaba en la ciudad. Tengo impresos en m cerebro los menores detalles de aquella mi primera experiencia viajera.”

(La sombra del ciprés es alargada)



“La jubilación, dice un amigo de don Eloy, es como la hoja roja del librillo de papel de fumar, que te avisa de que estás llegando al final, en este caso al final de la vida.”

(La hoja roja)

"Es expresivo y cambiante el lenguaje de las campanas; su vibración es capaz de acentos hondos y graves y livianos y agudos y sombríos. Nunca las campanas dicen lo mismo. Y nunca lo que dicen lo dicen de la misma manera.”

(El camino)

Si el cielo de Castilla es alto es porque lo habrán levantado
los campesinos de tanto mirarlo"


EQUILIBRIO INESTABLE

Foto. fhuell

Nos creemos los reyes del mambo. Parece que todo está bien, queremos creer que todo esta bien, queremos creer que podemos con todo y basta con un golpe de viento para derribar nuestra fortaleza. Nuestra solidez no es más que un quebradizo e inestable equilibrio.

Tres semanas sin cocina en casa, conviviendo con las obras, el polvo y los cubiertos en el bidé, no consiguen que me inmute, sin embargo en este escenario, la plancha decide pasar a mejor vida y ese pequeño incidente desencadena toda la rabia contenida por la pérdida de la comodidad y la desaparición de ese espacio en el que abandonarse a la calma que se llama hogar.

Lo mismo pasa con la salud, un día te levantas con un dolor en una pierna que te recuerda a cada paso que andar con soltura puede ser todo un arte y tu creencia de que eras inmortal e invulnerable es fulminada por el miedo a enfermar sin remedio.

Pasamos de ser fuertes a ser débiles en una milésima de segundo, pasamos de ser los dueños de nuestras vidas a convertirnos en unas criaturas indefensas en un abrir y cerrar de ojos.


Definitivamente el equilibrio inestable en el que vivimos tiene mucho más de inestable que de equilibrio

EL SUSURRO DEL DUENDE (12ª entrega)


¿Por qué lo bueno dura tan poco? se preguntaba Laura mientras terminaba de colocar las últimas prendas en la maleta.

Tenía la misma sensación que cuando era niña y llegaba el momento de abandonar Loya para volver a Madrid. La morriña venía acompañada de un abatimiento y un nudo en el estómago que permanecía durante varios días.

Sin embargo Diana estaba eufórica, se la veía feliz, recogiendo sus juguetes y hablando sin parar.


– Mamá ¿me das una caja grande? – preguntó entrando en la habitación. Antes de que su madre contestara, Diana reparó en una caja de cartón beige con dibujos de plantas, con sus nombres en latín, que estaba en un rincón.

- ¿me puedo llevar ésta? ¡es preciosa!-

- ¿para que la quieres? – preguntó Laura.

- No te lo puedo decir – contestó Diana bajando la voz y mirando a los lados cerciorándose de que nadie más la escuchaba – pero te prometo que es para algo muy importante –

El sigilo y el misterio con que su hija adornaba su petición le resultó tan divertido que finalmente accedió a darle la caja.

Estaba metiendo la maleta en el coche, cuando apareció Roberto – ¿de marcha ya?- dijo con un tono de voz que no podía ocultar su tristeza.

- Si- contestó Laura apesadumbrada -Se acabó el fin de semana- Se miraron por unos instantes a los ojos y se fundieron en un caluroso abrazo. Laura sintió los labios de Roberto en su cuello y un escalofrío le recorrió la espalda. Se apartó lentamente de él y sonriendo le dijo –me tengo que ir –.

Era la historia de su vida condensada en un beso, la dicotomía entre el ser y el debe ser.

Cuando se dio la vuelta, comprobó que Diana ya estaba sentada en su asiento, lista para partir y a su lado la caja.

- Vuelve pronto – le dijo Roberto, acercándose a la ventanilla del coche – Te estaré esperando - .

(Continuará)

EL SUSURRO DEL DUENDE (11ª entrega)


Al principio Diana parecía intimidada, pero poco a poco, fue acercándose nuevamente al riachuelo y contestando, como una niña buena, a las preguntas que supuestamente le iba haciendo el duende.

Laura y Roberto contemplaban la escena en silencio, sentados a pocos metros de Diana.

- Esto es absurdo- dijo Laura –tengo la sensación de que os estáis quedando conmigo tanto Diana como tu ¡No hay nadie en el arroyo! –

- ¿Cómo puede ser que un científico de prestigio como tu, crea en hadas y duendes? Roberto, definitivamente te estás quedando conmigo -

- Ahora la que te equivocas eres tu, si algo he aprendido en todos estos años es que las incógnitas son muchas y pocas las respuestas. De la existencia de los elementales no me cabe ninguna duda, a riesgo de ser tomado por loco, ¿por qué no puede haber formas de vida distintas a las nuestras? ¿porque exceden de nuestros cánones de raciocinio? Tal vez nuestros ojos han perdido la cualidad de ver lo que no entra dentro de lo que se cataloga como “realidad”. -

Diana seguía ensimismada al borde del riachuelo. El duende había acaparado toda su atención, le escuchaba con absoluta entrega y a veces ella le contaba detalles de su vida que probablemente él le preguntaba.

Laura se quedó pensativa tras escuchar a Roberto. Tal vez su amigo tuviera razón, ella misma, sin ir más lejos, llevaba una vida salpicada de incidentes extraños e inexplicables, sobre los que ya había dejado de hacerse preguntas hace tiempo.

Los últimos rayos de sol se filtraban entre las ramas de las hayas, creando un arco-iris de intensa belleza cuando en su trayectoria encontraba hojas impregnadas del rocío de la mañana.

- Deberíamos ir pensando en bajar si no queremos que se nos haga de noche en el bosque – apuntó Roberto-

- No, por favor, yo no me quiero ir – lloriqueó Diana

-Se está tan bien aquí, que podría quedarme para siempre en este lugar– dijo Laura.

- Pues ya sabes – le contestó Roberto mientras se ataba los cordones de sus botas – sólo tienes que beber el agua del arroyo –

(Continuará)

EL OGRO DE LA TOGA



En esta era de intolerancias en la que vivimos, intolerancia al gluten, intolerancia a la lactosa, intolerancia religiosa......yo también padezco de este mal, concretamente en su variante de intolerancia a los jetas y aprovechados.

Que todos andamos a la cuarta pregunta con esta crisis, es evidente, pero que hay unos cuantos que quieren hacer su Agosto con ella, también.

Los hay que sólo tienen dinero para lo que les interesa, son capaces de deber una importante cantidad en concepto de honorarios a mis compañeros del área fiscal y pagarme religiosamente a mi, que soy la cara menos amable del despacho. Cuando descubren que no soy tan feroz como me pintan, deciden cambiarme a la categoría de “no te pago porque no me da la gana” y paso de ser el ogro de la toga a despedirse de mi en una conversación telefónica con un “ciao bichito”. ¿¿bichito??.

Esta visto que con frecuencia se confunde la amabilidad con la estupidez y el “bichito” se transforma en una hidra policéfala rugiendo por todas sus bocas, enseñando sus dientes y recordando a quien parece olvidar, que es menester que pague sino quiere encontrarse de nuevo con el ogro de la toga.


¡¡Que cruz!!!

EL SUSURRO DEL DUENDE (10ª entrega)


- ¿ Porque me preguntas eso?- dijo Roberto quitándose las botas y los calcetines, frotando la planta de sus pies contra la hierba – ya sabes que si, no sólo creo en ellos sino que los pinto –

Laura le imitó, quedándose descalza sobre la hierba e insistió - ¿pero los ves? –

Roberto, sentado sobre la hierba, abrazando sus rodillas, la miró con absoluta ternura y sonriendo le dijo: -¿qué han hecho contigo, princesa? –

Laura se sintió incomoda con la pregunta de Roberto, se tumbó en la hierba y no contestó.

- ¿Qué queda de la chica sensible e intuitiva que yo conocí? – insistió Roberto.


En el fondo esa pregunta había dado en el centro de la diana, había ido directa a la batalla que llevaba librando desde su infancia entre lo racional y lo emocional, entre la realidad que veía y la realidad que sentía, entre lo que debía ser y lo que era.

El mundo de Laura era el mismo que el de Diana, aunque no lo quisiera reconocer abiertamente, ella también había sido una niña especial que no sabía que lo era, hasta que descubrió que el resto de los niños de su edad no oían voces que flotaban en el aire en ciertos lugares, como ella; ni tampoco veían los colores que emanaban de las personas, como los veía ella; ni, por supuesto, soñaban la noche anterior lo que iba a pasar al día siguiente.

Cuando comprobó que esas cosas, que creía normales, sólo le pasaban a ella, decidió no hablar de ello con nadie, tan sólo Roberto y Luis lo sabían. El primero porque se enteró antes de que Laura decidiera sellar su boca definitivamente sobre este asunto y el segundo, porque ella misma se lo confesó en una noche de pasión y secretos, confesión de la que se había arrepentido muchas veces porque Luis, aprovechaba cualquier ocasión para hacer bromas sarcásticas y despectivas de esa facultad de su compañera.

Laura había apostado por abrazar la normalidad socialmente aceptada y había intentado sepultar sus “rarezas” durante toda su vida, pero, a pesar de sus intentos, afloraban a menudo con la fuerza de lo prohibido.

- Sigo siendo la misma, aunque tu no lo creas – se defendió Laura. – he pulido algunas cosas, he cambiado otras, me he deshecho de las que me estorbaban para vivir, pero, en esencia, sigo siendo la misma de siempre- .

- Pues yo creo que ese camino que has elegido, te está matando, la rigidez de las normas y ese envarado e inflexible mundo de la justicia en el que te mueves, acabará transformando tu corazón de hada en una piedra – le dijo Roberto con una solemnidad que a Laura le pareció una severa advertencia.

- Te equivocas y no sabes cómo – le respondió Laura que seguía sin perder de vista a Diana que hablaba animadamente con vete a saber quien.

- Además, desapareces del mapa durante veinte años y cuando vuelves ¿te crees con el derecho de juzgar la vida de los demás? – el enfado de Laura era manifiesto.

Roberto le tomó la mano y le dijo – Discúlpame, no pretendía hacerte daño, tienes razón, soy un bocazas y tal vez he sacado conclusiones precipitadas –

Diana se levantó de repente sobresaltada y empezó muy despacio a andar hacía atrás, cuando estaba a cierta distancia del riachuelo, echó a correr hacia Laura y Roberto ocultándose tras ellos.


-¿Qué te ha pasado? – le preguntó su madre.

-Ha llegado un duende – contestó Diana asomando sus grandes ojos entre los hombros de Laura y Roberto.

(Continuará)