LA MAQUINA DEL TIEMPO



Éste se va a enterar de lo que vale un peine, y de paso, de que la tierra es redonda; que no hace falta que sea de día para que tengas luz, y que con esto que llaman aspirina te libras del dolor de cabeza. Ya verás qué cara se le queda cuando le diga que puede volar como si fuera un pájaro y comunicarse, sin necesidad de gritar, con gente que está muy lejos...eso si consigo convencerle de que mi carne, ni rustida es tan sabrosa como la de mamut.

(Nuevo intento fallido de ReC, a ver si con el año nuevo me viene una nueva inspiración o/y más suerte, que también me vendría bien)

GANADORA EN WONDERLAND



Tempus fugit

Aún doblaban las campanas cuando corrió al sitio donde tantas veces había ido con él. Allí le había enseñado a leer el cielo, a escuchar los poemas del firmamento y a reconocer los vientos favorables. Escarbó con los dedos, enterró el reloj de bolsillo del abuelo y se incorporó de nuevo a la comitiva fúnebre. Volvió de noche, y al día siguiente y al otro, pero no ocurrió nada. El tiempo no se detuvo ni volvieron aquellos momentos juntos bajo las estrellas, aunque, a veces, podría jurar que era el abuelo y no el viento quien le acariciaba el flequillo.


(Este ha sido el relato ganador de esta semana en el programa cultural Wonderland de rne4, estoy muy bien acompañada por Yolanda Nava, Lorenzo Rubio, Towanda Martín, Rafa Olivares, Asun Gárate... Así da gusto.)