Dicen que el 11 es un número maestro, es aquel al que llegan algunos iniciados tras evolucionar por el camino de la vida. No se si alguno de los once que nos juntamos en Costa Ballena bajo la hospitalidad de Ovi y Mariluz eramos iniciados pero lo que es seguro es que todos llevamos recorrido mucho trecho vital como para no saber que la clave está en exprimir al máximo los buenos momentos y así lo hicimos. Entre puestas de sol, tortillitas de camarones y tostadas sin gluten saboreamos a sorbitos la chispa gaditana; aprendimos a distinguir entre comparsas y chirigotas y recorrimos la ciudad entre las calles estrechas disfrazadas de carnaval. Nos echamos unas buenas risas con Maritina que con acento francés y gracia española nos relató las andanzas de Mariluz y sus sicarias cuando era niña y la larguísima respuesta de Ovi a una pregunta la mar de corta. El número 11 da cabida a todos, a la energía de Maite, a la mirada de niño que ha librado mil batallas de Chema, a las respuestas contundentes y cortantes de Juan Miguel y a las ganas de integrarse y de entender nuestro idioma de Franck. Compartí confidencias y momentos off con Marisa, la mujer que acaricia todas las palabras que salen de su boca y descubrí de nuevo el cariño guardado en el tiempo y en la distancia de Ángel. Instantes para recordar, películas que adivinar, risas que compartir y días guardados ya para siempre en el rincón donde habitan mis momentos felices.Gracias a todos los que lo habéis hecho posible.
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