Debí
imaginarlo cuando empezaron a hacerme esas preguntas «¿Así que
eres capaz de leer una sentencia de 250 páginas en una hora?»
«¿Cómo? ¡Solo te ha llevado un día solventar un sumario de 1000
folios!» Mira que me lo tenía dicho mi madre: «No te signifiques,
que vas a tener problemas» y siempre terminaba dándome un meneo
«tan listo, tan listo y no te enteras de nada» Creía que estaban
encantados conmigo cuando me contrataron en el bufete, número 1 de
la promoción, cinco idiomas, premio extraordinario de carrera, como
iba a pensar que todos los miembros del despacho estaban confabulados
contra mí y ciegos por el dinero, la mayor pandemia de este siglo,
iban a cambiar las cuatro paredes del despacho por las praderas de
Silicon Valley y ofrecer mi ADN para reproducir mi secuencia en todos
esos robots. ¡Quiero volver a casa! ¡Mamá!
Relato presentado al Concurso de Microrrelatos de Abogados del mes de mayo, con poca suerte. Las cinco palabras obligatorias eran: solventar, pandemia, pradera,meneo,ADN