COMO UN LAMENTO (9ª entrega)

Imagen Clau Ra.- Flickr

En estos fríos días de invierno procuraba ponerse a cubierto. El mal tiempo le atacaba el ánimo y le sobrevenía un tremendo mal humor. Su terapia era aislarse en casa, se sentía muy a gusto en ella., era su reducto de paz y la había convertido en el arca de sus tesoros.

Una estantería rebosante de sus trofeos en artes marciales y otra donde se exhibían sus cincuenta y cinco plumas de colección, ocupaban los lugares estelares del salón. El resto de los rincones estaban ocupados por sus libros, todos perfectamente ordenados por materias y autores. La música brotaba por todas partes, había instalado altavoces en todas las estancias para no perderse ni una sola de las notas de los conciertos de Tchaikovsky, Brahms y Beethoven que escuchaba una y otra vez, un día tras otro.

Era su espacio y no lo compartía con nadie, había prescindido incluso de una asistenta que venía a limpiar, desde que se le ocurrió sacar los libros de su sitio, pasarles el plumero y volver a colocarlos sin orden ni concierto. Empleó semanas en volver a reponer el orden establecido.

Era un alma solitaria, un espíritu cultivado, un ser en constante búsqueda que no encajaba dentro de los cánones de la normalidad, por lo que a menudo le colgaban el sambenito de excéntrico.

Sus grandes pasiones eran la literatura, la música y ella, a la que llevaba amando en silencio durante años, idealizándola, convirtiéndola en su musa y en su obsesión, a pesar de que nunca le confesó, ni tan siquiera insinuó, sus sentimientos. Hace unos días había tomado la decisión de lanzarse a la conquista y lo había hecho de la mejor manera que sabía, con la palabra.

No se había atrevido a identificarse por miedo al rechazo, y por ello, adoptó un seudónimo para firmar sus misivas: poeta urbano.

Continuará............................

PÍO, PÍO QUE ..........


Si todavía hay alguien que piensa que el fútbol es el deporte nacional, he de decirle que se equivoca. A estas alturas, puedo afirmar, sin ningún genero de dudas, que el deporte nacional es echar balones fuera.

Desde que la Constitución española recogió el principio de no declarar contra sí mismo y no confesarse culpable, hemos elevado a la categoría de dogma el “pío, pío que yo no he sido” Y es que, para colgarse marrones nadie da un paso adelante, ahora para colgarse medallas, lo que haga falta, hasta pisarle el cuello a tu mejor amigo, si es preciso.

Mira que va a tener razón nuestro Magistrado estrella, Emilio Calatayud, Juez de menores de Granada, cuando dice que cómo hemos pasado rápidamente de la dictadura a la democracia, no hemos encontrado el punto de equilibrio y hemos transformado la prohibición total en permisividad absoluta.

Yo añadiría, con el permiso de Su Señoría, que hemos pasado de ser sufridores resignados con nuestro sino y mortificados por nuestros errores a inmaduros vividores con capacidad sólo para asumir éxitos y tolerancia cero al fracaso.

Y es que somos capaces de negar la evidencia con tal de no asumir nuestros errores y lo peor de todo es que lo hacemos con absoluta naturalidad.

Ya lo decía Serrat en su canción: “ la culpa es del otro si algo le sale mal.” . y como seguía diciendo la canción y yo suscribo: “Entre esos tipos y yo hay algo personal”.

COMO UN LAMENTO (8ª entrega)

Foto Weiko.-flickr

Empezaba a oscurecer, cuando Ángeles apagó el ordenador y dio por terminada su jornada de trabajo, no sin antes revisar, por enésima vez en el día, la bandeja de entrada de su correo electrónico, por si su acosador anónimo hubiera dejado de nuevo su huella. No había ningún rastro más de él.

Los intensos acontecimientos del día le habían hecho olvidarse durante un tiempo del personaje misterioso que había arribado a su vida. Sentía pena por Matías, que había sido despedido, desasosiego porque algo en su interior le decía que ella sería la próxima y angustia por la incapacidad de asimilar todo lo que le estaba ocurriendo.

En vez de coger el autobús, decidió irse andando hasta la siguiente parada, para ver si el frío de la noche conseguía enfriar su cabeza y despejar sus ideas.

Intentó concentrarse en el sonido rítmico que salía de sus tacones cuando chocaban contra el suelo, pero tan sólo consiguió que el eco de sus pisadas le recordara que transitaba por una calle solitaria y de noche. No estaba sola, su fiel compañero, el miedo, entró en escena, tomando cuerpo y haciendo creer a su presa que alguien la perseguía. Ángeles aceleró el paso intentando huir, pero el miedo se prendió a su sombra convirtiéndose en la peor de las amenazas.

Cuando por fin dobló la esquina y salió a una calle transitada, se mostraba jadeante tras haber sido víctima de una feroz persecución, la de su propia sombra.

Llegó justo a tiempo de coger el autobús y acomodarse en un asiento libre, donde tras un largo y hondo suspiro, soltó la tensión contenida y apoyando su cabeza en el cristal de la ventanilla pensó: ¿de que estoy huyendo?:

Continuará .............................

DE OFICIO: HOMBRE BUENO


Foto art es anna.- galeria flickr


Echo de menos en las ofertas de empleo de los periódicos algún reclamo para cubrir un puesto de hombre bueno. Todavía en nuestras leyes laborales, se contempla que las partes en un litigio puedan asistir a la conciliación previa acompañados de un hombre bueno. A menudo esa función la encarna el Abogado, cuya fama y maneras, le sitúan a años luz de los valores que inspiran dicha figura.

Pero no quiero hablar de mi oficio, sino del de ellos, del de los hombres buenos, de esa especie que escasea y tanto necesitamos.

Hoy quiero hablar de los hombres que un día decidieron dedicar toda su energía a los más necesitados, se mezclaron con ellos, compartieron su miseria y les proporcionaron las claves para devolverles la dignidad perdida. Hombres que nadaron contra corriente y consiguieron mantenerse a flote frente a las presiones políticas y a los grupos de poder que nos gobiernan.

Quiero hablar de los hombres que nos han enseñado que la compasión es la llave que nos permite cambiar el mundo y la bondad la herramienta necesaria para hacerlo.

Quiero hablar de Vicente Ferrer, y con él de tantos y tantos seres anónimos que renunciaron a sus cómodas vidas, a sus exitosas carreras profesionales y abrazaron el oficio de hombre bueno.

Vicente Ferrer se ha ido pero nos ha dejado su testimonio, su obra y sobre todo la esperanza de que un mundo mejor es posible.


“¿Que necesidad tengo de buscar la verdad, si cualquier acción buena a favor de los demás contiene en sí todas las filosofías, todas las ideologías, todas las religiones, el Universo entero y al mismo Dios?”


Vicente Ferrer.

COMO UN LAMENTO (7ª entrega)

Imagen galeria flickr

Matías era el oficial más antiguo del taller, entró a la vez que Ángeles en la empresa, y le unía a ella el fuerte lazo que se crea entre dos personas que han visto crecer juntos un proyecto, que han sido testigos directos del día a día del negocio y cooperadores necesarios del mismo.

¿Te encuentras bien? preguntó mientras posaba su mano en el hombro de ella “estás tan pálida que parece que hubieras visto al diablo”

“Estoy bien”, contestó Ángeles, mientras observaba el semblante de su compañero, “tu tampoco tienes buena cara” le dijo.

Matías se derrumbó sobre la silla que estaba frente al puesto de Ángeles y lanzó con desgana y desprecio un papel sobre la mesa.

“Me acaban de despedir” acertó a decir con voz entrecortada. “Dentro de un mes me voy y encima sin un duro ¿qué te parece?”.

“Estos niñatos se han cargado la empresa, Ángeles, si Don Fabricio levantara la cabeza...................” “y ahora” siguió diciendo Matias “¿que hago yo? ¿dónde voy con 48 años que tengo? La Merce se tendrá que poner a fregar escaleras, a ver, sino ¿cómo vamos a vivir? y la Lorena que se quería ir a Inglaterra este verano..........., ¡adios viaje!”.

Matias cerró los ojos, para impedir que las lágrimas se escaparan, pero no pudo evitar que algunas se deslizaran por su rostro. Pegó un puñetazo en la mesa y exclamó, casi sin abrir los labios “Puta vida”.

Ángeles le contemplaba sin saber que decir, todavía estaba recomponiendo mentalmente las piezas del rompecabezas que le había soltado Matías encima de la mesa ¿cómo que sin un duro? ¿cómo que dentro de un mes? , Cogió la carta para ver si le aclaraba algo de lo ocurrido, y leyó rápidamente: “..........nos vemos obligados a prescindir de sus servicios por causas económicas........... la situación financiera de la empresa de absoluta falta de liquidez, nos impide poner a su disposición la indemnización que le corresponde..........”.

Se confirmaban sus peores pronósticos, Fabo y Nicolás habían optado por quitarse de en medio a los empleados más antiguos y por tanto los más caros, a precio de saldo.
Ángeles supo que tenía los días contados en la empresa.


Continuara.........................

LA DIVINA PROVIDENCIA


La semana pasada me llegó una providencia (término judicial que denomina una comunicación de un Juzgado, lo aclaro para que se vea que no tiene nada que ver con la divina) donde me comunicaban la fecha de un juicio, concretamente estaba señalado para el 27 de septiembre. Al principio sólo reparé en el día y en el mes, y me dispuse a apuntarlo en mi agenda, fue Ramón, compañero de fatigas y de profesión, el que me puso sobre aviso, era para el 27 de septiembre de 2012.

Era obvio que tenía que ser un error. Con todo y con ello, llamamos al Juzgado para confirmarlo. “Pues no, no es un error, la fecha es correcta, es para 2012” contestaron. No daba crédito a lo que acababa de oír, y es que en esta profesión no terminas nunca de sorprenderte.

Entonces caí: ¡¡Claro!! ¡¡Que listos son nuestros Magistrados!!! ¡¡Como no me he dado cuenta antes!!

Si desde que interpones la demanda hasta que se celebra el juicio pasan más de tres años puede ocurrir que en este tiempo se te haya solucionado el problema, luego el conflicto no era tal y no te hacía falta la intervención de un Juez, y adaptando el lema de un célebre humorista “No es por no juzgar, pero juzgar por juzgar es tontería”.

También puede ocurrir que pasados tres años el problema siga ahí, e incluso se haya agravado y entonces, efectivamente tienes un lío de narices, digno de un pleito y de ser juzgado. Agotadas todas las vías posibles, a Su Señoría no le queda más remedio que ponerse a trabajar.

Me ahorro las múltiples soluciones colaterales que se pueden producir, como que una de las partes se muera, o que el otro le mate, o que se coman la vaca que se disputan en una merendola, o que a la vaca se la trague la tierra y entonces ni para ti ni para mi, etc….en todas ellas, el conflicto se resuelve sólo, sin intervención judicial.

Podía hacer yo lo mismo en el despacho, cuando me llame un cliente para pedir cita, angustiado por su problema, que dice quitarle el sueño y no dejarle vivir, le digo que venga dentro de tres años, así descubriré si realmente era un problema o se quejaba de vicio. Claro que en este caso, el cliente se puede buscar otro abogado, que es lo que, sin lugar a dudas, hará, mientras que el Juez es como la familia te viene impuesta y no te puedes librar de ella ni cambiarte a otra.

Lo que son las cosas, he empezado diciendo que el señalamiento del juicio no tenía nada que ver con la providencia divina, y ahora me doy cuenta de que no es cierto, gracias a ella ocurren muchas menos desgracias de las podrían producirse como consecuencia de esta in-justicia lentísima e ineficaz que nos ha tocado vivir.

LA CULTURA DEL PELOTAZO




En los tiempos que corren no sólo están en crisis nuestros bolsillos, sino también nuestros valores, aunque ellos llevan en franca recesión muchísimo más tiempo que nuestras carteras.

A mi, como a casi toda la gente de mi generación, nos educaron en la cultura del esfuerzo y del trabajo duro como paso imprescindible para alcanzar el éxito. “Nadie regala nada” era una de las frases preferidas de mi padre y efectivamente era así, ninguna fortuna te caía del cielo si previamente no habías construido una larga escalera para bajarla.

Pero mientras que estábamos construyendo la escalera, apareció alguien que dijo tener la formula magistral para triunfar, sin necesidad de construir peldaño a peldaño. Con la mejor de sus sonrisas, nos invitó a probar un sistema rápido, seguro y eficaz para alcanzar la fortuna sin esfuerzo y nos dejó la cultura del pelotazo.

Con ella llegaron máximas como “tanto tienes, tanto vales”, el consumo frente al ahorro; las mansiones y el lujo frente a las viviendas dignas; proliferaron los vendedores de humo; los pelotazos inmobiliarios hicieron inmensamente ricos a unos cuantos; surgieron, de la noche a la mañana, personajillos que se hicieron ricos y famosos por el simple hecho de haberse acostado con alguna figura popular de las revistas del corazón.

La ley del mínimo esfuerzo llegó a nuestras escuelas; la televisión vendió su alma a los programas basura y nos acostumbramos a vivir con la corrupción como el que integra en su vida los kilos que le sobran, no presume de ellos, pero los lleva con elegancia.

Nos volvimos más liberales que nadie y si pillaban a alguien metiendo la mano en caja ajena, mirábamos para otro lado, porque al fin y al cabo todos somos humanos y todos tenemos momentos de debilidad.

Hicimos del tener nuestra razón de ser, y ahora que pintan bastos para nuestra economía, nos hemos quedado sin nada.

Todavía estamos a tiempo de volver a la cordura y seguir construyendo la escalera.

COMO UN LAMENTO (6ª entrega)

Foto Dr.S.Ali.Wasif- Galeria Flikr

Luchaba por mantener la calma, pero a duras penas lo conseguía. Carmen la observaba sin atreverse a preguntar nada. Sentía cómo los pilares sobre los que había sustentado su vida se tambaleaban, el firme bajo sus pies ya no era tal, se había convertido, por momentos, en arenas movedizas.

Por primera vez sentía cercano el peligro de quedarse sin trabajo. Su madre que en otros tiempos le aportaba estabilidad y seguridad, ahora sólo le daba problemas. Sin darse cuenta, la había ido vampirizando y había ido ocupando su espacio haciéndolo desaparecer, aunque a estas alturas, Ángeles se cuestionaba, incluso, si alguna vez llegó a tener espacio propio. Pensaba que era un gran logro llegar a ser consciente de ello, darse cuenta era el primer paso, aunque en su caso, también era el último porque el miedo la inmovilizaba y le impedía poner remedio a cualquiera de los desastres que iban saliendo a la luz.

¿Que le quedaba? Una existencia anodina, unas cuantas amigas con las que compartir las frustraciones del día a día y la angustia de ver la vida pasar, sin participar en ella.

Y ahora se encontraba con la amenaza de un desconocido, así lo vivía ella, lejos de sentirse halagada por tener un admirador secreto. Nunca le gustaron las sorpresas, siempre necesitaba tenerlo todo previsto, era una forma de sentirse segura.

Intentaba recordar cuál era el mensaje que acompañaba a las orquídeas, pero no era capaz. El vértigo se había instalado en la boca del estómago y sólo deseaba gritar su terror. Cerró los ojos por un instante, buscando la calma y sintió el calor de una mano que se apoyaba en su hombro.

Continuará...................

LA ESTELA DEL AMOR

Foto LCoronelIP-flickr



Hace algún tiempo mi hijo me preguntó: "Mamá ¿qué es lo más importante del mundo, sin lo cual no podrías vivir? "

No tuve que pensar en absoluto la respuesta, que surgió de forma espontánea: “Lo más importante es el amor, es el motor que mueve el mundo”.

La cara que puso, arrugando la nariz y levantando la ceja, hablaba por sí sola. “¿el amor? el oxigeno, mamá, el oxigeno, sin él no podríamos respirar”

“y ¿de que te sirve respirar si no tienes amor?” le contesté yo. Se quedó pensando un rato, para finalmente, encogerse de hombros e irse a jugar.

A veces tengo la sensación de que mis hijos piensan que su madre tiene unas ideas un tanto extrañas, tan sólo confío en que, cuando sean adultos, se den cuenta que mis creencias no eran tan descabelladas.

Hablo del amor como fuerza vital, no sólo del amor entre hombre y mujer o entre madre e hijo, hablo de la energía más poderosa que puede generar un corazón, una energía curativa, que trasciende y transforma todo lo que toca.

¿Habéis hecho la prueba de tratar a alguien, sin juzgarle, sin intentar encorsetarle en vuestras premisas y principios?

¿Habéis intentado relacionaros con esa persona que os hace constantemente la puñeta, como si fuera vuestro mejor amigo?

Probadlo, los resultados son espectaculares, el amor resulta ser el remedio infalible para curar cualquier alma envenenada.

No quiero caer en la cursilería ni mucho menos en el proselitismo, no me debo a ningún credo o religión, tan sólo hablo de lo que soy capaz de sentir y experimentar, y a mí, como al resto de los mortales se me olvida con frecuencia recurrir a esta energía cuando alguien me está metiendo el dedo en el ojo, pero percibo su presencia y su fuerza cuando está cerca.

Ayer, mientras estaba pagando en unos grandes almacenes, observé a una pareja que estaba a mi lado, tal vez fueran matrimonio y rondaban los setenta. La mujer parecía haber sido victima de un ictus cerebral porque tenía dificultades en el habla y en el movimiento, el marido esperaba para pagar y la dependienta se dirigió a ella interesándose por como le quedaba la prenda que se acababa de probar, ella le contestó hablando muy lentamente y de forma ininteligible en alguna ocasión. Su marido la observaba en silencio. Me sobrecogió la mirada que le dedicó, ¡había tanto amor en ella!. Después le abrochó un botón de la blusa que llevaba abierto y le acarició la mejilla con el dorso de su mano.

Las lágrimas brotaron de mis ojos sin poderlo evitar, todavía hoy me emociono cuando recreo la escena, y es que el amor posee la fuerza de dejar una estela imborrable en nuestros corazones.

COMO UN LAMENTO (5º entrega)

Foto L.Lemos-flickr


Doña Elvira, como la llamaban en el vecindario, era una mujer septuagenaria de buena planta, que había conseguido elevar a la categoría de arte, la facultad de postrar a todo el mundo a sus pies.

Afirmaba proceder de alta cuna, aunque en realidad había nacido en los arrabales. Casarse con un militar le impregnó de un halo de respetabilidad que ella usaba como carta blanca para mirar por encima del hombro al resto de la humanidad. Siempre enferma, siempre insatisfecha, siempre reclamando atención.

Había traído al mundo cuatro hijos, una hembra y tres varones. A los tres los perdió, uno de ellos en un desgraciado accidente de moto y a los otros dos cuando decidieron casarse y sus nueras no consintieron que fuera ella la que dirigiera sus vidas. Tan sólo le quedaba Ángeles, a la que se aferró como un clavo ardiendo, cuando enviudó hace ya diez años.

-No me di cuenta de cuando te marchaste esta mañana- se oyó a través del auricular.
-Estabas dormida, te di un beso y me fui, dime, que tengo mucho trabajo- contestó Ángeles.

Doña Elvira suspiro y respondió: -nunca tienes tiempo para tu madre, que triste, sólo te llamaba para decirte que, cuando vuelvas te pases por el mercado y compres algo de fruta y pescado, no quiero salir de casa con este frio, ya sabes que mis huesos se resienten-

Ángeles no tenía la cabeza en la conversación telefónica, aún así respondió: . -Bueno, a ver si me da tiempo, venga, hasta luego-.

-Se me olvidaba, ha llegado un paquete para ti- dijo su madre. -No viene quien lo manda y con los tiempos que corren, como no te puedes fiar de nadie, lo he abierto, por si acaso-.

Ángeles estaba acostumbrada a esas intromisiones en su intimidad por parte de su madre. que siguió diciendo: -Dentro hay dos orquídeas con una nota muy rara que dice “Su leyenda es tu leyenda, siento cerca el momento del encuentro”. ¿Qué significa esto? No me habías dicho que salieras con nadie-
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El corazón de Ángeles parecía querer salir por su boca, no sabía lo que estaba ocurriendo, estaba aterrada, no entendía el mensaje y fuera quien fuera, también sabía donde vivía.




Continuará........

EN TODOS LOS CHARCOS

Foto Tian.- Galeria Flickr

Cuando era niña, los tebeos, entonces no se llamaban comics, siempre tenían una página de publicidad de un Centro de Estudios a distancia, cuyo nombre estaba compuesto por tres consonantes iguales y que presentaba una extensa oferta de cursos de todo tipo y condición.

Esta página me resultaba tan interesante como cualquier otra historieta del tebeo y era parada obligatoria todas las semanas.

Imaginaba que hacía todos los cursos ofertados, o casi todos, porque los de mecánica nunca me llamaron la atención, repartidos a lo largo de las horas del día, de 9 a 10 uno, de 10 a 11 otro, de 11 a 12 otro y así sucesivamente. Me faltaban horas para hacer todos los que me interesaban. Cuando ya tenía hecho el planning, caía en la cuenta que no había dejado tiempo alguno para la comida o para el recreo y volvía a empezar intentando encajarlos todos en una jornada.

¡¡Quien me iba a decir que esto tan sólo sería un preludio de mi vida!!!!

Todas las horas del día ocupadas en distintos frentes, el despacho, los juicios, las reuniones, los niños, las clases de yoga, la Asociación, los cursos, el blog ............. y encima como no puedo estar calladita, cada vez que entro en una junta de vecinos, salgo como miembro de alguna comisión.

Charco que veo, charco en el que me meto, y no es que tenga pretensión alguna de ser el niño en el bautizo o el muerto en el entierro, sino que hay tantas cosas interesantes que puedes hacer y tantos proyectos en los que colaborar, que sería una pena dejar pasar la oportunidad de exprimir y saborear lo que la vida te ofrece en cada momento.

A menudo te encuentras con personas desocupadas que nunca tienen tiempo para nada, la sabiduría popular pone la guinda, como siempre, con esta frase

Si deseas que un trabajo se haga pronto y bien dáselo a una persona ocupada

Al final nunca hice un curso de los que venían en los tebeos de mi infancia, pero sigo haciendo el planning y me siguen faltando horas para hacer todo lo que me gustaría.


COMO UN LAMENTO (4ª entrega)


¿Te pasa algo? preguntó Carmen tras presenciar el brusco giro de Ángeles sobre su silla. “Estas pálida” remató. “No me pasa nada” respondió mientras salía del despacho, apostándose frente a las cristaleras del taller, mirando a todos y cada uno de los operarios, con actitud desafiante, interrogándoles con la mirada, preguntándose quien de ellos era el poeta urbano que le había mandado el correo.

Todavía no había conseguido tranquilizar el ritmo de su corazón, cuando oyó la voz de Fabo tras de sí: “¿No tienes otra cosa que hacer que ver como trabajan los demás? Se dio la vuelta con la intención de dar una explicación, pero tras varios intentos de farfullar una respuesta, sólo consiguió decir “ya me voy” y volvió a entrar en su oficina.

¿Quién era ese hombre? Nunca se había interesado por ella ninguno de sus compañeros ¿Sería una broma? Las preguntas se le agolpaban en la cabeza junto con la desagradable y nueva sensación de sentirse vigilada.

No tenía éxito con los hombres, o por lo menos, eso creía ella. Había tenido un par de relaciones sentimentales que no acabaron de cuajar. Con Alfredo, un compañero de Facultad vivió un noviazgo de juventud, que terminó cuando él, cansado de esperarla, se volvió a su Vigo natal, donde para superar la ausencia, empezó a frecuentar la compañía de una amiga de su hermana, con la que terminó casándose.

Luego vino Manuel, a quien le aterraba la palabra compromiso y al que consagró cinco años de su vida, en la confianza de que su amor le haría cambiar. El hechizo se rompió en mil pedazos, el día que le encontró en la cama con una de sus mejores amigas. Aún así, tuvo que pasar algún tiempo, para que tuviera la certeza de que aquella relación no podía llegar a buen puerto.

Una llamada reclamaba su atención, su madre esperaba al otro lado del hilo telefónico.

Continuará..............