COMO UN LAMENTO (2ª entrega)

(Foto Flirck)

Herederos de Fabricio González, S.L. había vivido tiempos mejores. Cuando Don Fabricio vivía y dirigía con mano recia y recta cabeza la empresa de artes gráficas que con tanto esfuerzo había levantado de la nada, todo marchaba sobre ruedas. Después vinieron sus hijos, a los que enseño con celo los secretos del oficio y les inculcó con tenacidad los principios en los que se basaba su éxito empresarial. Lástima que los herederos no hubieran captado ni una mínima parte del mensaje de su progenitor! ¡Lástima que no hubieran heredado ni la mitad del talento de D. Fabricio!.

Fabricio Jr. y Nicolás González, se habían encontrado todo hecho, no sólo no habían conocido el valor del esfuerzo, sino que se creían afortunados poseedores de la gallina de los huevos de oro. Todo salía de la empresa, el último modelo de deportivo que había comprado Fabricio Jr. o Fabo, como gustaba llamarse, la suscripción al club de golf de Nicolás, los cruceros por el Caribe, todo con cargo a la sociedad. Herederos de Fabricio González, S.L. parecía resistirlo todo y en épocas de bonanza, apenas se resentía por los abusos de sus administradores, pero ahora con la crisis, la empresa pasaba por serias dificultades económicas, agravadas por la torpeza e impericia de Fabo y Nicolás.

Ángeles había entrado en la empresa hacía dos décadas con su título de Diplomada en Ciencias Empresariales recién horneado bajo el brazo y con el encargo de llevar la contabilidad y los impuestos de la entidad. D. Fabricio la acogió como una hija, puso en sus manos el control financiero de la empresa, en cuanto comprobó su capacidad de trabajo y su dedicación y ella, por su parte, convirtió la empresa en su segundo hogar, sintiendo que su trabajo era importante y su opinión en materia económica, casi vinculante.

Era tal el grado de confianza que había entre ellos, que cuando murió D. Fabricio, Ángeles albergaba la esperanza de que se hubiera acordado de ella en su testamento, legándole una mínima parte de la sociedad, pero esto no ocurrió.

Las cosas eran muy distintas, ahora que Fabo y Nicolas dirigían la empresa. Ya no contaban con ella para los temas económicos, había pasado de ser una persona de confianza a una simple administrativa encargada de los números. Dejo de sentirse importante para pasar a hacerse invisible.


Continuará.........................

COMO UN LAMENTO (1ª entrega)

(Foto galeria Flirck)

Intentaba superar airosa el pase de revista al que le sometía el espejo. Los años se iban concentrando en el contorno de sus ojos y alrededor de su boca, el paso del tiempo también se acumulaba en otros sitios que el espejo no conseguía reflejar. Ángeles suspiró y se lamentó de las nuevas arrugas que iba descubriendo, de que nuevamente era Lunes por la mañana, y de que tan sólo disponía de un par de minutos para salir de casa si no quería llegar tarde a trabajar.

Como todas las mañanas, se acercó a la cama de su madre, le dio un beso, sin esperar respuesta, tomó su abrigo y salió de casa rumbo a la rutina que le acompañaba desde hace casi veinte años.

Siempre le había gustado el olor de las mañanas de invierno, pero últimamente ni siquiera lo percibía. Su cabeza estaba tan ocupada en otros derroteros, que tampoco reparó en el saludo del vecino del segundo que volvía, todos los días, a estas horas con el periódico y el pan.

Desde que hace tres meses cumpliera los cuarenta, estaba sumida en un mar de dudas y de tristeza, que le impedía ver lo que transcurría a su alrededor. Nunca le había importado cumplir años, lo vivía con total naturalidad y con indiferencia, pero desde su último cumpleaños, su visión de la edad, había cambiado. Sin saber como ni porqué, de repente había tomado conciencia del tiempo vivido, había mirado hacia atrás y no le había gustado lo que había visto, desde entonces una sensación de angustia se había instalado en la boca de su estómago.

El autobús se retrasaba, al final iba a llegar tarde. La parada estaba repleta de gentes somnolientas alineadas en rigurosa fila india. El humo de un cigarro que se deslizaba por la fila, finalmente se coló en su nariz y le transportó a los domingos de su infancia, al olor del tabaco que fumaba su padre mientras oía los resultados deportivos en la radio, a los lamentos de su madre, siempre haciendo punto, siempre suspirando, siempre maldiciendo su suerte.
-¡Señora que no tengo todo el día! ¿va a subir o que?-. La voz ronca del conductor del autobús le devolvió bruscamente a su ahora. Se hizo hueco como pudo entre los pasajeros que hacían equilibrios para mantenerse en pie en cada curva e intento aliviar su angustia refugiándose en una conversación que mantenían dos señoras sobre la dureza de sus vidas, aunque las penas ajenas no consiguieron hacerle olvidar las propias.

Bajó del autobús sin darse cuenta, como una autómata recorrió los doscientos metros que le separaban de su empresa y desapareció tras unas puertas de hierro que guardaban celosamente el interior de la nave.
Continuará...........

NOVELA POR ENTREGAS



¿Y si publico en mi blog una novela por entregas??? Llevo tiempo dándole vueltas a esta idea, una historia a plazos, un relato abierto que ya he empezado pero que ni siquiera yo sé como terminará.

Un cuento que va ocurriendo según se va contando, una ficción dosificada, una trama fraccionada.....................


¿te apuntas a seguirla?

QUISIERA CONTARTE II

Quisiera contarte que cada mañana al levantarme me recuerdo la necesidad de ser fiel a mi misma, para que nunca se me olvide.

Quisiera contarte que sigo pensando que hay que luchar hasta la muerte por aquello en lo que crees.

Quisiera contarte que cada día que pasa me siento más vulnerable al dolor y a la emoción, sean tuyos o sean míos.

Quisiera contarte que vigilo mi sombra a cada instante para que no crezca y no gane terreno a la luz.

Quisiera contarte que procuro educarme a mi misma para así poder educar a mis hijos.

Quisiera contarte que le planto cara al miedo, para mantenerlo a raya, pero no siempre lo consigo.

Quisiera contarte que las palabras que salen del corazón me seducen y me atrapan.

Quisiera contarte que cierro los ojos para ver todo lo que siento y los abro cuando quiero ver lo que pienso.

Quisiera contarte que sigo contando mi cuento a cuantos lo queráis escuchar y tengáis en cuenta que solo cuento la parte del cuento que en mi vida cuenta.

EL SABOR AMARGO DE LA DERROTA


Uno de los momentos más amargos de este oficio es aquel en el que recibes una sentencia desfavorable, cuando estabas convencido de que allí había caso y se podía ganar.

No sólo pierdes el juicio, sino también el ánimo, y las ganas de seguir subiéndote a los estrados, y es que a pesar de los años de rodaje, una no se acostumbra a la derrota. Aunque entra dentro de las sanas reglas del juego el que unas veces se gane y otras se pierda, en realidad, cuando ocurre esto último, la regla no es tan sana como parece.

Se empieza por buscar un chivo expiatorio que suele ser siempre el abogado, que es el que está más a mano. Se sigue por cuestionar todas las líneas de defensa empleadas, a pesar de haber sido ampliamente explicadas al inicio del pleito y contar con el beneplácito del cliente. Se termina por fusilar al abogado en forma de demanda por negligencia profesional.

Y es que pasar de ser un abogado magnífico y de total confianza a un incompetente picapleitos es cuestión de segundos. Este descenso a los infiernos lo llevo con soltura y elegancia, creo que una tiene ya superada esa etapa de buscar a toda costa la aceptación de los demás. Lo que no logro superar, a pesar del mucho trabajo personal empleado en limar mi ego, es la sensación de ser vencida. Me digo en voz alta, a modo de mantra, que se aprende más de los fracasos que de los éxitos, pero en cuanto me descuido me sorprendo pensando en el delicioso sabor de la victoria.

En el fondo subyace ese afán de perfección que me acompaña, que se adhiere fuertemente a mi garganta entrecortando la respiración y que se encarga de analizar en cada ocasión si doy la talla o no la doy, olvidándose de que muchas veces, el éxito no sólo depende de ti.

Ya lo decía Epicteto, uno de mis filósofos favoritos “Si no tienes ganas de ser frustrado jamás en tus deseos, no desees sino aquello que depende de ti.”

Con todo y con eso, si me dan a elegir, prefiero ganar.

SOTO ES MI SECRETO

Foto: Carlos Luna.Galeria Flirck



En cuanto se presenta la oportunidad huyo de este ajetreado Madrid y me refugio en él. Un lugar donde la naturaleza bebe en tu mano, donde el paisaje se te mete por cada poro de la piel, destilando belleza y quietud, donde el silencio está por todas las esquinas, y envuelve la noche con su manto, sobrecogiendo el sueño.

Por no haber no hay ni cobertura de móviles, ni tiendas, ni locales de ocio, tan sólo casas de piedra, picos nevados, bosques y vegetación salvaje que amenaza con engullir el pueblo. Un pueblo que no me vio nacer, pero sí crecer, verano tras verano, y me vio echar raíces, de esas que crecen y se arraigan, firmemente, en el lugar donde vives los mejores momentos de tu infancia.

Este es mi refugio privado, mi secreto. Cada mañana como un ritual, me adentro en su bosque de hayas, para escuchar las voces de los que lo habitan, la ladra del corzo, el crujir de las hojas secas bajo mis botas y para contemplar el arco iris que regala el sol a esa telaraña mojada por el rocío de la mañana, tejida entre las hojas de un acebo. La magia del bosque me envuelve y me sugiere que unos duendes me espían. No pierdo la esperanza de poder verlos algún día.

Para mí en este pueblo están las puertas del cielo, aunque para algunos de sus vecinos sea la antesala del infierno. Dicen que no hay futuro en esta tierra, y el silencio que yo tanto ansío, se torna para ellos en irrespirable soledad. Anhelan todo aquello que yo desprecio y desprecian todo lo que yo anhelo.

Soto es mi secreto, sus lazos me tienen fuertemente atada a sus encantos, a su gente y a su historia, yo procuro sacar brillo a sus valores y él me recompensa convirtiéndose en mi remanso de paz.


ME VOY UNOS DIAS


20 AÑOS NO ES NADA


A Juan

Parece que fue ayer y ya ves, hoy hace 20 años que decidimos emprender juntos el camino, yo de blanco, como mandaban los cánones, tu de terno oscuro, casi negro, yo preocupada porque todo saliera bien, tu disfrutando del momento, cada uno en su papel.

No teníamos nada, ni siquiera en común, tan sólo ilusión, una vida por delante y unas irrefrenables ganas de comernos el mundo juntos.

Poco a poco, día tras día, fuimos haciendo un molde a la medida de los dos. Me acostumbre a tu presencia, a hacer hueco para tus colecciones, a encontrar tus herramientas por todos los rincones y a vivir con tus despistes.

Deje de preguntarme como era posible que confundieras los nombres de personas a las que veías diariamente, cuando comprobé que nadie nunca me había mirado como tú lo hacías. Todavía hoy tus miradas me hacen sentirme como una diosa.

La irritación que me producía tu manía de traerte a casa cualquier trasto viejo que encontrabas, se fue convirtiendo en fascinación al ver tu capacidad de transformarlo en una pieza única.

Es verdad que sigo jurando en arameo cuando te levantas al amanecer armando ruido, pero es que no creo que consiga acostumbrarme nunca a tus madrugones, como tu tampoco a mi manía de llegar siempre tarde a todos los sitios,

Sin darme cuenta, te has ido colando por todas mis rendijas, has llenado mi vida de amor y sólo puedo decirte que ha sido un verdadero placer compartir estos 20 años contigo. Se me han pasado en un pispás, y es que ya lo dice el tango “Que veinte años no es nada”.Si pudiera pedir un deseo hoy, sería pasar otros veinte a tu lado.