CUANDO APARECE LA ILUSION




Margot era una mujer de esas que nunca se olvidan. Un tornado recién llegado de Chiapas que fue a parar a un pueblo de Albacete. Recuerdo el revuelo que se armó la mañana que llegó y se presentó ante unos como santera y ante otros como hechicera. Se asomó al balcón de la que iba a ser su casa y ante la mirada recelosa de todos los allí congregados para cotillear, exclamó “Padrísimo”. Al día siguiente sacudió una manta con dibujos florales por el balcón y la plaza quedó repleta de margaritas y claveles. Unos días después, sacó al balcón una toalla con un mar y palmeras, y las eras se convirtieron en playas de arena blanca y aguas cristalinas. Después vinieron los manteles con cestos de fruta y ricos manjares. Las viejas del lugar no pararon hasta que el cura habló con ella y la invitó a irse por donde había venido. Y se fue, pero antes sacudió por el balcón una sábana grande con un dragón que anduvo aterrorizando al pueblo hasta que el SEPRONA logró reducirlo. Ya nada es igual desde que ella no está.