A
punto de alcanzar la cumbre, un molesto y persistente zumbido
alrededor de su oído, le despertó. Inició la persecución por la
habitación, saltando por encima de su mujer, que roncaba como un
sochantre y no pudo darle caza. Apoyó la cabeza en la almohada y
enganchó de nuevo el mismo sueño pero el zumbido volvió y decidió
poner fin a su pesadilla sin salir de ella. Lo atrapó, lo aplastó
una y otra vez hasta que se cercioró de que no podría picarle más.
Cuando despertó, la cama estaba revuelta, llena de sangre y ella ya
no respiraba.
Este micro participó en el III Certamen de Microrrelato Realidad Ilusoria, y quedó entre los veinte preseleccionados. El oro se lo llevó Elisa de Armas; la plata, Gabriel Bevilaqua y el bronce, Rafael Olivares.
¡Enhorabuena a los ganadores!