COMO UN LAMENTO (21ª entrega)

Imagen Oscar Palmer

Optó por llamarla con su teléfono movil, para abortar el espionaje materno. - Hola Marta ¿te pillo en buen momento? Necesito hablar contigo.- Su interlocutora se sorprendió: ¿te pasa algo?. Ángeles se desinfló: -me pasan tantas cosas que no se por donde empezar-

-Pues relájate y empieza por el principio que tengo todo el tiempo del mundo para escucharte-

-Me han despedido del trabajo y me dicen que no me pagan la indemnización porque no tienen dinero............., he discutido con mi madre y le he dicho cosas que nunca pensé que me atrevería a decirle .................... me sale un admirador anónimo que me vigila, me envía flores con mensajes enigmáticos y me manda correos electrónicos firmando como poeta urbano y no tengo ni la menor idea de quien puede ser y para colmo, creo que esta misma tarde mi empresa me ha suprimido mi cuenta de correo electrónico y posiblemente me haya retirado el ordenador.

- ¿Qué esperabas? contestó Marta – si el correo es de la empresa y el ordenador también, es lógico que te lo quiten, estás despedida, querida.-

- Si, pero dentro de un mes, es uno de esos despidos por causas económicas - aclaró Ángeles.

- Pues, que quieres que te diga, a lo mejor hay que darte la enhorabuena en vez del pésame - concluyó Marta.

- Da gusto tener amigas como tu, mi vida se derrumba y tu te alegras -.

- Seamos sinceras, tu vida ya se había derrumbado hace tiempo- dijo Marta con una voz que pretendió llenar de ternura sin conseguirlo.

- ¿Y la tuya? ¿hablamos de tu vida?- le espetó Ángeles con gran enfado.

Un silencio espeso y eterno se impuso en la conversación hasta que Marta lo atravesó diciendo. - Ángeles, llevamos juntas toda la vida, lo sabemos todo la una de la otra y efectivamente mi vida no es un ejemplo a seguir, pero ahora estamos hablando de la tuya y de la oportunidad que tienes de cambiarla.-

Ángeles permanecía callada y su amiga prosiguió: -Tal vez sea el momento de construir otra realidad.-

- Yo te llamaba para que me buscaras un buen abogado, quiero llevarme mi hucha, voy a ir a por todas y a por la máxima indemnización posible, porque no me creo que estén en las últimas como pretenden hacernos creer a los empleados - .

-No me has escuchado, yo te hablaba de mucho más que de dinero, te hablaba de cambiar tu vida – insistió Marta

Ángeles se mostraba inquieta e incómoda –te he escuchado pero para cambiar mi vida necesito dinero, búscame un buen abogado, por favor, y luego ya hablaremos.-

Cuando colgó el teléfono le asaltaron unas irreprimibles ganas de llorar, su amiga tenía razón, era el momento de hacer un cambio de sentido en su vida, pero ¡sentía tanto miedo ......!

Continuará....................................

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EL FINAL DEL VERANO

Foto Alvaro Oporto.- Galeria Flickr



Se acabó. Mis vacaciones han llegado irremediablemente al final y yo sin enterarme y lo que es peor, todo el verano enfurruñada por la falta de tiempo libre para disfrutarlo o incluso desperdiciarlo como me venga en gana.

Me debo estar haciendo mayor y cascarrabias, pero como dije en un post anterior, este verano presento un cuadro de egoísmo agudo, que no es, ni más ni menos, que el contagio de un virus asentado en esta tierra hace unas cuantas generaciones.

La vida en estos parajes era muy difícil antaño, inviernos interminables, grandes nevadas, pésimos accesos, este era y es, un lugar alejado del mundo. Estas circunstancias hacían que sus vecinos se apoyaran unos en otros, se ayudaran e incluso, en alguna ocasión, surgía un alma noble que volcaba su energía en mejorar la vida de los lugareños, financiando lavaderos, carreteras de acceso y apostando por el futuro de esta tierra, dotándola de una Escuela que era la envidia de la provincia tanto por sus instalaciones como por la calidad de su enseñanza.

Pero llegaron la lavadora, el coche y las pensiones y se fastidió el invento. Las gentes de esta bendita tierra empezaron a creer que ya no les hacía falta nadie, y la suerte que corriera el vecino no era nunca asunto suyo. Se aferraron a sus propiedades y a sus miserias y se olvidaron de que había vida más allá de su propio ombligo. Se olvidaron de los lavaderos, del jardín botánico, del molino, de la fábrica de la luz, de la Escuela, de la generosidad y de la ayuda desinteresada, y se acostumbraron a vivir entre las ruinas de su propia desidia, hasta que un grupo de románticos, entre los que me encuentro, crearon una Asociación para rescatar del olvido el sueño del alma noble y recordar que otra realidad es posible.

Este verano, contagiada, al fin, por el virus local, tras haber resistido estoicamente durante quince años, hubiera deseado que el mundo acabara en mi propio ombligo, hubiera deseado no haber gastado ni un ápice de mi energía en luchar por algo que no se si a alguien le importa, hubiera deseado dedicar todo el tiempo a mi misma, pero no ha podido ser y lo peor es que ya no tiene remedio.

COMO UN LAMENTO (20ª entrega)

Foto lo.tangelini.- flickr

Había preparado la misiva como si no tuviera destinatario, como si tan sólo estuviera convirtiendo en palabras sus sentimientos para que él mismo los reconociera, como si estuviera delante de un espejo, esperando ver la imagen de lo invisible, de lo intangible, de la nada.

No sabía como lo recibiría ella, tal vez esto podría ser el fin de algo que nunca empezó, pero quería correr el riesgo de dar cuerpo a lo etéreo, y si salía mal, siempre podía seguir amándola como hasta ahora, en silencio. Se preguntaba si realmente ella sería como él la había creado, si era realmente una diosa dispuesta a amar a un vulgar mortal.

No le quedaba más remedio que contestar a la pregunta que ella le había hecho, “¿quién eres?” en definitiva, había sido él quien había empezado el juego. Releyó por última vez la respuesta, antes de mandarla, contuvo la respiración por unos segundos y pulsó la tecla de enviar. “Alea jacta est” pensó mientras se disponía a salir de su correo electrónico.

Tenía que irse a trabajar, apagó el equipo de música, apagó las luces, pero el ordenador seguía encendido, inconscientemente esperaba una respuesta inmediata de ella. Miró el reloj y antes de apagar el ordenador, entró nuevamente en su correo electrónico en busca de la tan ansiada respuesta. Se encontró en su lugar un mensaje que decía “no se pudo entregar, dirección inexistente”. Volvió a mirar nerviosamente el reloj, diciendo entre dientes - ya tenía que haber salido- , comprobó que la dirección era la correcta y volvió a enviarlo. Permaneció unos instantes de pie, esperando que el sistema no le devolviera nuevamente el correo, pero volvió a ocurrir, el fatídico mensaje de dirección inexistente salió de nuevo en la pantalla. No podía esperar más, tenia que irse, apagó el ordenador y salió de casa.

Se sentía contrariado, tenía que hacerle llegar su respuesta de forma rápida porque sino todos sus planes fracasarían y Ángeles no podría llegar a tiempo a la cita que él había preparado.

Continuará..........................................

COMO UN LAMENTO (19ª entrega)

Dibujo Federico Romero.- Flick

Se dejó caer en su cama recreándose en las sensaciones que experimentaba. A pesar de que todo se derrumbaba a su alrededor, sentía una serenidad que no recordaba haber tenido nunca antes. No entendía nada, no lograba comprender qué estaba pasando en su interior, sólo sabía que le gustaba sentirse así, fuerte, poderosa y dueña de su propio destino. El plantarle cara a su madre, había sido una experiencia nueva y liberalizadora que la había conducido a un estado de cierta euforia. Todo estaba cambiando, incluso el que hubiera aparecido un pretendiente misterioso, empezaba a convertirse en un aliciente en su anodina existencia.

Tenía muchos asuntos que resolver y debía establecer prioridades. Aunque la curiosidad por desenmascarar al poeta urbano iba ganando posiciones, estimó que era más urgente buscarse un abogado que la defendiera en su despido. Tal vez su amiga Marta le podía recomendar a un buen Letrado.

Marta y Ángeles habían estudiado juntas en el Colegio de las Esclavas del Corazón de María, y desde entonces les unía una amistad de esas que no sólo se mantienen a través del tiempo sino que crecen a medida que avanzan los años. Marta trabajaba en un despacho de abogados de alto postín de la calle Velázquez, donde entró como pasante hacía quince años, y donde todavía seguía realizando tareas más propias de un administrativo que de un abogado. Las dos eran almas solitarias y se lamían mutuamente las heridas.

Ángeles cogió el teléfono de su habitación con la intención de llamar a Marta, pero al instante cayó en la cuenta de que su madre no tardaría en descolgar el auricular del salón para escuchar la conversación y optó por mandarle un correo electrónico.

Ensimismada en sus cavilaciones sobre el poeta urbano, intentaba acceder a su correo electrónico sin éxito. Al tercer intento, dejo al poeta a un lado y centró toda su atención en el ordenador. Tras varias comprobaciones confirmó sus sospechas: Su cuenta de correo electrónico había sido suprimida.

¿Cómo podría ponerse ahora en contacto con ella su admirador secreto?

TIEMPO DE VACACIONES

Galeria flickr

No me lo puedo creer, ya he consumido dieciocho días de mis vacaciones y no me he enterado. Ahora más que nunca, suscribo que la percepción del paso del tiempo es absolutamente subjetiva. Un segundo puede durar una eternidad y una hora puede transcurrir en un suspiro.

Aquí en mi refugio preferido, aislada del mundanal ruido, llevo dieciocho días intentando encontrar esa paz que me renueva, pero, no ha habido forma. A mi llegada me esperaban varios fuegos que apagar, algunos de los cuales han resultado incendios incontrolados que casi me abrasan a mi también, y es que la Asociación a la que pertenezco y de la que soy Secretaria desde hace quince años requiere una dedicación a veces incompatible con mis vacaciones. Me estoy planteando muy seriamente dejar este cargo que ejerzo de forma altruista y que me absorbe un tiempo que, en un ataque de egoísmo desenfrenado, desearía dedicarme a mi misma.

Quiero volver al bosque por las mañanas y no tener que quedarme en casa pegada al teléfono.

Quiero ir a tomarme una sidra al bar del pueblo sin que alguien me pregunte como va el asunto del Jardín Botánico que gestiona la Asociación.

Quiero convertirme en una veraneante anónima y dejar de ser la cabeza de turco de parte de los problemas que asolan este bendito lugar.

Quiero disfrutar de mis vacaciones sin tener que vestir la toga casi todos los días por h o por b.

Mi tiempo de vacaciones se va consumiendo y me empiezan a entrar las prisas por disfrutarlas lentamente y porque cada minuto que transcurra dure una eternidad.

COMO UN LAMENTO (18º entrega)

Galería Flickr

Se sentía fuerte, no sabía porqué extraño mecanismo había pasado de estar bloqueada por el miedo, a sentir una extraña fuerza que emergía de su interior, y que tanta falta le hacía para encarar las nuevas situaciones que se le estaban presentando. No le apetecía volver a casa y tener que contarle a su madre las novedades surgidas, pero esa energía que manaba de dentro le hizo pensar: “Los malos tragos cuanto antes se pasen mejor”.

Entró en el portal y llamó al ascensor mientras aprovechaba la espera para comprobar si había cartas en el buzón. Entró en el ascensor y pulsó el botón del cuarto. Cuando la puerta se cerró, se dio cuenta del olor, era el mismo aroma que impregnaba la nota que venía con las orquídeas. No había duda, él había estado allí. Pero ¿para que habría ido? ¿se lo encontraría en casa?.

Nada más abrir la puerta de casa aspiró el aire de la entrada en busca de su huella, pero no encontró rastro de él. En el salón estaba su madre, que con actitud digna y altanera, le echó una mirada de reojo, sin, ni tan siquiera, saludarla.

Ángeles tampoco le dio un beso, ni la saludó, directamente le preguntó: “¿Ha venido alguien hoy o ha traído alguna persona un paquete para mi? ” Doña Elvira aprovechó la ocasión para descargar toda su ira contra su hija y sin mirarla le respondió: “Mira que eres ilusa, te crees que porque un día te manden unas flores, te van a hacer regalos todos los días. “ No obstante Ángeles insistió:" ¿Ha preguntado alguien por mi, si o no?". Su madre le lanzó una mirada despectiva y le contestó: ¡por supuesto que no!.

Había decidido dar el asunto por zanjado, cuando su madre empezó la ofensiva de nuevo: “Todavía estoy esperando una explicación sobre como te comportaste conmigo anoche y también estoy esperando tus disculpas, que creo que me las debes”

No estaba dispuesta a caer en sus redes una vez más. “Mamá, no voy a entrar en tu juego, tengo otros problemas más importantes: Me han despedido”. Doña Elvira mudó la expresión de su rostro, permitiendo que la sorpresa se impusiera sobre el desprecio y tras unos instantes exclamó: ¿Y de que vamos a vivir ahora?.

-¿De tu pensión?- replicó su hija con una mordaz ironía. Su madre contestó suavemente: “ya sabes que mi pensión esta destinada a pagarme una residencia el día de mañana, cuando no tenga quien me mire a la cara”.
En el rostro de Ángeles se dibujó una amarga sonrisa, al tiempo que le decía: “Tienes dinero ahorrado suficiente para pagarte diez años en una residencia” “yo creo que ya está bien, ahora me toca empezar a vivir a mí” “así que a partir del mes que viene tu pensión va al saco común, ¿estamos?”. Doña Elvira no daba crédito a las palabras de Ángeles, ni ella misma se creía capaz de hablarle así a su madre, pero lo había hecho.

“Hija mia, últimamente no pareces ni tu sombra” contesto Doña Elvira ¿No tendrá algo que ver ese chico con el que sales que te manda flores? ¿Quién es?.

“Eso me gustaría saber a mi” respondió Ángeles mientras se refugiaba en su habitación.

Continuará.......................