¿QUIEN SOY?



Soy una figurita del Belén, este año no me toca actuar, dicen por ahí fuera que el Nacimiento no les llama que prefieren el árbol, así que estas Navidades no salgo del trastero. Como llevo tanto tiempo a oscuras no recuerdo cual era mi papel, intento evocar los tiempos en los que pequeños ojos llenos de ilusión se asomaban al musgo y se columpiaban una y otra vez en las luces del portal a  ver si así recuerdo quien era, pero no hay manera.

No creo que fuera un pastor, no llevo ningún cordero al hombro, ni tampoco una lavandera, mis manos están secas. De  la Virgen, el Niño y San José, ni hablamos,  nunca pasé de actor de reparto.


Debía  representar un papel cómico porque recuerdo como los niños me señalaban y se reían, no se, un pato o un cerdo no creo que fuera porque ropas llevo, las palpo en la oscuridad…pero… ¡que hago con los pantalones bajados! ¡Oh Dios mio! ¡Que bochorno!

Dicen que la figura del caganet es un símbolo de prosperidad y buena suerte, la misma que yo os deseo para estas fiestas.


FELIZ NAVIDAD

CENCIA

RAF_ARTE


Si su mentón pugnaba por subir, su nariz lo hacía por bajar para encontrarse a medio camino. Nunca ví el color de sus ojos perdidos bajo los párpados caídos. La naturaleza fue malvada con ella  y  la vida no le dio cuartelillo, sin embargo jamás perdió la sonrisa.

Cencia era el desafío al contratiempo, la huella de la soledad en las largas noches de invierno, la compañera  fiel de esa botella con que emborrachaba las penas. De niña tenía vedada la entrada en su casa por eso siempre terminaba furtivamente en su cocina bebiendo vino caliente con azúcar y comiendo esos sequillos que amasaba con mísera dulzura.

Crecí a la par que su abandono y  convertí su hospitalidad  en escrúpulos : donde antes habitaba la aventura, ahora solo había suciedad;  lo que de niña  degustaba, ahora repudiaba, pero ella seguía sonriendo y derritiendo mi memoria.

El día que murió nacieron mis recuerdos y volví a maldecir   con ella al zorro que le mató a las gallinas y a llorar sus lágrimas  ante ese  vaso que no conoció el agua,  solamente  el vino. 

PRIMER PREMIO EN TRIPLE C

Érase una vez un concurso mensual de minificciones a partir de una imagen. Corría el mes de noviembre cuando Juanlu, un original y sugerente artista  nos regaló  su ilustración a los escribidores para que la narráramos. Con la palabra en una mano y la suerte en la otra me hice con el  triunfo. Aún me relamo con las mieles del éxito. Mañana vuelvo a la dieta no vaya a ser que me suba el nivel de glucosa en ego. 

Esta es la imagen: 


Este es el micro: 


EL ÁRBOL


Nunca antes había ocurrido en el páramo. Cuando salió el primer brote todos se congregaron alrededor a debatir el origen de tan extraño fenómeno, algunos olisqueaban la zona como perros de caza, otros palpaban la tierra mojada buscando algún nubarrón que aclarara el misterio   pero el árbol  creció contra pronóstico ante el asombro de todos y se convirtió en el principal tema de conversación en el pueblo.  Poco a poco, la gente empezó a olvidarse  del llorón de Manolín, que ya iba para un año que faltaba de su casa.



CRÓNICA TURCA



Si  uno pretende acercarse a un pueblo  se tiene que dejar llevar por su inercia, levantar los brazos dejando  hueco al corazón y conectar con lo que venga, olvidando  las corazas en casa. La danza sufí de los derviches es mucho más que eso, es la huella del recogimiento y meditación de una cultura a caballo entre Oriente y Occidente.

Un país de contrastes, tantos velos como mujeres pujando por abrirse camino en una cultura que las sitúa dos pasos por detrás del  hombre que se pasa la vida en el bar, arreglando el mundo.

Un idioma sin preposiciones, ni artículos, sin género y con el  verbo desterrado al final de la frase, no hace falta antes,  la cuestión es hablar no entenderse, por eso nunca sabes si un turco te está regañando  o te está dando la bienvenida a su país.  

Una vida en penumbra en la Capadocia, donde las mujeres tejen sus miserias a la par que las alfombras y un hervidero de mercaderes en Estambul, capaces de venderte el aire que respiras y convencerte de que estás adquiriendo una pieza única.

Un pueblo orgulloso y  amable que no empuja para ser europeo, y que empieza a darse cuenta del valor de  sus tesoros y se prepara para explotarlos.

Un país con sabor a naranja y a granada, a té de manzana y a almuecín llamando a la oración, una cultura digna de ser contada y unos atardeceres tan bellos que si los respiras con los brazos en alto y te envuelves en ellos como un derviche, quien sabe, tal vez encuentres a Alá o a quien quiera que sea tu Dios.     

FE DE VIDA



Dicen por aquí que los sudarios no tienen bolsillos por eso yo procuro llevármelo todo en momentos vividos, como la caída de la tarde hoy en Estambul, no recuerdo haber visto nunca un ocaso tan bello, o jugar a ser pájaro sobrevolando la Capadocia en globo, respirando el silencio del amanecer sobre las chimeneas de las hadas, o descansar la mirada en el castillo de algodón de Pamukkale.



Viajar es renacer cada día a un nuevo horizonte, abrazar otras culturas y disfrutar de cada momento que nos regala la vida. Mis botas de caminante me han traído esta vez a Turquía y mi adicción a la escritura es la culpable de esta pequeña reseña hecha sobre la marcha para dar fe de que sigo viva, lejos, pero más viva que nunca.

FINALISTA EN CONCURSO SOBRE ABOGADOS


Y eso que dicen que nadie es profeta en su tierra, pues no, no señor, este mes de noviembre me ha tocado y encima compartiendo nominación con Montse Aguilera, José Agustín Navarro y Pablo Garcés, entre otros grandes microrrelatistas.


Las palabras de obligada inclusión en el texto de máximo 150 palabras eran:  táctil, profesor, cartel, explotación, sentencia.

Aquí os dejo mi relato: 


ALTO PRECIO 

Soy un abogado de éxito, todos quieren trabajar conmigo incluso en condiciones de  explotación con tal de que en el cartel de la entrada figure su nombre. Tengo el mejor despacho de la ciudad, el record de  sentencias ganadas en el último año y la más innovadora tecnología táctil a mi  servicio: un enorme grupo de pasantes que me escriben las demandas y me pagan por este privilegio. Es fácil triunfar, se lo demuestro cada día al viejo profesor de  Romano que vaticinó que nunca lo lograría, que me faltaba integridad y principios para ser un referente en la profesión. - Te equivocaste, papá – le recuerdo cada vez que le visito en la Residencia, aunque siempre simula dormir para fastidiarme y demostrarme que él puede conciliar el sueño y yo no.