Y
las azules, las del abuelo. Siempre le cautivaron esas estrellas,
será porque aparentan menos edad y a él le chiflaban las
jovencitas, y si no que se lo pregunten a la abuela, que se ponía
negra cada vez que se giraba para no perder de vista un escote o una
minifalda. La última vez que se quedó prendado de unas piernas
bonitas decidió ir tras ellas y luego no encontró el camino de
vuelta. Dicen que se quedó atrapado allí arriba, montado en una
estrella y seduciendo a otra. Sigue mirando, hijo, a ver si lo ves
mientras yo voy a por tabaco.
(Uno de los últimos intentos de la temporada para ReC, esta vez tampoco pudo ser ¡que le vamos a hacer!)