LA DURA Y DISPERSA TAREA DIARIA


La mañana no podía haber empezado más movida, el teléfono no para de sonar y yo intentando concentrarme en estos recursos contenciosos-administrativos que me traen por la calle de la amargura.

Cuando por fin parece que empiezo a entender algo de las especificaciones técnicas de unos aparatos surtidores, que para poder explicarlas al juez primero tengo que entender yo, porque sino a ver como le convenzo de que funcionan perfectamente, vuelve a sonar el teléfono con machacona insistencia, una urgencia al otro lado de la línea ¿urgencia? ¿de verdad que es una urgencia?.

Lo cierto es que por enésima vez he perdido el hilo de lo que estaba haciendo, y ahora tengo que volver a repasar el sistema de medida de los “aparatitos” en cuestión, que a estas alturas de la mañana y tras tantas interrupciones, se han convertido en una materia inabordable próxima a alcanzar la categoría de pesadilla.

Y es que así no se puede trabajar, no señor, porque si no consigo centrarme y comprender la esencia de estos diabólicos artilugios, acabaré haciendo un relato ininteligible al estilo “Antonio Ozores” y el juez, por poco interés que le ponga al asunto, se dará cuenta de que no se por donde me ando.

A pesar de que tengo muy claro que la clave está en centrarse cada vez en una única tarea, y cuando la remate, empezar con la siguiente como si también fuera la única, y así sucesivamente, no consigo llevarlo a la práctica, es una de mis asignaturas pendientes, pocas veces logro cumplir la agenda diaria, siempre surge algún fuego que apagar, que cuando me dispongo a sofocarlo, en la mayoría de las ocasiones, resulta que ni siquiera tenía llama y otras veces ni siquiera había empezado a salir humo.

Al final, destino la mañana del domingo para hacerme tanto con los aparatos surtidores, como con la evidencia de que el único fuego que necesito apagar, so pena de morir abrasada en él, es el de mi sistema de trabajo.

FELIZ NAVIDAD



La llegada de la Navidad es un buen pretexto para hacer un alto en el camino y traer a la memoria a todos aquellos que, de una manera u otra, han formado o forman parte de mi vida, a todos ellos quiero recordar en estos momentos:

A mis amigos, tanto a los que os veo a menudo, compartiendo con vosotros mis mejores y mis peores momentos, como a los que estáis lejos, y a pesar de ello siempre os siento tan cerca.

A Juan, por la paz y serenidad que me aportas día a día

A Ana y Pedro, que sois los verdaderos protagonistas de los mejores momentos que he vivido.

A mi gente del despacho, mi equipo, el mejor, que me soportáis y sufrís diariamente.

A mi madre y a mi hermano porque a pesar de mis canas, seguís siendo mis referencias

Al resto de la familia porque me dais el calor que aporta sentirse parte de una tribu que te arropa.

A los que me tendéis una mano cuando me caigo y a los que me regaláis la palabra precisa en el instante oportuno.

A los que me complicáis la existencia porque gracias a vosotros cada día maduro un poco más y me preocupo un poco menos de lo que me ocurre.

A los que estuvisteis y ya no estáis, pero dejasteis en mi la huella de vuestro paso

A todos vosotros que dedicáis una parte de vuestro tiempo en leer lo que escribo.

A todos, gracias por estar ahí y por compartir conmigo estos momentos.


Feliz Navidad y que los buenos deseos y buenas intenciones que nos acompañan en estas fechas, sigan con nosotros durante todo el año.

LA MAGIA DE LA PALABRA



Domingo por la tarde, que nadie cuente conmigo, que hoy no me muevo de casa, quiero disfrutar de una jornada tranquila, calzarme una siesta de campeonato, leer y holgazanear, que es lo que más me gusta.

No estaba en mis planes ponerme a escribir, pero al caer la tarde, y tras varios intentos reprimidos durante el día, me rindo ante el teclado del ordenador y empiezo a lanzar palabras compulsivamente.

Definitivamente, me encanta escribir, me sienta tan bien lanzar fuera lo que llevo dentro!!!!!!!

No me paro a pensar si lo hago bien o lo hago mal, lo hago, que es lo único que me importa y cuando tengo la fortuna de ver como las palabras dan vida a mis sentimientos, y los vivo fuera tal como los siento dentro, una corriente de emoción recorre todo mi ser.

Es mi mejor terapia para darle cuerpo al miedo y así plantarle cara; para poner nombre a los problemas y así poder identificarlos, como primer paso para solucionarlos; para airear mis emociones y ver su imagen en el espejo.

La magia de la palabra me seduce y me rindo a sus pies porque ella crea el milagro de convertir mis vivencias en testimonio.

MI MUNDO DE COLORES



Los que me conocen saben que siempre tengo los pies en la tierra, a veces, hundidos en el fango, diría yo, pero, cuando cierro los ojos, todo cambia, mi realidad se convierte en un mundo de colores.

Azul, blanco, naranja, verde, violeta, rosa......... un color en cada ocasión.

El verde y el violeta se repiten con intensidad. El blanco lo he saboreado un par de veces, y me aferro a su recuerdo, para mantener viva la llama de volverlo a vivir de nuevo. El negro me ha sobrecogido porque cuando lo he visto venía acompañado de desolación y destrucción.

Un color para cada sensación, para cada momento, para cada parte de mi cuerpo, un color para mi frustración y un color para mi emoción.

Me gusta bañarme en el, deslizarme por las formas que dibuja, pero, cuando intento retenerlo, desaparece, mi eterna sombra lo espanta.

¿Qué significa su presencia en mi interior? No lo sé, me he pasado la mayor parte de mi vida buscando respuestas, y ahora que reúno la madurez suficiente, para, por fin, obtenerlas, han dejado de interesarme.

POBREZA


Al girar la esquina casi le piso, no había reparado en él, oculto entre cartones, escapándose del frío y de la miseria, durmiendo la vida en el callejón que huele a orines y a desolación.

Bajo las greñas y la mugre, un ser humano y su historia: un mal paso, una mala compañía, un golpe inesperado de la vida, o todo un poco.

Sigo mi camino y me alejo del hedor que desprende, pero su sombra se queda prendida en mi memoria y baila a mi alrededor mostrándome la línea imperceptible que separa la riqueza y la pobreza, el todo y la nada, la risa y el llanto, el amor y el odio.

La falta de un empleo, el desánimo, la soledad, la desesperanza ........... ayudan a saltar al otro lado. ¡¡somos tan vulnerables!!.

En las heladas mañanas de invierno, le guardo un pensamiento y una intención: que se produzca el milagro de que encuentre su camino.

CARTA ABIERTA A UN MAGISTRADO



Con la venia de Su Señoria:




Disculpe mi atrevimiento pero necesitaba hacerle saber que los que vivimos al otro lado del estrado y unos peldaños más abajo que vuestra Ilustrísima, sufrimos diariamente los estragos de eso que usted imparte y a lo que le llama justicia, y es que, Señoría, con los debidos respetos, se ha vuelto usted a equivocar.

No seré yo quien ponga en tela de juicio su formación y experiencia, pero si soy yo, la que, a la vista de los resultados, cuestiona su forma de administrar justicia. Probablemente, usted piense que yo soy una vulgar leguleya, victima de una terrible pataleta por no haber conseguido la sentencia que perseguía, pero se equivoca, se vuelve a equivocar usted, Señoría, salta de error en error.

Permítame que le recuerde que usted el mes pasado en una sentencia, se sacó de la manga 10 años de antigüedad que le regaló a un trabajador, al que evidentemente, le puso en casa, y su error fue el que determinó el sentido del fallo (nunca mejor dicho) de la sentencia.

Advertido del patinazo por esta irreverente Letrada y a regañadientes, ha reconocido usted la evidencia y la metedura de pata, pero lejos de dar su brazo a torcer, ha dictado nueva resolución donde corrige su falta y esta vez, para conseguir que la sentencia no varíe, se saca de la chistera la ausencia de una prueba. Perdóneme pero se le ha visto el truco, la prueba que dice usted que falta, esta en el expediente de este caso, delante de sus propias narices. Y ahora ¿qué hacemos? ¿qué le digo yo al cliente? Mejor le digo que vaya a verle y se lo cuenta usted ¿qué le parece?

Señoria, de verdad le digo que esto no es serio, no le pido que me de la razón, le pido que haga su trabajo y lo haga bien, que descienda de una vez por todas, al mundo de los mortales, reconozca su error y adopte las medidas oportunas para arreglarlo.


¿No cree, usted, Señoría, que a lo mejor, la diosa romana de la justicia lleva los ojos vendados para no ver lo que hacen algunos de sus hijos en su casa?.



Atentamente,

Fdo. Una humilde Letrada que se resiste a perder la fe en la justicia.