Los que me conocen saben que siempre tengo los pies en la tierra, a veces, hundidos en el fango, diría yo, pero, cuando cierro los ojos, todo cambia, mi realidad se convierte en un mundo de colores.
Azul, blanco, naranja, verde, violeta, rosa......... un color en cada ocasión.
El verde y el violeta se repiten con intensidad. El blanco lo he saboreado un par de veces, y me aferro a su recuerdo, para mantener viva la llama de volverlo a vivir de nuevo. El negro me ha sobrecogido porque cuando lo he visto venía acompañado de desolación y destrucción.
Un color para cada sensación, para cada momento, para cada parte de mi cuerpo, un color para mi frustración y un color para mi emoción.
Me gusta bañarme en el, deslizarme por las formas que dibuja, pero, cuando intento retenerlo, desaparece, mi eterna sombra lo espanta.
¿Qué significa su presencia en mi interior? No lo sé, me he pasado la mayor parte de mi vida buscando respuestas, y ahora que reúno la madurez suficiente, para, por fin, obtenerlas, han dejado de interesarme.
Azul, blanco, naranja, verde, violeta, rosa......... un color en cada ocasión.
El verde y el violeta se repiten con intensidad. El blanco lo he saboreado un par de veces, y me aferro a su recuerdo, para mantener viva la llama de volverlo a vivir de nuevo. El negro me ha sobrecogido porque cuando lo he visto venía acompañado de desolación y destrucción.
Un color para cada sensación, para cada momento, para cada parte de mi cuerpo, un color para mi frustración y un color para mi emoción.
Me gusta bañarme en el, deslizarme por las formas que dibuja, pero, cuando intento retenerlo, desaparece, mi eterna sombra lo espanta.
¿Qué significa su presencia en mi interior? No lo sé, me he pasado la mayor parte de mi vida buscando respuestas, y ahora que reúno la madurez suficiente, para, por fin, obtenerlas, han dejado de interesarme.
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