Domingo por la tarde, que nadie cuente conmigo, que hoy no me muevo de casa, quiero disfrutar de una jornada tranquila, calzarme una siesta de campeonato, leer y holgazanear, que es lo que más me gusta.
No estaba en mis planes ponerme a escribir, pero al caer la tarde, y tras varios intentos reprimidos durante el día, me rindo ante el teclado del ordenador y empiezo a lanzar palabras compulsivamente.
Definitivamente, me encanta escribir, me sienta tan bien lanzar fuera lo que llevo dentro!!!!!!!
No me paro a pensar si lo hago bien o lo hago mal, lo hago, que es lo único que me importa y cuando tengo la fortuna de ver como las palabras dan vida a mis sentimientos, y los vivo fuera tal como los siento dentro, una corriente de emoción recorre todo mi ser.
Es mi mejor terapia para darle cuerpo al miedo y así plantarle cara; para poner nombre a los problemas y así poder identificarlos, como primer paso para solucionarlos; para airear mis emociones y ver su imagen en el espejo.
La magia de la palabra me seduce y me rindo a sus pies porque ella crea el milagro de convertir mis vivencias en testimonio.
No estaba en mis planes ponerme a escribir, pero al caer la tarde, y tras varios intentos reprimidos durante el día, me rindo ante el teclado del ordenador y empiezo a lanzar palabras compulsivamente.
Definitivamente, me encanta escribir, me sienta tan bien lanzar fuera lo que llevo dentro!!!!!!!
No me paro a pensar si lo hago bien o lo hago mal, lo hago, que es lo único que me importa y cuando tengo la fortuna de ver como las palabras dan vida a mis sentimientos, y los vivo fuera tal como los siento dentro, una corriente de emoción recorre todo mi ser.
Es mi mejor terapia para darle cuerpo al miedo y así plantarle cara; para poner nombre a los problemas y así poder identificarlos, como primer paso para solucionarlos; para airear mis emociones y ver su imagen en el espejo.
La magia de la palabra me seduce y me rindo a sus pies porque ella crea el milagro de convertir mis vivencias en testimonio.
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