EL SUSURRO DEL DUENDE (29ª entrega)

Ravenelle


Se atusó el pelo al tiempo que pasaba por delante del espejo del pasillo, intentando disimular su mala cara y lo que ella consideraba mal aspecto. Se sentía tan mal por dentro que no tenía ganas de arreglarse. Bajó las escaleras con desgana, intentando hacerse a la idea de que la policía iba a formar parte de su vida a partir de ahora y hasta que Diana apareciera. No quería ni siquiera barajar la posibilidad de que el desenlace fuera otro que la vuelta a casa de su hija.

Un hombre le esperaba en el hall, Le vio de espaldas mirando los marcos de fotos colgados al lado del perchero. Cuando Laura bajó el último peldaño, el policía se dio la vuelta y con una media sonrisa dijo: - Hola Laura –

Ella no había prestado atención alguna al visitante hasta el momento en que se dirigió a ella en un tono familiar. Gafa pequeña, barba muy recortada, ojos grises, a juego con la camisa, chaqueta de lino que arropaba un cuerpo bien cuidado y pantalón vaquero que daba a su atuendo un aire joven.

Laura entrecerró los ojos buscando en su interior una imagen que podía encajar con el hombre que tenía delante. -¿Javier? - - ¿Javier Vielva? –

- Veo que he cambiado mucho, te ha costado reconocerme –

Ella le ofreció igualmente una media sonrisa como respuesta, no tenía fuerzas para nada más.

El sacó un carnet del bolsillo interior de su chaqueta y le dijo - Comisario Javier Vielva, Brigada especial de desaparecidos –

- El mundo es un pañuelo – dijo Laura cruzando sus brazos y ordenando sus recuerdos.

Chelo atravesó el hall con una bandeja de tazas humeantes y se dirigió al salón, Laura invitó a Javier a seguirla y ambos tomaron asiento en el sofá.

- Me voy a hacer cargo del caso, si no tienes inconveniente, claro –

Ella, confirmó que no con la cabeza, sin levantar los ojos del suelo y con los brazos aún cruzados sobre su regazo.

- Sé que estás destrozada pero voy a necesitar tu colaboración – dijo Javier mirando de reojo a Chelo que permanecía de pie, frotándose nerviosamente las manos.

Laura asintió con la cabeza, manteniendo una actitud ausente.

Javier volvió a mirar de reojo a Chelo, que todavía permanecía allí. – Está bien gracias – le dijo invitándola a marcharse, pero la extremeña no se daba por aludida.

Laura se dio cuenta entonces y le dijo – Chelo, muchas gracias, ¿nos puede dejar solos? –

-¿No me puedo quedar? Mire Sr. Policia, yo la he criao, no es mi hija, pero como si lo fuera – y arrimó una silla al sofá y se sentó.

Javier miró a Laura requiriendo su intervención. – Chelo, tienes que salir, el Comisario quiere hablar con cada uno por separado, luego hablará contigo –

Chelo con una mueca de fastidio se levantó y antes de salir, le dijo al Comisario – encuéntrela, por favor se lo pido –

Se tomaron el café y la tila en absoluto silencio, después se miraron fijamente y él, con la mirada perdida, dijo: - maldita ironía del destino - mientras Laura recogía una lágrima con el dorso de su mano.

(Continuará)

CAMINAR CON LOS OJOS CERRADOS


ugglemamma

Estos malditos vértigos siempre aparecen cuando el cansancio me vence, o eso quiero creer, pero en el fondo, sé que la verdad es otra. Siempre vienen cuando compruebo que a pesar del esfuerzo realizado, pocas, muy pocas son las estrellas al alcance de mi mano.

Mis cervicales, de por sí malheridas, gritan pidiendo auxilio por la presión que las ahoga, el vacío se instala en la boca de mi estómago y el cuadro de vértigos esta servido: toda mi realidad se mueve, se tambalea y no es capaz de sostenerse.

Y entonces compruebo, lo que ya sé, aunque no quiera que sea, la clave no es la lucha, sino la entrega, no es el esfuerzo titánico sino la confianza y me mareo ante la niña indefensa y vulnerable que hay bajo mi disfraz de roble.

Aprender a caminar con los ojos cerrados, aceptar las piedras del camino, sin encoger los pies, inclinarme cuando sopla el viento como el bambú, hasta tocar el suelo, si es preciso, para volver a ser yo misma, sin daños, cuando pase el temporal.

Estos benditos vértigos me recuerdan el camino cuando me pierdo y me invitan a dejar de ser roble para convertirme en bambú, me susurran al oído que mi vulnerabilidad es mi fuerza y aprietan mi nuca , cuando no cambio la fortaleza por la ternura.

EL SUSURRO DEL DUENDE (28ª entrega)

Heart Industry


Laura se había quedado inmovilizada ante el ordenador, sus ojos iban rápidamente de un lado al otro de la pantalla, releyendo una y otra vez la frase que en letras grandes tenía delante, como si de esa manera lograra entender algo. Las ideas corrían fugazmente por su frente, no conseguía centrarse, era como si las voces que oía a menudo, se hubieran dado cita todas juntas y a la vez dentro de su cabeza.

“ Empieza el juego “ ¿Qué juego? ¿Quién había puesto el mensaje? ¿ Quien estaba detrás de todo esto” . Toda esta incertidumbre la desbordaba y la desgastaba a gran velocidad.

Su teléfono móvil sonaba dentro de su bolso, lo descolgó y oyó al otro lado una voz cálida que decía: -Me acabo de enterar, no desesperes, princesa, ya verás como Diana estará de vuelta en casa antes de que te des cuenta-

-¿Roberto? ¿Eres tu? –

-¿Quién sino? – respondió. – ¿Qué tal si te echo una mano? En cuatro horas, me pongo en Madrid, ¿qué dices?- preguntaba Roberto sin poder contener su nerviosismo.

Laura lloraba desconsoladamente sin poder pronunciar palabra alguna. Roberto la intentaba calmar sin conseguirlo. Transcurridos unos minutos, ella se fue tranquilizando y le narró con todo detalle la bronca de la noche anterior con Luis, la posterior desaparición de Diana, también le contó las sospechas sobre Arturo Hidalgo e incluso la remota posibilidad de que hubiera sido el duende. Roberto era la única persona con la que podía hablar abiertamente de todo lo que pasaba por su cabeza y por su corazón.

- No sabes cuanto agradezco tenerte cerca de nuevo – le confesó Laura – has vuelto a aparecer en mi vida cuando más lo necesito.

- Además........ después de lo ocurrido...... me he dado cuenta....... ha sido la gota que ha colmado el vaso .........he decidido dejar a Luis........... ¡como he podido estar tan ciega! -

Roberto se mantuvo en silencio durante un largo rato como si estuviera buscando la palabra precisa para el momento. – Laura............yo.......-

- Señora, señora – entró diciendo Chelo en voz baja y ahogada – que ha venio la policia, que quieren verla-

- Roberto, luego te llamo- dijo Laura colgando la llamada.
(Continuará)

EL DON DE LA OPORTUNIDAD

El Kabir

Casi nunca me asomo a la caja tonta, por motivos de salud mental y por falta de interés. Prefiero dedicar el poco tiempo libre que me queda a leer y a escribir, que me reporta muchas más satisfacciones. En cambio, el otro día hice una excepción y me quedé a ver un programa en la autonómica, donde hacían un recorrido por las zonas más selectas de la Comunidad Autónoma, enseñando algunas de las casas más caras de Madrid.

No pude aguantar el programa entero, me pareció inconveniente, impertinente, irreverente e insultante.

Salió un arquitecto de cuyo nombre no puedo ni quiero acordarme, enseñando una casa que había diseñado y diciendo cosas como “no te creas, a los dueños les costó mucho acostumbrarse a esta casa, no es fácil pasar de una casa de 800 metros a una de 3000”.

Perdone usted, lumbrera del diseño, lo difícil no es pasar de 800 a 3000, sino vivir en 30 metros, o en un cuarto sin ascensor con problemas de movilidad o en una infravivienda con riesgo de ruina, en el barrio de Lavapies. Eso es lo difícil, señor mío.

Con más de 4 millones de parados, con esta crisis económica que nos esta royendo hasta los huesos y con estos nubarrones negros que se ciernen sobre nuestras cabezas y que nos amenazan con rayos y centellas, no parece muy oportuno exhibir las grandes mansiones a las que acceden unos pocos, a los que, por cierto, la crisis no les descoloca ni un pelo.

Cada uno que viva como quiera y donde pueda, pero sin ostentaciones, que no está el horno para bollos.

Mi intento de aproximación a la caja boba resultó fallido y salí despavorida y escandalizada. Espero llegar al grado de sanísima ignorancia televisiva de Eduardo Punset al que un periodista le preguntó: -¿Qué opina de Belén Esteban?- y con ese acento catalán y esa flema británica que le caracteriza contestó -¿y quien es Belén Esteban?-.

Pues eso, apagad la tele y vuestra salud mental os lo agradecerá.

ABONO FIJO A LAS NOMINACIONES


Acabo de comprobar, con cierta sorpresa, que me han vuelto a nominar este mes en el Concurso de Microrrelatos sobre Abogados. Y ya van seis meses seguidos............... Digo con cierta sorpresa porque esta vez las palabras se resistían a encajar, no encontraban su sitio, y eso, a la larga se nota. Las palabras de rigor eran: personación, diseño, vista, asistencia y señal. Espero que os guste más que a mí, definitivamente no es uno de mis preferidos.



Quid pro quo


Queridísimo Abogado: No pasa un instante sin dedicarte un pensamiento.-No hay de qué preocuparse, es un mero trámite– me dijiste en el momento de la personación. Me hiciste creer que lo tenías todo controlado. Todavía recuerdo tu palmada en la espalda después de la vista,“esto está ganado” dijiste y desapareciste tras la puerta de un nuevo local de diseño, dejándome plantado con mi incertidumbre y mi angustia. Cuando salió la sentencia, intenté sin éxito localizarte, buscando desesperadamente tu asistencia y tu ayuda. Luego vino el auto de prisión y seguiste sin dar señales de vida. Ahora tengo todo el tiempo del mundo para dedicarme a ti. Mañana escribiré tu nombre y tu dirección en un papel, mi compañero de celda sale libre e irá a presentarte mis respetos y a darte un fuerte abrazo de mi parte. Afectuosamente tuyo. Firmado: el que ya nada tiene que perder.

EL SUSURRO DEL DUENDE (27ª entrega)

Boigandreu


El Inspector Fernández había decidido pedir ayuda a la brigada de desaparecidos porque el caso apuntaba una difícil solución. Estaba perdido, no sabía por donde conducir la línea de investigación. Había varios detalles en el caso que no eran usuales en las desapariciones, parecía como si a Diana la hubieran sacado de la cama y después de la casa a través de la ventana. La puerta de la calle estaba cerrada y la cancela del jardín también, no había signos de violencia en las cerraduras, ni las verjas estaban dañadas. Con todos estos datos sólo podía concluir que alguien había entrado volando y se había llevado a la niña por el aire, lo cual era de todo punto de vista imposible.

Unos golpes en la puerta le sacaron de su proceso deductivo.

–Adelante-

- Buenos días soy Javier Vielva, Comisario de la Brigada de desaparecidos- dijo el recién llegado saludando con un apretón de manos al Inspector Fernández.

Tomaron asiento y tras los saludos de cortesía y rigor, el Inspector le relató tanto las certezas como las incógnitas de la desaparición de Diana y le transmitió las impresiones que tenía al respecto.

- El padre de la niña, se mostró muy colaborador y por varias veces, y sin habérselo preguntado, insistió en que el ambiente familiar era inmejorable –

- Excusatio non petita, accusatio manifesta- respondió el Comisario sin levantar la vista de las fotos de Diana.

- La madre es harina de otro costal, no ha prestado todavía declaración, porque su actitud era muy agresiva, y consideré conveniente aplazarla, tal vez cuando esté más tranquila nos pueda ofrecer una información valiosa. –

- Lo que parece claro, es que entre los padres de la desaparecida no hay , precisamente, un ambiente inmejorable, como quiere hacernos creer Luis Arana - prosiguió el Inspector – y la otra evidencia es que Laura Semprum no es una madre al uso-

El Comisario Vielva había estado hojeando durante todo el tiempo el expediente, hasta que oyó el nombre de Laura.

- ¿Laura Semprum?- preguntó con sorpresa

- ¿La conoce? - interrogó el Inspector

- Si, fuimos compañeros de carrera – contestó Javier Vielva con una mirada llena de recuerdos.


(Continuará)

EL RELATO DE ESTA SEMANA


El relato de esta semana de la Cadena Ser tenía que empezar por No dije que lo sabía, y ahí fuí yo para ver que podía hacer con este principio. El resultado lo teneis aquí, espero que os guste


SECRETO DE CONFESION


No dije que lo sabía, no hizo falta, ella leyó en mis ojos su verdad desnuda y oculta. Esa verdad que nació a fuerza de tanto temer que ocurriera. -Un día vamos a salir en los periódicos- acostumbraba a decir. Las gentes del pueblo se preguntaban donde estaba él. –Visitando a su tía de la Argentina- repetía ella una y otra vez, para convencerse de que era cierto. El destino preparado para caer sobre ellos, resbaló y confundió la víctima con el verdugo. Ella bajó su mirada al suelo para no encontrar la mía y susurró: Padre, quiero confesarme

¿DE QUE TE QUEJAS?


Suelo huir de los libros de autoayuda como de la peste, porque he experimentado en carne propia que la tarea del crecimiento interior y la búsqueda del bienestar consigo misma, no se consigue con un libro que te ofrece las diez claves para alcanzarlo, sino que es un largo camino hacia la observación y el cambio de hábitos.

Sin embargo, hoy voy a hacer una excepción, porque ha llegado a mis manos las palabras de un tal Will Bowen que propone un reto de 21 días sin quejarte, sin criticar y sin juzgar a nadie.

Sugiere que te pongas una pulsera morada en la muñeca derecha o una piedra en un bolsillo, y empieces a contar los 21 días y cuando te descubras quejándote o criticando, cambias la pulsera de muñeca o la piedra de bolsillo y vuelves a empezar, y así hasta que lo consigas. ¡No es nada fácil!.

Parece ser que lo de los 21 días se debe a que suele ser el tiempo que se tarda en transformar un hábito y ¿por qué intentarlo? porque el poder de la palabra es inmenso y lo único que ganamos con la queja es sentirnos peor.

Dice Will Bowen: “Si algo no te gusta, cámbialo. Si no puedes hacerlo, cambia tu actitud. No te quejes. Cambia la forma de ver las cosas, y las cosas cambiarán de forma.”

Hoy lo comenté durante la comida, con mi gente del despacho, y están dispuestos a hacer una porra a que no lo consigo. Una de dos, o me tienen considerada un irredimible ser de baja estofa o piensan que es una de mis excentricidades, o ambas dos.

Estoy pensando.........ya empiezo el Lunes, porque este fin de semana tengo que cortar unos trajes con los amigos y así ya aprovecharé para echar por la boca todo el veneno que me sobre.

EL SUSURRO DEL DUENDE (27ª entrega)


entelepentele


Laura estaba abandonando la comisaría en compañía de Esteban cuando apareció Chelo gritando, presa de un ataque de nervios

- Ay Señora ¿dónde está la Diana? ¿Quién se la llevao? Dígamelo que le arranco los ojos a ese malnacido. ¿Dónde está mi chica? - preguntó deshaciéndose en llanto.

Esteban la cogió por los hombros y la condujo fuera de la Comisaria. Laura les seguía con la mirada perdida. Chelo se volvió hacia Laura –Tenía que haberme quedao anoche y no se la hubieran llevao-

Esteban se ofreció para llevarlas a casa en su coche, pero Laura declinó la invitación y se fue andando, quería respirar el frescor de la mañana y dar ella misma una vuelta por la Casa de Campo en busca de su hija. Tenía la sensación de que tal vez podía encontrarla. Chelo la seguía dos pasos por detrás, a veces limpiándose sonoramente la nariz, a veces recitando una larga e ininteligible letanía que terminaba en “amén” y volvía irremediablemente a empezar.

Chelo alcanzó a Laura cuando ésta se paró en el semáforo, la miró con los ojos llenos de lágrimas y le dijo: -Yo he sufrío mucho en esta vida tan aperreá, pero nunca me he sentio tan mal como hoy- -¡y que no sufrirá usted que es su madre!-

Laura seguía con la mirada perdida al frente y parecía no escuchar lo que Chelo decía – La tenemos que encontrar, usted, al fin y al cabo, aunque sea su madre, tiene su oficio....su marido....los amigos, pero yo sólo la tengo a ella,- Laura la miró y Chelo terminó diciendo: -Si no encontramos a la Diana a mi no me merece la pena vivil.-

Laura la abrazó cálidamente y juntas lloraron su desesperación y su angustia largo rato mientras empezaba a llover en Madrid.

Dieron un corto paseo de rastreo en los alrededores de la casa, sin encontrar ningún rastro de Diana y finalmente, entraron en casa.

Luis no estaba, Chelo se quedó en la cocina preparando unas infusiones de tila y Laura subió a su habitación en busca de una chaqueta con la que atenuar el frío que sentía. La puerta del despacho estaba entreabierta y se vislumbraba desde el pasillo una luz encendida en su interior. Se acercó y comprobó con estupor que el ordenador estaba encendido. Una frase ocupaba toda la pantalla: Empieza el juego


(Continuará)

EL REENCUENTRO


Para Angel M.P.


Veinte años sin verte, sin oírte, sin seguirte, sin saber nada de ti y por carambolas del destino nos volvemos a reencontrar en un fin de semana de mayo, de frío y lluvia.

Que bien te conservas, canalla, parece que hubieras hecho un pacto con el diablo para que no corriera el tiempo por tu aspecto. Tienes menos pelo, eso sí, pero más serenidad en esa mirada de Peter Pan que se negó a crecer porque no le dieron la oportunidad de vivir una infancia como Dios manda.

Mis ganas de saber de ti y mis preguntas sin rodeos pudieran parecer indiscretas y hasta morbosas a los ojos de cualquiera que no sepa cómo nos conocemos y la fuerza de los lazos que nos unen. Afortunadamente, seguimos siendo los mismos, en mi se ha limado y canalizado esa vena reivindicativa y soñadora que vestía en mi juventud y tu te has convertido en el mejor superviviente posible de lo vivido. ¡que más podemos pedir!.

El fin de semana me ha sabido a poco, sólo ha dado tiempo para enunciar los triunfos y airear las heridas, no para ayudar a curarlas. Aunque tu no lo creas, la historia no siempre se repite, a veces es posible escribir una nueva canción y no una nueva versión.

En mi intento de resumir tantos años de ausencia, tuve la poca delicadeza de confesarte que de tanto luchar perdí una uña, sin darme cuenta que tú ya habías perdido las dos manos, me sentí una villana cuando me di cuenta de mi torpeza. Te pido disculpas, aunque se que tengo tu perdón y tu cariño.

Nos dimos un abrazo al encontrarnos y otro al despedirnos, y con ellos abrazamos nuevamente nuestras vidas y esa amistad que se ha mantenido intacta, sin arrugas y sin grietas a pesar de la distancia y de la ausencia.


¡No te vuelvas a marchar!

OEOEOEOEEEEEEEEEEEEEE

(No puedo descargar el video desde aqui)



En el apartado de peticiones del lector, me encuentro con la solicitud de Beatriz, que habla en nombre de su santo, (Paco ¿por qué no lo pides tu? ¿te ha comido la lengua un gato?) para que escriba un post sobre el Atlético de Madrid.

Ya lo siento, Beatriz, pero no va a ser posible, yo no entiendo nada de fútbol y, francamente, tampoco tengo mucho interés en entender. Además no creo que pueda llegar a comprender cómo se pueden pagar millones de euros a un individuo que no sabe hablar, no tiene formación alguna, y cuyo único mérito es saber dar patadas a un balón y haya otros con formación universitaria, dedicados a la investigación y que a duras penas, llegan a fin de mes. El futbol sólo me interesa como fenómeno capaz de mover masas y levantar pasiones. Me impactan las energías que despierta y las emociones que es capaz de transportar.

Ya sabes que en el fondo soy una sentimental, ya lo dice Sabina “motivos de un sentimiento que no se puede explicar” y me erijo en defensora de causas perdidas, tomando partido siempre por los que luchan y no ganan, por los que esperan 48 años para saborear las mieles de éxito, por los que nunca pierden la esperanza, y les aliento, como hace él: “Qué manera de aguantar, qué manera de crecer, qué manera de sentir, qué manera de soñar, qué manera de aprender, qué manera de sufrir, qué manera de palmar, qué manera de vencer, qué manera de vivir”.

Y claro, cuando por fin, gana, soy la primera que me alegro y gritó “que viva mi atleti de Madrid” .

Oye...... ¡¡¡A ver si voy a ser del Atlético de Madrid y no me he enterado ¡!!!!!!!!

He de serte sincera, pero me tienes que guardar el secreto, no me puedo decantar por los colchoneros , porque me debo a todos mis fieles lectores, y entre ellos hay seguidores y socios del Real Madrid que me retirarían su confianza. Hazte cargo.

Lo dicho: ¡¡¡¡¡AUPA ATLETI!!!!! ¡¡¡¡¡HALA MADRID!!!!!!

EL RELATO DE ESTA SEMANA

Martius


Los relatos en cadena de la Cadena Ser de esta semana tenían que empezar por la frase "la mujer de la foto sonreía". Aqui os dejo mi relato, no es de los que más me gustan y es que, una, a veces está inspirada y otras empanada ¡¡que le vamos a hacer!!




EL SIRVIENTE INFIEL



La mujer de la foto sonreía. Era la única que lo hacía, todos los demás teníamos cara de velatorio. Ya no sabíamos donde buscar, habíamos recorrido de cabo a rabo la vieja mansión llena de telarañas y gatos, durante días, sin encontrar el cofre de los diamantes. Se había ido sin revelarnos el secreto. Fuimos abandonando uno a uno la mansión y con ella la esperanza de cambiar nuestra fortuna. El viejo mayordomo nos despidió lenta y solemnemente y salió tras nosotros con su maleta en una mano y el saco de arena de gatos en la otra, pero ¿y los gatos?. Su sonrisa le delataba.

CON LA VENIA


Para los abogados del foro, los momentos más intensos de la profesión se viven en los estrados, entre el miedo escénico que te acompaña siempre cuando empiezas un juicio y los códigos de leyes que te asisten como amuletos para ahuyentar la mala praxis.

Envuelta en esa parafernalia de solemnidad que proporcionan las togas, las salas de justicia y la jerga judicial, he vivido momentos de gloria en los que acabas seduciendo con tu alegato a Su Señoría; al público, al que percibes entregado y si te descuidas a la parte contraria. Esos momentos de gloria en los que sientes como se te eriza la piel haciendo palabras las razones de tu cliente. Esos momentos en los que el mundo desaparece y solo queda lo que dices y lo que defiendes.

Pero también en el estrado he descendido a los infiernos empujada por Su Señoría, de la mano de frases como –Sra. Letrada no le voy a consentir que vaya por ahí- consigna típica para reventarte todo tu argumentación y dejarte sin defensa. Cuando insistes en tu alegato, entre otras cosas porque no tienes otro, empieza con las amenazas – Sra Letrada, si persiste en su actitud le voy a tener que retirar el turno de palabra- y finalmente vienen las represalias – Sra. Letrada, se acabo su turno. Tiene la palabra la parte contraria – y entonces tu haces la protesta y apelas a la Constitución y al derecho a la defensa y el juez te mira perdonándote la vida.

Aún es peor cuando el Magistrado con tono mordaz te suelta –Sra. Letrada ¿de verdad me está usted diciendo lo que acabo de escuchar?- frase que se traduce en “Estás muerta, bonita” “has perdido el juicio”. La presión a la que a veces te somete Su Señoria es lo más parecido a una operación de acoso y derribo, como interrumpirte constantemente haciéndote perder el hilo de tu alegato o declararte impertinentes todas las preguntas que le haces a tu testigo. Esos son los momentos en que te gustaría desaparecer del mundo, y sólo queda tu frustración y tu impotencia.

Cuando empieza el juicio y dices –Con la venia – no sabes si vas a ser engullida por los leones o vas a salir por la puerta grande, con dos orejas y el rabo.


Son los riesgos del directo y la sal del oficio.

EL SUSURRO DEL DUENDE (26ª entrega)

entelepentele


Nunca había visto una Comisaría con la mirada con la que hoy la veía, nunca había entrado en ella como una ciudadana más en busca de la protección policial. Hoy no se sentía investida del halo de protección que le daba su condición de letrada, al contrario, se veía a sí misma como una desvalida mujer, muerta de miedo y parecía que esa visión era compartida también por otros, no en vano la habían confundido con una mujer maltratada. Con ojeras, sin arreglar, vestida con el primer jersey y los primeros vaqueros que encontró en el armario, era una más.

Veía a Luis gesticulando mientras hablaba y al Inspector escuchándole atentamente y se preguntaba cómo había podido compartir tantos años de su vida con él, se sentía culpable por haberle permitido ser el padre de su hija. Un instante fue suficiente para borrar de un plumazo todos los buenos momentos vividos a su lado. Sentía una aguda punzada en la boca del estómago al recordar la escena protagonizada por Luis la noche anterior y se reprochaba a sí misma no haber tenido una actitud más contundente frente a él.

Vio entrar por la puerta con gesto grave, a su socio, Esteban Herrera, e ir a su encuentro. Se fundieron en un largo y sentido abrazo. Laura se acurrucó como una niña en los brazos de Esteban y empezó a llorar todas las lágrimas contenidas hasta entonces. –Ayúdame- le decía constantemente entre sollozos, y él le repetía – Tranquila, la encontraremos, ya verás- mientras le acariciaba el pelo.

Laura le transmitió a Esteban su temor de que Arturo Hidalgo pudiera estar detrás de la desaparición de Diana, también le relató la pelotera que Luis había montado a costa del duende y su decisión de dar por terminada su relación con él.

- No es el mejor momento para tomar decisiones de ese tipo- le aconsejó Esteban –vamos a buscar a Diana y cuando la encontremos, decides fríamente si te quieres separar de él -

- Quizá tengas razón – dijo Laura meditando la respuesta.

Luis acababa de terminar su declaración y se despedía del Inspector con un afectuoso apretón de manos.

Se acercó a Esteban y estrechó su mano con más compromiso que sentimiento y dijo: - Vámonos Laura, dicen que ya te tomaran declaración cuando estés más tranquila – . La intentó tomar de la cintura, empujándola suavemente hacia la salida y ella se revolvió, retirando bruscamente su mano. –Yo no voy contigo a ninguna parte-

Luis abandonó sólo la Comisaría bajo la atenta mirada del Inspector que tras el cristal había presenciado toda la escena.

(Continuará)

QUISIERA CONTARTE (Antes y Después)

kukudrulu

Quisiera contarte que antes, en mi vida, todo era aparentemente perfecto, todos los días eran iguales, lloviera o hiciera sol, nada hacía mella en mi corazón.

Quisiera contarte que ahora, cada mañana al despertar, me asalta el vértigo de no saber lo que me deparará el día, si será risa o será llanto.

Quisiera contarte que antes, pensaba que era yo la que decidía lo que me pasaba y cómo me pasaba.

Quisiera contarte que ahora, sé que estoy abandonada a mi suerte, y sólo me queda cerrar los ojos y confiar en ella.

Quisiera contarte que antes, mis ojos casi no conocían las lágrimas, ni mi mirada el miedo, ni mis palabras la prudencia.

Quisiera contarte que ahora, las lágrimas son mis fieles compañeras, el miedo el enemigo que acecha en cada esquina y las palabras el espejo de mi alma.

Quisiera contarte que antes, oía alguna vez los latidos de mi corazón, pero no entendía lo que me contaban.

Quisiera contarte que ahora escucho siempre a mi corazón y mi cabeza, celosa, me da consejos aunque no se los pida.

Quisiera contarte que antes, no había nada que construir, nada que sentir, nada que vivir.

Quisiera contarte
que ahora, no tengo que pellizcarme para darme cuenta que estoy viva.

MICRORRELATO CON FRASES EN CADENA


Esta semana también he participado en el Concurso de la Cadena Ser de microrrelatos de 100 palabras que empiezan por la frase con la que terminó el ganador de la semana anterior. La frase con la que tenía que empezar esta vez era "hasta que decidimos volver a colgarla en la pared" . ¡Que os guste!


NO HAY SITIO PARA MI

Hasta que decidimos volver a colgarla en la pared, todo fue paz y armonía: volvimos a encontrarnos, reinventamos un universo a la medida de los dos y comprobamos que estábamos hechos el uno para el otro. Todo iba sobre ruedas hasta esa maldita tarde en que la descubriste en el fondo del armario. Te atrapó con su mirada y sucumbiste a la nostalgia y a la culpa, le cediste tu espacio y el mío, y la colgamos nuevamente en el salón y en nuestras vidas. Ahora la foto de tu madre ya sólo cuelga de mi partida y de tu soledad.

EL SUSURRO DEL DUENDE (25ª entrega)

CPGXK


El cansancio estaba terminando con sus reservas. Estaba tan confusa y tan asustada que los pensamientos se atropellaban sin remedio en su cabeza. El ruido de las impresoras se había convertido en una música de fondo que martillaba impenitentemente sus oídos. La Comisaría olía a lejía y a culpa y allí estaba sentada Laura, en una silla verde y gastada, ante una mesa sin ocupante, esperando a ser oída o a ser juzgada.

Luis aguardaba fuera, paseando nerviosamente, mirando de reojo a las especies urbanas que iban apareciendo por el lugar.

- Así que usted, Sra. Semprum, es abogado? – entró diciendo el Inspector de Policia al tiempo que se sentaba al frente de la mesa donde Laura aguardaba.

Ella no movió ni un músculo, tan sólo sus ojos se clavaron por un instante, en el hombre uniformado y rechoncho que tenía enfrente, y acto seguido cerró sus párpados, como si no estuviera dispuesta a aguantar más estupideces.

- ¿Tiene usted idea de quien ha podido llevarse a su hija? – Laura intentó contener la respuesta, pero su lengua fue más rápida que su intención.

- ¿Cree usted que yo estaría aquí sentada si supiera quien tiene a mi hija? -

El Inspector la miró de arriba abajo desafiante – Veo Sra. Semprum, que no va usted a colaborar-

Laura sintió como las venas de sus sienes se hinchaban y por primera vez en su vida, se sintió sentada al otro lado, en el banquillo y notó como la sombra de la sospecha flotaba en el aire.

- Dígame una cosa ¿en calidad de qué, estoy aquí sentada, de imputada o de denunciante?- preguntó Laura adelantando el torso hacía su interlocutor.

- Porque si estoy en calidad de imputada, aquí falta un abogado ¿no le parece, Sr. Inspector?- continuó ella en tono mordaz.

El Inspector se recostó sobre su silla y tras acariciarse lentamente el bigote, dijo jugueteando con un bolígrafo: - Mire, con usted voy a hacer una excepción, Sra. Semprum, voy a invertir el orden, voy a tomar declaración a su marido y mientras, usted se calma un poco ¿de acuerdo? Así que dígale a su marido que pase y usted espere fuera. –

Laura se levantó y abandonó la sala sin decir adiós. Se acercó a Luis y le dijo – Quieren tomarte declaración a ti primero, haz memoria, no se te vaya a olvidar ninguna de las mentiras que llevas repitiendo toda la noche -

Luis hizo una mueca de desagrado por las palabras de Laura, pero en un instante mudó el gesto de su cara, recolocó sus hombros, tomó una respiración profunda y con paso decidido, entró en el despacho del Inspector.

Ella se derrumbó en una de las sillas cercanas a la ventanilla de atención al público, y apoyó la cabeza en la pared cerrando sus ojos.

- ¿También a ti te pega tu hombre? - le preguntó la mujer que estaba sentada a su lado y en la que, hasta entonces, ni siquiera se había fijado.

- Yo no..... es que yo...... No, No – balbuceó Laura, sorprendida por la pregunta.

La mujer le puso la mano en el muslo y le dijo – Tranquila, a mi también me daba vergüenza reconocerlo, al principio. –

(Continuará)

EL OFICIO DE MADRE


Yo suelo huir de las conmemoraciones y más si estan fomentadas por los centros comerciales como forma de hacer el agosto, pero, a pesar de ello, como yo no vendo nada, sólo regalo palabras, le quiero dedicar unas cuantas a las madres.

Las hay de todas las tallas y colores, de todo tipo y condición, las abnegadas, las entregadas, las dominantes, las displicentes, las tolerantes, las victimistas, las manipuladoras, las generosas, las amorosas, las que dan todo por sus hijos, las que quieren que sus hijos den todo por ellas................... Al fin y al cabo las madres somos como el resto de los mortales, con nuestras incertidumbres y nuestros miedos, nuestras angustias y nuestros sueños, y en muchas ocasiones ni siquiera somos capaces de dirigir nuestras vidas, con que difícilmente podemos enseñar a otros como hacerlo.

Lo cierto es que nuestra madre, sea del tipo que sea, es nuestra referencia y nos asomamos a la vida a través de la ventana que ella nos crea y la vemos a través de sus ojos y aprendemos a interpretar lo que nos pasa a través de sus criterios. Después, cuando salimos de debajo de sus faldas, a veces descubrimos que el mundo es otra cosa distinta de la que nos ha enseñado.

Ser madre es una tarea para la que nunca estamos preparadas, por eso, ser una buena madre es un objetivo difícil de alcanzar, aunque creo tener la receta, lo que no quiere decir que yo lo sea; esto es como el arte culinario, el hecho de contar con la fórmula no garantiza el éxito del plato.

Tomad nota: Se ponen sobre el hijo grandes dosis de coherencia y sentido común, se sazona de un amor desinteresado y sin condiciones y se deja macerar, vigilando en los primeros momentos para comprobar que los ingredientes se mezclan adecuadamente consiguiendo una buena textura y una vez comprobado que ha cogido forma, cada uno la suya, y ya está listo para servir, se le deja partir, sin apegos, para que busque su sitio y encuentre su lugar en este mundo.

Es una receta básica, que admite mejoras y múltiples aderezos. Los ingredientes no son fáciles de conseguir y en el proceso final del desapego, está la máxima dificultad de la fórmula, aunque me consta que muchas de vosotras sois unas fantásticas cocineras.


¡Suerte con la receta !

¿CREAS O COPIAS?

Foto: Fan-lo-sue

Esta tarde he comprobado en mis propias carnes como el monstruo de las redes de internet se cuela en nuestras vidas y si nos descuidamos nos roba nuestra identidad y hasta nuestra cartera.

Resulta que hay una página del Instituto Cervantes sobre el Dia del Español, donde se buscan las palabras más bonitas del castellano. En dicha página hay una sección que se llama Ficcionario donde los internautas cuelgan palabras inventadas y hacen una breve descripción del significado de las mismas.

Pues bien, el domingo pasado yo colgué la palabra “difácil” término acuñado por mi hija cuando tenía dos años, haciendo una descripción sobre la ambiguedad y la ambivalencia de la palabra. No sale inmediatamente en la página, ya que los administradores de la web la someten a revisión, y cuando comprueban que no atenta contra la moral o el órden público, le dan salida. Cual es mi sorpresa cuando hoy, vuelvo a entrar en la página y descubro que efectivamente la palabra “difácil” sale en el ficcionario pero colgada, el mismo día por otra persona y con un comentario distinto.

¡Mira que es raro que a dos personas distintas se les ocurra la misma palabra inventada el mismo día!.

Pasada la sorpresa inicial, me ha quedado la sensación de ser espiada, copiada, utilizada y manipulada, y me he puesto manos a la obra para registrar todos los contenidos de este blog, no vaya a ser que un día en una librería me encuentre una novela titulada “Como un lamento” o “El Susurro del duende” y compruebe, con estupor, que el autor no soy yo.

Posiblemente mis palabras no valgan nada, pero son mías y no quiero que nadie, a mis espaldas, juegue a hacerlas suyas.