Dicen las malas lenguas que las hadas no existen ¡qué sabrán ellas! Yo, sin ir más lejos, conozco una que habita en este bosque. Habla el idioma de los animales, los mima, los cuida y les pone nombre de ríos y de montañas para que se arraiguen, aún más si cabe, a esta tierra. Ella no se hace mayor, sigue volando como el primer día, de cocina en cocina, repartiendo cuidados y curando heridas. Cuando te das cuenta ha desplegado sus alas y te ha arropado antes de que sientas frio. Capaz de resistir una gran nevada pero no un mal gesto, su corazón de cristal tintinea peligrosamente frente a la maldad.
Mi hada hoy no cumple años, solo cumple sueños.
¡Felicidades Memé!