GANADORA EN WONDERLAND




Biografía capilar


Los cien años de la abuela estaban recogidos en la negra cabellera que escondía celosamente en un moño. Cada noche lo deshacía y tamizaba con un peine de púas apretadas para despegar de sus cabellos las miserias que no eran suyas. Lo componía de nuevo por la mañana,  entrelazando su pelo con las lágrimas de la melancólica Julita, la hija que no encontró su camino; los éxitos del nieto que le salió listo y la mala vida que le dio Venancio, que acabó con sus ahorros y su paciencia. Siempre había un reproche para él al colocar la última horquilla.

(Con este relato gané el Concurso de Wonderland esta semana. Este triunfo me viene tras una larga época de sequía y me ha sabido rico, rico) 

FINALISTA EN PUNTO DE LIBRO


De la noche a la mañana 

Siempre me he negado a tener perro, por eso cada mañana saco a pasear a la correa que espera ansiosa el momento de salir a la calle. Hoy hemos esperado en casa a ver si por fin amanecía pero parece que a la mañana no le ha sonado  el despertador y ha obligado a la noche a hacer horas extras. 

Me acerco hasta la panadería guiada por los brincos y tirones  de mi alegre acompañante, pero en su lugar encuentro un local vacío con  un cartel de "SE ALQUILA". ¡Qué raro! si anoche pasé por aquí cuando Roque echaba el cierre, dejando preparadas las bandejas de bollos para hornear al día siguiente…

Decido comprar el pan en la tienda de Sole, que siempre huele a harina de otro costal   y que tiene de todo un poco y casi de nada. La correa se sabe el camino y me lleva casi a rastras hasta la puerta de un bazar oriental. Desorientada mira hacia los lados para finalmente volverse hacia mí y esconderse en mi bolsillo.  Una joven china se asoma a la puerta:

 ─¿Y la tienda de Sole?─  le pregunto desconcertada.

─ Si tenemos, en la planta de abajo─ me contesta sin entender una palabra.


Vuelvo abatido a casa, sigue sin amanecer y se han ido los de siempre. Me paro ante una papelera  y tiro la correa, menos mal que nunca le puse nombre para no cogerle cariño.

(Este relato ha sido elegido este mes como finalista en el Concurso de Relatos que promueve la Revista Literaria Punto de Libro, accediendo a la final anual) 

MATERIAL RECICLABLE


Mientras su padre cerraba la tapa del contenedor, ella vigilaba el puñado de ojos asustados que la recibieron dentro. Murmuró un saludo y se acopló como pudo entre los codos y rodillas de los demás. Buscó, sin éxito, la silueta de la mano de su padre entre las que aplastaban por fuera las paredes del contenedor y aprovechó las despedidas de otros para terminar de acomodarse antes de iniciar el largo viaje. Algunos lloraban, otros rezaban en voz baja, los menos reían nerviosos, pero todos sabían que no volverían, ya no había futuro para ellos en este planeta.