Sin certificación de origen
Del accidente no recuerdo nada más que la dulce voz de la mujer
que me atendió y el roce de su pelo en
mi cara, fue entonces cuando abrí los ojos y entró la oscuridad para quedarse. No
me importó demasiado lo del bastón blanco, incluso le tomé cariño al perro guía
pero cuando me hablaron del banco de ojos, no lo dudé. Dicen los médicos que la
operación fue un éxito, pero nadie sabe explicarme por qué veo campos de prisioneros
donde los demás ven calles y una fila de víctimas degolladas en vez de la cola
del paro.
(Con este relato he ganado el Concurso de Wonderland de esta semana, espero que os guste)