pasotraspaso
Le abro la puerta para que salga mientras le despido con una ligera inclinación de
cabeza, no hay afecto solo respeto. No le puedo querer, no me trató bien, me ha
asaltado en cada esquina zarandeándome y poniendo a prueba mi equilibrio. Antes de que
se vaya, le hago ver que sigo en pie.
Se pasó por cada uno de mis vasos echando
la última gota y cruzó por mi casa como el elefante por la cacharrería. Todavía
estoy recogiendo lo que se cayó, tirando lo que se rompió y buscando lo que se
perdió.
El abuelo Marcos estaba en lo cierto cuando decía que no hay
un bisiesto bueno.
Me asomo para verle la
pinta al 2013, es pronto para adivinar sus intenciones, pero nadie me puede
quitar la esperanza de que traiga suerte, salud y prosperidad.
Nadie me puede
quitar la fuerza de mi nombre.