Aquelarre
A veces venían, a veces no, nunca los veía pero sabía cuando
estaban porque hablaban entre ellos y se acostumbró a oírlos mientras peinaba a
sus muñecas, hacía los deberes o estaba a punto de dormirse. Creció en su
compañía y pensó que aquello le pasaba a todo el mundo, hasta el día que sus
amigas del colegio se burlaron de ella, tomándola por loca. Se hizo el firme
propósito de no hablar nunca más de ello y se tapaba los oídos cuando volvían
aquellas conversaciones suspendidas en el aire para no escucharlas. El tiempo y
la negación hicieron de ella una mujer
respetable. Su toga y renombre se
convirtió en azote de brujas, hechiceras
y chamanes. Ha conseguido acallar las voces, todas menos una que cada noche, en
el silencio de su almohada, le susurra
insistentemente al oído: ¿Por qué lo haces?
(Este es el relato que ha quedado finalista en el Concurso de la Microbiblioteca de Noviembre junto con los de Rubén Gozalo, Miguel Ángel Flores y Javier Ximens. Si queréis leerlos: