EURO - PA - LABRA


Ayer salió publicado uno de mis micros.en el blog Euro- pa- labra, un espacio dedicado a la palabra europea. El tema era de carreteras, os dejo el enlace y el micro

http://europalabra.blogspot.com/2011/08/un-micro-de-esperanza.html

LA CHICA DE LA MELENA


Me gusta sentir como se mueve mi melena con la velocidad de los coches que  pasan, algunos incluso me hacen tambalearme,  otros en cambio van tan despacio que podría  saludarles sin que frenaran  ni redujeran la marcha. Lo cierto es que todos miran hacia mí cuando pasan,  alguno dice haberme visto, otros tan solo percibieron  la caricia de mi pelo.  

Fue una tarde de agosto en este punto kilométrico, creí pilotar un avión y salí volando contra  el asfalto, desde entonces estoy aquí, esperando tal vez un compañero, tal vez un milagro que me permita volver.    

VERSOS DE AGUA

Beño O||||O

Unas pegajosas ganas de dormir le impedían despertar, por más que intentaba abrir los ojos  la inercia del sueño le vencía. Tras varios intentos consiguió levantar los brazos para desperezarse. Mientras se estiraba bostezando ruidosamente tocó algo con la mano, rápidamente  recogió sus brazos y se acurrucó de nuevo en posición de dormir.  Su corazón latía desbocado. No sabía que había tocado, tampoco  se atrevía a abrir los ojos para verlo, un elemento nuevo no identificado perturbaba su seguridad. Cuando consiguió calmar su respiración hizo tímidos intentos    de estirar de nuevo los brazos y fue palpando poco a poco la textura de  lo desconocido,  aspirando el aroma del vértigo, saboreando el vacío, abandonándose en la confianza y se produjo el milagro: su madriguera se convirtió en cielo, sus brazos en alas y sus palabras en versos de agua. 

RECONOCERSE



Hoy he salido de paseo conmigo misma, al principio ha sido embarazoso, se respiraba la distancia, se mascaba la tensión hasta que me he armado de valor, me he dicho cuatro cosas  que tenía que haberme dicho hace tiempo y luego todo ha sido distinto, me he comprendido, me he perdonado e incluso me he tratado con ternura.

El problema es que se me olvida rápido, lo de perdonar, digo.

¿Perdonar? ¿A quién? ¿Por qué?

Mañana me invitaré a dar un paseo, hay unas cuantas cosillas que tengo que arreglar conmigo misma…

APEGOS

Señorita Coca

Roque estaba firmemente pegado a la tierra,  arrastraba los pies para nunca perder el contacto con ella,  se la metía a puñados en los bolsillos e incluso se la tragaba cuando alguien ponía en entredicho que fuera suya.  Un día un hombre trajeado vino a comprársela y le ahuyentó escopeta en mano pero volvió unos días más tarde con un papel que decía: “expropiación”.

Roque empezó a comerse la tierra, primero en  pequeños terrones y luego a puñados hasta que ya no pudo tragar más. Fue inútil, los hombres de corbata plantaron encima un centro comercial y por más que buscaba, entre el suelo de asfalto y los adoquines de hormigón, los restos de la tierra que no se había comido, no encontró ni rastro de ella.

Ya nada le quedaba, era tan pobre que solo tenía dinero. Dicen que le encontraron ahogado con la cabeza sepultada entre la tierra de una maceta, con una nota en la boca que decía: "vuelvo a la tierra, no puedo vivir sin ella"

INSTANTES

vm_ramos

Ayer volví a hacerlo,  me quedé en el bosque hasta que llegó la noche. La luz del atardecer me seduce de tal manera que no puedo escapar a su magia, tampoco pueden las hojas del hayedo que se estiran y se entregan a los últimos rayos de sol, los mismos que erizan  la hierba del sendero  y  hacen brillar los hilos tejidos por las arañas, que se tensan y destensan como la cuerda de un violín con los sonidos lejanos de los cencerros.

Los últimos destellos de luz se acurrucan en los majestuosos picos que rodean el bosque cubriendo las rocas de sábanas naranjas, hasta que se duermen  y sueñan en las estrellas.

Y presidiendo el milagro, el silencio...

Por solo contemplarlo ha merecido la pena vivir. 

GARABATOS EN EL BOSQUE

Belaljimez

Garabateaba con sus ramas versos de viento y hojarasca,
 la savia que corría por sus venas inspiraba  sus poemas.
De su boca salían los trinos de los pájaros que no cantaban entre sus hojas
de sus pies las raíces le asomaban entre las botas.
Era mitad hombre, mitad árbol;
mitad lluvia, mitad llanto;
mitad magia, mitad quebranto…
Era una verde ilusión,  era un poema de amor.

UNA DE MOSCAS

Deemonita

Tarde de agosto, calma de cristal, una mosca se posa en mi muñeca y la observo derramar un cosquilleo sobre la piel, no me gusta pero no me muevo, tal vez así consiga acostumbrarme a las pequeñas frustraciones que me acompañan.  Ahora decide ponerse en la punta de mi nariz, provocando unas irritantes cosquillas, sigo inmóvil, hay que trascender las  provocaciones gratuitas. La mosca sigue su ruidoso vuelo, esta vez sobrevolando mi oído y chocando intermitentemente contra la mejilla, permanezco como una estatua superando la prueba de fuego de ver como viola mi silencio. Me vuela, me recorre, me pierde el respeto, me descompone, alargo la mano, alcanzo el matamoscas y  ¡zas! se acabó la sesión de superación personal y regreso a mi tosca y placentera siesta.   

UNO DE MIS MICRORRELATOS


Caminaba entre la niebla cuando un comentario de Rosa recibido en el móvil me alertaba de este premio. Seguí andando y emprendí camino hacia el cielo como si  yo fuera la luna. ¡Sienta  tan  bien recibir laureles! y saben mejor cuando te enfrentas a micros de mucha calidad, como en esta ocasión.

Me ha sabido rico, rico, todavía estoy rechupeteando la mención. Este es el  microrrelato en cuestión.

SÓTANO, SÓTANO, SOTANA

Una mezcla de sangre aceite y baba se le escapaba por la comisura  después de rodar por los cincuenta escalones que conducían al sótano.  Intentaba levantarse  al tiempo que entornaba su mirada al cielo como un  Cristo crucificado. Retrocedíamos por aquel lugar oscuro del colegio conteniendo la respiración mientras  él reptaba hacia nosotros.   - Os dije que no era buena idea lo de engrasar  las escaleras – lloriqueaba uno.  - Tenemos que hacer algo- apuntaba nervioso  otro.  Como  un puñado de vengadores asustados nos apelotonábamos   en ese cuarto de los horrores hasta que Lucas, el más fuerte, puso fin a  la pesadilla rebanándole  el gaznate y el alzacuellos con un pedazo de ese  espejo que lloró nuestras lágrimas  durante tantas noches  de espantos   dentro de su sotana.