Imagen anguila40/Alejandro Groenewold
Su teléfono volvió a sonar, Ángeles iba a cogerlo y decirle a su madre que ya estaba bien, que la dejara en paz, cuando vio que era Marta.
-Dime Marta –
-Tengo buenas noticias, Ignacio Montilla me ha dicho que sí, que te lleva el caso, y además me ha dicho que te diera recuerdos - dijo Marta
¿Recuerdos? preguntó sorprendida Ángeles.
- Si, si ¡Que callado te lo tenías!, cuando le hablé de ti, me dijo que te conocía perfectamente y que sí, por supuesto que se hacía cargo del asunto, que le llamaras para quedar.-
- De verdad, Marta si vas a empezar con tus monsergas.........no estoy para bromas, últimamente salto de sorpresa en sorpresa, así que déjate de rollos y dime que te ha dicho-
- Ángeles, Ignacio te conoce, ha estado en tu casa, y me ha confesado que tu fuiste su primer amor............
Ángeles la interrumpió: - Marta, basta ya -
- Ignacio estudió con tu hermano Jose en los maristas, y según me ha dicho iba casi todas las tardes a tu casa a hacer los deberes. Me ha confesado que tu fuiste la musa de sus primeras poesías. Además, creo que ahora vive cerca de tu casa, es un buen compañero, pero muy reservado, nunca cuenta nada de su vida privada, en el despacho se rumorea que su matrimonio terminó con una sórdida historia pero no sé más, por eso me ha sorprendido que me contara que tu fuiste su musa. – dijo Marta.
Ángeles ¿sigues ahí? preguntó Marta.
Ángeles no daba crédito a lo que acababa de oír, pensó que efectivamente el mundo era un pañuelo, ¡quien se lo iba a decir! Nachete, ese niño que pasaba las tardes de invierno en su casa y que se ponía colorado cada vez que se cruzaba con ella en el pasillo, ahora era su abogado.
- Si, si te escucho, lo que pasa es que me he quedado de piedra- respondió Ángeles.
Tras un largo silencio, Marta dijo: - ¿Estás pensando lo mismo que yo? -.
Continuará......................................
Su teléfono volvió a sonar, Ángeles iba a cogerlo y decirle a su madre que ya estaba bien, que la dejara en paz, cuando vio que era Marta.
-Dime Marta –
-Tengo buenas noticias, Ignacio Montilla me ha dicho que sí, que te lleva el caso, y además me ha dicho que te diera recuerdos - dijo Marta
¿Recuerdos? preguntó sorprendida Ángeles.
- Si, si ¡Que callado te lo tenías!, cuando le hablé de ti, me dijo que te conocía perfectamente y que sí, por supuesto que se hacía cargo del asunto, que le llamaras para quedar.-
- De verdad, Marta si vas a empezar con tus monsergas.........no estoy para bromas, últimamente salto de sorpresa en sorpresa, así que déjate de rollos y dime que te ha dicho-
- Ángeles, Ignacio te conoce, ha estado en tu casa, y me ha confesado que tu fuiste su primer amor............
Ángeles la interrumpió: - Marta, basta ya -
- Ignacio estudió con tu hermano Jose en los maristas, y según me ha dicho iba casi todas las tardes a tu casa a hacer los deberes. Me ha confesado que tu fuiste la musa de sus primeras poesías. Además, creo que ahora vive cerca de tu casa, es un buen compañero, pero muy reservado, nunca cuenta nada de su vida privada, en el despacho se rumorea que su matrimonio terminó con una sórdida historia pero no sé más, por eso me ha sorprendido que me contara que tu fuiste su musa. – dijo Marta.
Ángeles ¿sigues ahí? preguntó Marta.
Ángeles no daba crédito a lo que acababa de oír, pensó que efectivamente el mundo era un pañuelo, ¡quien se lo iba a decir! Nachete, ese niño que pasaba las tardes de invierno en su casa y que se ponía colorado cada vez que se cruzaba con ella en el pasillo, ahora era su abogado.
- Si, si te escucho, lo que pasa es que me he quedado de piedra- respondió Ángeles.
Tras un largo silencio, Marta dijo: - ¿Estás pensando lo mismo que yo? -.
Continuará......................................
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