Laura repetía la frase como si fuera un mantra. Paseaba por el despacho recitándola, absorta en su contenido, Roberto la seguía con su mirada expectante, convencido de que en unos instantes daría con la solución. Siempre le había llamado la atención su agilidad mental , era rápida como el rayo, cazaba las cosas al vuelo, se daba cuenta de aquello que pasaba desapercibido para el resto de los mortales. Poco a poco su mirada se fue transformando en ternura, en admiración y en deseo.
A Laura no le pasó desapercibida esa mirada y la distrajo de su tarea. Se paró ante Roberto y le inquirió: ¿Qué?. El se sintió descubierto y excusándose dijo: - Nada, nada, estoy pensando –
Se conocían tan bien que muchas veces les sobraban las palabras. Laura no conseguía volver a concentrarse en su investigación, le venía a la mente la conversación de la noche anterior de Roberto, le había declarado su amor pero en cambio, le había dejado claro que no venía a ocupar su corazón.
Se paró nuevamente ante Roberto, inmersa en sus pensamientos para preguntarle porqué le había dicho eso la noche anterior. Hizo ademán de empezar a hablar, pero se arrepintió en el último momento y tan sólo dijo: Voy a ducharme a ver si se me despejan las ideas.
Roberto se quedó frente al ordenador haciendo sus pesquisas. Entró en google y tecleó bosque urbano de Madrid, en unos instantes se desplegaron un montón de direcciones, pero la primera ya le contestaba a su pregunta:-La Casa de Campo bosque urbano de Madrid –
La siguiente incógnita parecía tener fácil solución “el día más largo” no podía ser otro que el 21 de junio, eso parecía claro pero el último lapso capicúa, le hacía albergar dudas. Partió de la base que un lapso era el tiempo entre dos límites, de esa manera, si ya tenía la referencia de un día dentro de ese lapso, éste tendría que ser de mayor duración, una semana, un mes, un año, un lustro........... pero tenía que ser capicúa, solo los años podían tener esa condición.
El último año capicúa había sido 2002, con todas las piezas del puzzle encima de la mesa Roberto leyó la frase con las incógnitas despejadas : Vuelve a la Casa de Campo el 21 de junio de 2002 y busca la llave que te permitirá continuar.
Laura entró en el despacho y Roberto le dijo: Creo que tengo la solución. Ella le sonrió y le contestó: yo también.
(Continuará)
A Laura no le pasó desapercibida esa mirada y la distrajo de su tarea. Se paró ante Roberto y le inquirió: ¿Qué?. El se sintió descubierto y excusándose dijo: - Nada, nada, estoy pensando –
Se conocían tan bien que muchas veces les sobraban las palabras. Laura no conseguía volver a concentrarse en su investigación, le venía a la mente la conversación de la noche anterior de Roberto, le había declarado su amor pero en cambio, le había dejado claro que no venía a ocupar su corazón.
Se paró nuevamente ante Roberto, inmersa en sus pensamientos para preguntarle porqué le había dicho eso la noche anterior. Hizo ademán de empezar a hablar, pero se arrepintió en el último momento y tan sólo dijo: Voy a ducharme a ver si se me despejan las ideas.
Roberto se quedó frente al ordenador haciendo sus pesquisas. Entró en google y tecleó bosque urbano de Madrid, en unos instantes se desplegaron un montón de direcciones, pero la primera ya le contestaba a su pregunta:-La Casa de Campo bosque urbano de Madrid –
La siguiente incógnita parecía tener fácil solución “el día más largo” no podía ser otro que el 21 de junio, eso parecía claro pero el último lapso capicúa, le hacía albergar dudas. Partió de la base que un lapso era el tiempo entre dos límites, de esa manera, si ya tenía la referencia de un día dentro de ese lapso, éste tendría que ser de mayor duración, una semana, un mes, un año, un lustro........... pero tenía que ser capicúa, solo los años podían tener esa condición.
El último año capicúa había sido 2002, con todas las piezas del puzzle encima de la mesa Roberto leyó la frase con las incógnitas despejadas : Vuelve a la Casa de Campo el 21 de junio de 2002 y busca la llave que te permitirá continuar.
Laura entró en el despacho y Roberto le dijo: Creo que tengo la solución. Ella le sonrió y le contestó: yo también.
(Continuará)
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