HEMOS PERDIDO EL NORTE

Imagen: Heart Industry- Galeria Flickr

Nos estamos acostumbrando a desayunarnos con noticias tales como que una disminuida psíquica de 13 años ha sido violada por siete menores….. que un sujeto de 21 años graba a su novia de 15 mientras mantienen relaciones sexuales y por despecho cuelga el video en youtube…….. que la policía busca todavía el cadáver de otra menor asesinada por su ex novio...

¿Qué está pasando? ¿qué estamos haciendo mal? Estamos dando paso a una generación que vive la violencia como algo cotidiano, porque la ve en la tele y la practica en los videojuegos, cuando no la sufre en su propia casa.

Muchos chic@s que todavía tienen edad para jugar con muñecas y camiones ven con total naturalidad practicar sexo, porque así se lo venden en las múltiples series televisivas. Si a todo ello le añadimos la falta de coherencia y límites en su educación, y las malas compañías, nos encontramos con el prototipo de gamberro sin escrúpulos, y sin compasión capaz de llevarse por delante lo que se le ponga en el camino, con tal de disfrutar de una bestial noche de juerga.

Pero, no nos engañemos, esto no es más que otra de las muchas caras de la crisis de valores que nos ha invadido hasta las entrañas.

Hemos pasado en poco tiempo de una rígida educación cargada de prohibiciones y presidida por el pecado, a otra en la que prima la permisividad total y absoluta, la ausencia de límites y la superprotección de la prole.

Antes cuando el padre hablaba, los hijos callaban; ahora cuando el hijo habla, grita o exige, el padre calla y asiente.

Creo firmemente que los límites son necesarios para que los menores se sientan seguros, crezcan felices y el día de mañana sean personas equilibradas y gente de bien, que tanta falta hace para esta sociedad.

No es que yo sea partidaria de una rígida educación, en absoluto, pero los patrones actuales no me gustan ni un pelo, por incoherentes y por ineficaces.

Hemos perdido el norte, presenciamos espectáculos vergonzosos como el procesamiento y orden de alejamiento de una madre por darle un bofetón a su hijo, sin darnos cuenta que estas medidas fomentan la expansión de malhechores. Eso sí, a liberales y progresistas no hay quien nos gane: liberalizamos la píldora del día después, pero en cambio, no permitimos la venta de alcohol a los menores de dieciocho años. ¿dónde nos hemos dejado la coherencia?

Definitivamente, no tenemos ni idea de cómo guiar a nuestros menores, y como señalaba mi admirado Antonio Blay Fontcuberta: “la mejor manera de educar a un hijo, es educándose a sí mismo”.

4 comentarios:

Beatriz dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo, últimamente es un tema en el que pienso muy a menudo, me horroriza pensar que alguna de estas situaciones pudiera siquiera salpicarnos, que equivocados estamos, que modernos y liberales nos sentimos, y sin embargo llega un momento (deben ser lo que llaman madurez) que una alarma interior nos dice basta, hasta aquí.
No se exactamente cual es la línea correcta a seguir, pero que los cambios son necesarios sí. Permíteme que incluya el decálogo del juez Emilio Calatayud, yo he decidido imprimirlo y colocarlo en un lugar visible de mi casa.

Besos.

Decálogo para formar a un delincuente. Por Emilio Calatayud.
El ya popular juez de menores de Granada, Emilio Calatayud conocido por sus sentencias educativas y orientadoras, ha publicado un libro ’Reflexiones de un juez de menores’ (Ediciones Dauro) en el que inserta un ’Decálogo para formar un delincuente’.
Es muy interesante y dice así:
1: Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
2: No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
3: Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
4: No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
5: Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
6: Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
7: Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8: Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
9: Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
10: Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.

ESPERANZA dijo...

Si hubiera más jueces como Emilio Calatayud, te aseguro que la justicia, en este pais, sería otra historia. Es una cuestión de sentido común, que desgraciadamente, en la sociedad actual, es el menos común de los sentidos, como dijo H. Greele.
Besos

MERCEDES dijo...

Los padres somos los máximos responsables en la educación de nuestros hijos.Pero observo que actualmente se nos está escapando de las manos.
Oigo continuamente decir a las familias:" mi hijo de tres años me grita, me pega cuando le llevo la contraria, es muy exigente y cabezota ..., le dejo hacer porque me cansa escucharle cuando quiere conseguir una cosa..., con tal de no oirle y que me deje tranquilo.. es que llego muy tarde y estoy muy cansada...
Partiendo de la dificultad que actualmente conlleva la educación de nuestros hijos, pienso que son excusas... es más cómodo dejarles hacer. Así están contentos y nosotros "descansamos".
Creo que efectivamente es el momento,¡YA! de poner límites y aprender a decir ¡NO!, con naturalidad y eso si...¡mucho cariño!
MERCEDES

ESPERANZA dijo...

Tu además eres una espectadora de primera fila de esta falta de límites y me imagino que sino se ponen en casa dificilmente se pueden imponer en la escuela.

Besos