Se disponía a navegar un rato por los blogs de los amigos, cuando una pequeña ventana apareció en la pantalla advirtiéndole de que tenía un mensaje no leído en su bandeja de entrada. Era ella, interpelándole, pidiendo explicaciones, exigiendo saber quien era. Este mensaje precipitaba sus planes. Tenía que pensar detenidamente la contestación si no quería que todo se fuera al traste. Estuvo un buen rato ante el ordenador, escribiendo y borrando alternativamente, finalmente se dio por vencido y abandonó.
Necesitaba despejarse, se puso la cazadora y salió a la calle en busca de la inspiración. Paseaba con la mirada perdida por una calle comercial, sorteando a los transeúntes que entraban y salían de las tiendas, intentando concentrarse en su respiración. Últimamente buscaba el silencio partiendo del bullicio más absoluto. Era un reto para él, trascender el ruido y alcanzar la calma en cualquier lugar y situación.
El olor a castañas asadas le envolvió y se dirigió al puestecillo donde la anciana castañera las estaba asando en una estufa improvisada. –Me pone media docena, por favor- la castañera le miraba fijamente mientras llenaba un cucurucho. Se empezaba a sentir incomodo con la mirada penetrante de la anciana, cuando ésta le dijo:” No tengas miedo, háblale desde el corazón y deja que la providencia haga el resto”.
Necesitaba despejarse, se puso la cazadora y salió a la calle en busca de la inspiración. Paseaba con la mirada perdida por una calle comercial, sorteando a los transeúntes que entraban y salían de las tiendas, intentando concentrarse en su respiración. Últimamente buscaba el silencio partiendo del bullicio más absoluto. Era un reto para él, trascender el ruido y alcanzar la calma en cualquier lugar y situación.
El olor a castañas asadas le envolvió y se dirigió al puestecillo donde la anciana castañera las estaba asando en una estufa improvisada. –Me pone media docena, por favor- la castañera le miraba fijamente mientras llenaba un cucurucho. Se empezaba a sentir incomodo con la mirada penetrante de la anciana, cuando ésta le dijo:” No tengas miedo, háblale desde el corazón y deja que la providencia haga el resto”.
Por un instante se sintió desnudo ante una extraña, pero rápidamente reaccionó diciendo: “No se de que me esta hablando” . La anciana le sonrió, y mientras guardaba en su mandil las monedas que él le extendíó, dijo: “ojalá que encuentres tu camino”.
El se alejó sintiendo aún la mirada de la anciana en su espalda, ¿Quién sería? La frase que le había dicho tenía todo el sentido, a pesar de que su pudor le impidiera reconocerlo. No era la primera vez que se encontraba con gente a la que no había visto nunca y que parecía conocerle bien.
Decidió seguir los consejos de la castañera, volvió a casa y se puso a escribir.
Continuará................................
El se alejó sintiendo aún la mirada de la anciana en su espalda, ¿Quién sería? La frase que le había dicho tenía todo el sentido, a pesar de que su pudor le impidiera reconocerlo. No era la primera vez que se encontraba con gente a la que no había visto nunca y que parecía conocerle bien.
Decidió seguir los consejos de la castañera, volvió a casa y se puso a escribir.
Continuará................................
0 comentarios:
Publicar un comentario