Había tanto ruido en su cabeza que incluso podía oírlo. En ella se agolpaban, luchando por un espacio preferente, todas las situaciones que había vivido en las últimas horas. La entrevista con Arturo Hidalgo......la noche vivida con Roberto....el diabólico juego del duende....
Sentada en el asiento del coche, Laura cerró los ojos, buscando un poco de calma que le permitiera decidir qué hacer. Pero apenas había pasado un minuto cuando un golpecito en el cristal le sacó de su intento. -¿Vas a salir? – le preguntaba una mujer de mediana edad que pretendía aparcar su vehículo en el hueco que su coche ocupaba. Después del sobresalto inicial, Laura contestó afirmativamente con la cabeza, y decidió volver a casa. Necesitaba ver a Roberto.
Abrió la puerta pensando que nada más entrar, Chelo iba a asaltarle con sus quejas sobre Roberto, sobre el estado en que se había encontrado la cocina, sobre sus intenciones o sobre vete tu a saber qué, pero no ocurrió nada de eso.
La asistenta estaba en el salón limpiando y ni siquiera se asomó al hall, fue Laura la que se acercó a ella y le preguntó por Roberto.
- Está arriba en el despacho con el ordenador – contestó Chelo – hay que ver que remango tiene, me ha preparao el café y too, y me he encontrao la cocina toda limpia –
Laura no salía de su asombro con el cambio de actitud de la extremeña, - me alegro – atinó a decir mientras subía las escaleras.
Roberto estaba ante el ordenador mirando la pantalla con suma atención.
Laura le contemplaba de brazos cruzados apoyada en el quicio de la puerta, las sensaciones vividas la noche anterior parecían flotar aún en el ambiente, sentía unos deseos irrefrenables de abrazarle y sentirse nuevamente entre sus brazos, pero no lo hizo, su lado racional dominaba habitualmente su conducta y le impedía dejarse llevar por sus sentimientos.
- ¿Qué le has hecho a Chelo que ahora bebe los vientos por ti? –
- Conquistarla, como a ti – dijo Roberto guiñándole un ojo y dándole un breve beso en los labios.
- ¿Cómo te ha ido? –
Laura le relató detalladamente su entrevista con Arturo y su decisión de seguir con el juego del duende hasta el final.
- No quiero que me pase como a él – concluyó Laura.
Sentada en el asiento del coche, Laura cerró los ojos, buscando un poco de calma que le permitiera decidir qué hacer. Pero apenas había pasado un minuto cuando un golpecito en el cristal le sacó de su intento. -¿Vas a salir? – le preguntaba una mujer de mediana edad que pretendía aparcar su vehículo en el hueco que su coche ocupaba. Después del sobresalto inicial, Laura contestó afirmativamente con la cabeza, y decidió volver a casa. Necesitaba ver a Roberto.
Abrió la puerta pensando que nada más entrar, Chelo iba a asaltarle con sus quejas sobre Roberto, sobre el estado en que se había encontrado la cocina, sobre sus intenciones o sobre vete tu a saber qué, pero no ocurrió nada de eso.
La asistenta estaba en el salón limpiando y ni siquiera se asomó al hall, fue Laura la que se acercó a ella y le preguntó por Roberto.
- Está arriba en el despacho con el ordenador – contestó Chelo – hay que ver que remango tiene, me ha preparao el café y too, y me he encontrao la cocina toda limpia –
Laura no salía de su asombro con el cambio de actitud de la extremeña, - me alegro – atinó a decir mientras subía las escaleras.
Roberto estaba ante el ordenador mirando la pantalla con suma atención.
Laura le contemplaba de brazos cruzados apoyada en el quicio de la puerta, las sensaciones vividas la noche anterior parecían flotar aún en el ambiente, sentía unos deseos irrefrenables de abrazarle y sentirse nuevamente entre sus brazos, pero no lo hizo, su lado racional dominaba habitualmente su conducta y le impedía dejarse llevar por sus sentimientos.
- ¿Qué le has hecho a Chelo que ahora bebe los vientos por ti? –
- Conquistarla, como a ti – dijo Roberto guiñándole un ojo y dándole un breve beso en los labios.
- ¿Cómo te ha ido? –
Laura le relató detalladamente su entrevista con Arturo y su decisión de seguir con el juego del duende hasta el final.
- No quiero que me pase como a él – concluyó Laura.
-Y no te va a pasar, creo que ya tengo la solución al segundo enigma – le respondió Roberto, acariciándole la cara con el dorso de su mano.
Se miraron largamente y en silencio, recreándose el uno en el otro, sobraban las palabras.
(Continuará) . ...........
Se miraron largamente y en silencio, recreándose el uno en el otro, sobraban las palabras.
(Continuará) . ...........
3 comentarios:
Acertadísima la foto de tu perfil, aquí si reconozco tu mirada ¿verdad?
Ánimo con la novela seguimos atentamente cada entrega intentando no ser impacientes porque aunque te pregunte no me vas a adelantar nada ¿me equivoco?
Besos.
Ya ves, para que luego digais que no tengo en cuenta vuestras opiniones. Dicho y hecho, cambio de foto. Además, sienta bien quitarse un montón de años de encima.
De la novela no te puedo adelantar nada de nada, hay que cultivar la paciencia. Solo te puedo dar una pista: queda lo mejor. (je,je,je)
Besos
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