EL SUSURRO DEL DUENDE (31ª entrega)

Teresa Mtz


Se cobijó entre sus brazos y se apretó contra su pecho, buscando la protección que tanto necesitaba, -has venido – repetía mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.

-¡Como no iba a venir!- respondió él luchando por contener la emoción y estrechando a Laura con la fuerza del sentimiento.

Así permanecieron hasta que la puerta de la calle se abrió tras de ellos y Chelo apareció cargada con un carro de compra y varias bolsas de mano.

- Jesú, ¿otro policía que también estudió con usted? De su quinta no salió ninguno abogao.-

Laura le presentó a Roberto como un amigo de la infancia que había venido a ayudarla y Chelo le miró descaradamente de arriba abajo, explorando abiertamente sus intenciones. – ¿Le preparo la cama de la habitación de invitaos? – preguntó a Laura sin dejar de mirar a Roberto, que la contemplaba con una mirada divertida.

-No, no, estoy alojado en un hotel que está cerca de aquí - respondió él. Laura intentó convencerle para que cancelara su reserva y se quedara en casa, pero no lo logró, para satisfacción de Chelo que lo había recibido con desconfianza.

Laura estaba impaciente por contarle el misterio del ordenador a Roberto y por enseñarle la frase de la pantalla y oir su opinión al respecto, así que subió con él al despacho, mientras Chelo murmuraba en el hall: “ aparece un gallo en el gallinero y la gallina se pone sus mejores galas, ¡ay Virgen Santa lo que nos tocará ver!" . Desde que Diana había desaparecido, Chelo estaba especialmente irascible, todo le parecía mal y andaba maldiciendo a cada instante.

- ¿Qué te parece? – ¿Quién puede estar detrás de esto?- le preguntó Laura ante la pantalla del ordenador. -Nadie tiene acceso a él, excepto Chelo y yo, y Chelo........bueno ya has visto, descartada.-

Roberto leía una y otra vez la frase, y finalmente concluyó: - Tenemos que intentar que siga hablando para saber quien es y que es lo que pretende – y tecleó: - y sino juego ¿qué? – Miró a Laura buscando su aprobación pero en su lugar encontró una mirada aterrada e indefensa.

Le acarició la mejilla con el dorso de su mano diciéndole – no me moveré de tu lado hasta que Diana vuelva. -


(Continuará)

1 comentarios:

Anónimo dijo...

No me moveré de tu lado hasta que termines la novela