Las horas transcurrían sin noticias de Diana, varias dotaciones policiales seguían buscándola por la Casa de Campo sin encontrar huella alguna y la desesperación de Laura se hacía cada vez más grande. No quería ver a nadie, no quería repetir la misma historia una y otra vez, quería dormir la pesadilla que estaba viviendo para poder despertarse al lado de su hija.
Iba a subir al despacho cuando apareció Luis, se acercó a ella y la abrazó cálida y largamente. Laura recibió el abrazo como si fuera una marioneta sin hilos, un cuerpo desmadejado y ausente, ajeno al calor que recibía.
El le pidió perdón una y mil veces, le dijo que estaba tremendamente arrepentido y que nunca más volvería a ocurrir algo así, que todo se resolvería, encontrarían a Diana, que él se había dado cuenta de que era una niña especial, que había entendido el mensaje. Con los ojos cubiertos de lágrimas, le dijo que la amaba tanto que no podía imaginar una vida sin ella, le suplicó que le diera una última oportunidad, que esta vez iba a ser distinto, porque finalmente había aceptado a su hija tal y como era.
Iba a subir al despacho cuando apareció Luis, se acercó a ella y la abrazó cálida y largamente. Laura recibió el abrazo como si fuera una marioneta sin hilos, un cuerpo desmadejado y ausente, ajeno al calor que recibía.
El le pidió perdón una y mil veces, le dijo que estaba tremendamente arrepentido y que nunca más volvería a ocurrir algo así, que todo se resolvería, encontrarían a Diana, que él se había dado cuenta de que era una niña especial, que había entendido el mensaje. Con los ojos cubiertos de lágrimas, le dijo que la amaba tanto que no podía imaginar una vida sin ella, le suplicó que le diera una última oportunidad, que esta vez iba a ser distinto, porque finalmente había aceptado a su hija tal y como era.
Laura al pie de la escalera, le miraba con absoluta frialdad y con una total indiferencia le dijo: -nuestro tiempo se ha acabado, yo también he entendido el mensaje, no quiero saber nada de ti, no sabes como me pesa que seas el padre de mi hija ¡que tremendo error! No se si algún día podré perdonármelo. –
Luis nunca se daba por vencido y respondió con una gran humildad – sé que todo lo que he ido perdiendo en el camino hacia ti, tengo que conseguirlo de nuevo, pero lo haré, ya verás como lo conseguiré, volveré a conquistar tu corazón –
- No te molestes, ya es tarde, es inútil que intentes nada, mi corazón ya está muerto – replicó Laura dándose la vuelta y empezando a subir las escaleras.
- Solo una cosa- intervino Luis para captar nuevamente la atención de Laura – Me han aprobado el proyecto, finalmente les ha gustado, gracias a tus excelentes observaciones – Laura sintió una nausea por lo que acababa de oir- lo que pasa es que les corre mucha prisa, y quieren empezar ya su desarrollo. Me voy pasado mañana a Cleveland y estaré por lo menos tres meses-
Ahora todo encajaba, él realmente venía a comunicarle que se iba, ¿Cómo podía marcharse con Diana desaparecida? Laura constató sus peores sospechas, en el fondo, todo lo que no fuera él, le importaba un bledo. La indignación de ella era tan grande que sólo atinó a decirle – Eres un cerdo – y desapareció escaleras arriba.
Chelo observaba a Luis desde la puerta de la cocina, había escuchado toda la conversación , mientras sacaba brillo a una cazuela de tanto secarla y finalmente no pudo contenerse – Pero como se va a il, dejando a la Señora sola y la Diana sin aparecer........y yo que creía que esas cosas sólo las hacían los hombres sin estudios!!!!
-Esto no es asunto tuyo- respondió Luis cerrándole la puerta de la cocina, y permaneciendo en el hall, en tono pensativo, acariciándose el mentón como si de esa manera fuera más fácil que surgiera una idea brillante para resolver la situación.
(Continuará)
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