Este es el relato de la semana pasada. Tenía que empezar por Pedro el oculista ha salido corriendo, lo que sigue es producto de mi imaginación que algunas veces está más despierta que otras.
VENGANZA CIEGA
Pedro, el oculista, ha salido corriendo despavorido, no ha podido sostener la mirada de esos ojos pardos que un día abandonó en una calle mojada de engaño y éter. La misma mirada que temía en sus sueños cada noche, la que le recordaba que había jugado con fuego y se abrasaría en el infierno. Todos los ojos que había apagado, todos los experimentos realizados, cegaban su conciencia. Esa mirada se había salvado y ahora era su condena. No hay sitio para esconderse, está acorralado. Mira por última vez al cielo antes de que el líquido caliente corra por sus ojos. Después todo fue oscuridad.
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