¿Te pasa algo? preguntó Carmen tras presenciar el brusco giro de Ángeles sobre su silla. “Estas pálida” remató. “No me pasa nada” respondió mientras salía del despacho, apostándose frente a las cristaleras del taller, mirando a todos y cada uno de los operarios, con actitud desafiante, interrogándoles con la mirada, preguntándose quien de ellos era el poeta urbano que le había mandado el correo.
Todavía no había conseguido tranquilizar el ritmo de su corazón, cuando oyó la voz de Fabo tras de sí: “¿No tienes otra cosa que hacer que ver como trabajan los demás? Se dio la vuelta con la intención de dar una explicación, pero tras varios intentos de farfullar una respuesta, sólo consiguió decir “ya me voy” y volvió a entrar en su oficina.
¿Quién era ese hombre? Nunca se había interesado por ella ninguno de sus compañeros ¿Sería una broma? Las preguntas se le agolpaban en la cabeza junto con la desagradable y nueva sensación de sentirse vigilada.
No tenía éxito con los hombres, o por lo menos, eso creía ella. Había tenido un par de relaciones sentimentales que no acabaron de cuajar. Con Alfredo, un compañero de Facultad vivió un noviazgo de juventud, que terminó cuando él, cansado de esperarla, se volvió a su Vigo natal, donde para superar la ausencia, empezó a frecuentar la compañía de una amiga de su hermana, con la que terminó casándose.
Luego vino Manuel, a quien le aterraba la palabra compromiso y al que consagró cinco años de su vida, en la confianza de que su amor le haría cambiar. El hechizo se rompió en mil pedazos, el día que le encontró en la cama con una de sus mejores amigas. Aún así, tuvo que pasar algún tiempo, para que tuviera la certeza de que aquella relación no podía llegar a buen puerto.
Una llamada reclamaba su atención, su madre esperaba al otro lado del hilo telefónico.
Continuará..............
Todavía no había conseguido tranquilizar el ritmo de su corazón, cuando oyó la voz de Fabo tras de sí: “¿No tienes otra cosa que hacer que ver como trabajan los demás? Se dio la vuelta con la intención de dar una explicación, pero tras varios intentos de farfullar una respuesta, sólo consiguió decir “ya me voy” y volvió a entrar en su oficina.
¿Quién era ese hombre? Nunca se había interesado por ella ninguno de sus compañeros ¿Sería una broma? Las preguntas se le agolpaban en la cabeza junto con la desagradable y nueva sensación de sentirse vigilada.
No tenía éxito con los hombres, o por lo menos, eso creía ella. Había tenido un par de relaciones sentimentales que no acabaron de cuajar. Con Alfredo, un compañero de Facultad vivió un noviazgo de juventud, que terminó cuando él, cansado de esperarla, se volvió a su Vigo natal, donde para superar la ausencia, empezó a frecuentar la compañía de una amiga de su hermana, con la que terminó casándose.
Luego vino Manuel, a quien le aterraba la palabra compromiso y al que consagró cinco años de su vida, en la confianza de que su amor le haría cambiar. El hechizo se rompió en mil pedazos, el día que le encontró en la cama con una de sus mejores amigas. Aún así, tuvo que pasar algún tiempo, para que tuviera la certeza de que aquella relación no podía llegar a buen puerto.
Una llamada reclamaba su atención, su madre esperaba al otro lado del hilo telefónico.
Continuará..............
4 comentarios:
No se actualiza el feed de mi blog en tu blog. ¿A qué será debido?
Ya lo he visto. No tengo ni idea, me pasa lo mismo con el blog de otra amiga, que pone que la última actualización es hace 10 meses. Tendré que investigar, borraré tu blog y lo volveré a colgar.
Besos
Vale, lo reconozco, estoy "enganchada" a tu novela por entregas, enhorabuena es genial !!!!
Gracias Beatriz, porque como no había ningún comentario en ninguna de las entregas, pensé que no le interesaba a nadie. Por eso no sabes cuanto me alegro que te hayas "enganchado". Es muy reconfortante saber que hay alguien al otro lado. Gracias de nuevo.
Besos
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