Uno de mis relatos ha ido a parar entre los finalistas en el I Concurso de Microrrelatos sobre Abogados que organiza el Consejo General de la Abogacía y la Mutualidad de la Abogacía. Las bases establecían que no tuviera más de 150 palabras, y que entre ellas estuvieran las siguientes: pasantía, huelga, pichón, cacería y legajo. Quiero compartirlo con vosotros:
SUEÑOS ROTOS
Quien me iba a decir que ahora que ya peino canas en esta profesión, que ostento la categoría de Don y que cuando yo hablo, todos callan, recordaría con nostalgia los años de pasantía, enterrado entre los legajos amarillentos del archivo, esperando que se me brindara la oportunidad de debutar como Letrado, dispuesto incluso a iniciar una huelga de hambre para que alguien del despacho se fijara en mí y me diera la alternativa. Entonces no era nadie, pero soñaba con serlo algún día, ahora me ríen los chistes aunque no tengan gracia, me ponen el pichón en la boca de la escopeta cuando voy de cacería y aplauden mis alegatos aun cuando sean insostenibles. Me he convertido en un abogado de éxito, pero este no era mi sueño, antes creía en lo que defendía y ahora defiendo todo aquello en lo que no creo.
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