Foto Alvaro Oporto.- Galeria Flickr
Se acabó. Mis vacaciones han llegado irremediablemente al final y yo sin enterarme y lo que es peor, todo el verano enfurruñada por la falta de tiempo libre para disfrutarlo o incluso desperdiciarlo como me venga en gana.
Me debo estar haciendo mayor y cascarrabias, pero como dije en un post anterior, este verano presento un cuadro de egoísmo agudo, que no es, ni más ni menos, que el contagio de un virus asentado en esta tierra hace unas cuantas generaciones.
La vida en estos parajes era muy difícil antaño, inviernos interminables, grandes nevadas, pésimos accesos, este era y es, un lugar alejado del mundo. Estas circunstancias hacían que sus vecinos se apoyaran unos en otros, se ayudaran e incluso, en alguna ocasión, surgía un alma noble que volcaba su energía en mejorar la vida de los lugareños, financiando lavaderos, carreteras de acceso y apostando por el futuro de esta tierra, dotándola de una Escuela que era la envidia de la provincia tanto por sus instalaciones como por la calidad de su enseñanza.
Pero llegaron la lavadora, el coche y las pensiones y se fastidió el invento. Las gentes de esta bendita tierra empezaron a creer que ya no les hacía falta nadie, y la suerte que corriera el vecino no era nunca asunto suyo. Se aferraron a sus propiedades y a sus miserias y se olvidaron de que había vida más allá de su propio ombligo. Se olvidaron de los lavaderos, del jardín botánico, del molino, de la fábrica de la luz, de la Escuela, de la generosidad y de la ayuda desinteresada, y se acostumbraron a vivir entre las ruinas de su propia desidia, hasta que un grupo de románticos, entre los que me encuentro, crearon una Asociación para rescatar del olvido el sueño del alma noble y recordar que otra realidad es posible.
Este verano, contagiada, al fin, por el virus local, tras haber resistido estoicamente durante quince años, hubiera deseado que el mundo acabara en mi propio ombligo, hubiera deseado no haber gastado ni un ápice de mi energía en luchar por algo que no se si a alguien le importa, hubiera deseado dedicar todo el tiempo a mi misma, pero no ha podido ser y lo peor es que ya no tiene remedio.
Me debo estar haciendo mayor y cascarrabias, pero como dije en un post anterior, este verano presento un cuadro de egoísmo agudo, que no es, ni más ni menos, que el contagio de un virus asentado en esta tierra hace unas cuantas generaciones.
La vida en estos parajes era muy difícil antaño, inviernos interminables, grandes nevadas, pésimos accesos, este era y es, un lugar alejado del mundo. Estas circunstancias hacían que sus vecinos se apoyaran unos en otros, se ayudaran e incluso, en alguna ocasión, surgía un alma noble que volcaba su energía en mejorar la vida de los lugareños, financiando lavaderos, carreteras de acceso y apostando por el futuro de esta tierra, dotándola de una Escuela que era la envidia de la provincia tanto por sus instalaciones como por la calidad de su enseñanza.
Pero llegaron la lavadora, el coche y las pensiones y se fastidió el invento. Las gentes de esta bendita tierra empezaron a creer que ya no les hacía falta nadie, y la suerte que corriera el vecino no era nunca asunto suyo. Se aferraron a sus propiedades y a sus miserias y se olvidaron de que había vida más allá de su propio ombligo. Se olvidaron de los lavaderos, del jardín botánico, del molino, de la fábrica de la luz, de la Escuela, de la generosidad y de la ayuda desinteresada, y se acostumbraron a vivir entre las ruinas de su propia desidia, hasta que un grupo de románticos, entre los que me encuentro, crearon una Asociación para rescatar del olvido el sueño del alma noble y recordar que otra realidad es posible.
Este verano, contagiada, al fin, por el virus local, tras haber resistido estoicamente durante quince años, hubiera deseado que el mundo acabara en mi propio ombligo, hubiera deseado no haber gastado ni un ápice de mi energía en luchar por algo que no se si a alguien le importa, hubiera deseado dedicar todo el tiempo a mi misma, pero no ha podido ser y lo peor es que ya no tiene remedio.
6 comentarios:
¿Nunca habías sufrido de “sajambritis”? No sabes cuánto lo siento. Es una enfermedad incómoda, te pilla por sorpresa, abre llagas, provoca dolores y siempre deja secuelas. En algunos sitios es más virulenta que en otros y si eres persona comprometida te acabas infectando, aunque nuestros mayores nos hayan advertido una y otra vez por haberla padecido ellos antes que nosotros. Es imposible erradicarla porque hay portadores de agentes patógenos interesados en mantener viva la cepa. Suele haber rebrotes en épocas de dificultades. Su etiología es muy simple: procede de la cobardía, de la desidia, de la envidia o de la simple crueldad. Pero no te preocupes, acabarás eliminando las toxinas y tu cuerpo se hará más fuerte ante una nueva infección. No te lamentes por haberte contagiado, en el camino han quedado cosas buenas y provechosas y, aunque ahora no lo creas, siempre habrá alguien que sabrá valorar la valentía y el esfuerzo. Ahora o en el futuro. Lo que importan no son “los otros”, sino nuestras propias convicciones.
Quien quiera que seas, veo que conoces bien el percal. Nunca pensé que mis propias convicciones sucumbirían ante la sajambritis, e incluso me siento mal por ello, pero yo también existo y quiero vivir la experiencia de perderme en mi propio tiempo y espacio. Espero, no obstante, que lo hecho perdure, nunca he buscado el reconocimiento, sólo he pretendido atrapar el sueño y convertirlo en una realidad estable, pero no ha podido ser.
Me da la sensación de que este verano no has disfrutado de tu tierra , pero la vida nos suele dar una segunda oportunidad que TU Y NOSOTROS aprovecharemos en el puente del Pilar, eso si, sin mis joticas. Bienvenida a Madrid.
No lo dudes, pienso disfrutar a tope el Puente del Pilar y si los astros nos son favorables y el tiempo acompaña, veras como no exagero nada cuando hablo de mi paraiso particular.
Besitos,
Y yo digo que "cuanto mas abono y peor huela , mas bella será la rosa "
Hay que pasar por la putrefacción si quieres recoger el nuevo retoño y luego su fruto.
Espero que tus lamentos (como expresa tu anónimo) sirvan de combustible para que un día......¡UF! ¡cuanta luz y cuanto fruto!
Besos para esta guerrera. Loló
Y yo digo que "cuanto mas abono y peor huela , mas bella será la rosa "
Hay que pasar por la putrefacción si quieres recoger el nuevo retoño y luego su fruto.
Espero que tus lamentos (como expresa tu anónimo) sirvan de combustible para que un día......¡UF! ¡cuanta luz y cuanto fruto!
Besos para esta guerrera. Loló
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