Todo empezó anoche con la hoguera. Fue el pistoletazo de salida para los festejos del pueblo.
Cuando era niña, las Fiestas eran la atracción del verano, casi vivía por y para ellas. Ahora es todo lo contrario, estoy deseando que acaben para que las orquestas contratadas se vayan por donde han llegado y se lleven consigo ese ruido infernal que les acompaña y que espanta a los corzos, a los jabalíes e incluso a los osos y arrebata por unos días la paz de este recóndito lugar del planeta.
Sin embargo, hay algo de ellas que me gusta y es comprobar como las nuevas generaciones van mejorándolas año tras año, ofreciendo cada vez nuevas y sugerentes actividades dentro del programa de fiestas.
Compruebo con gran satisfacción como mis hijos se implican en la organización de las mismas, cada uno en la medida de sus posibilidades, y renace en mí la esperanza de que mañana, ese compromiso se extienda a otros ámbitos no tan lúdicos pero igualmente importantes, e integren en sus vidas la necesidad de colaborar desinteresadamente allí donde se precise.
Confío en que mi discurso machacón, dé algún día sus frutos y se conviertan en personas solidarias y socialmente activas. Confío en que no sean de los que se dejan querer, sino de los que aman profundamente; de los que se beben la vida a sorbos y no de los que la ven pasar sin ni siquiera probarla; de los que dan lo mejor de sí mismos sin esperar nada a cambio.
Serán lo que quieran ser, pero................. por pedir que no quede.
Cuando era niña, las Fiestas eran la atracción del verano, casi vivía por y para ellas. Ahora es todo lo contrario, estoy deseando que acaben para que las orquestas contratadas se vayan por donde han llegado y se lleven consigo ese ruido infernal que les acompaña y que espanta a los corzos, a los jabalíes e incluso a los osos y arrebata por unos días la paz de este recóndito lugar del planeta.
Sin embargo, hay algo de ellas que me gusta y es comprobar como las nuevas generaciones van mejorándolas año tras año, ofreciendo cada vez nuevas y sugerentes actividades dentro del programa de fiestas.
Compruebo con gran satisfacción como mis hijos se implican en la organización de las mismas, cada uno en la medida de sus posibilidades, y renace en mí la esperanza de que mañana, ese compromiso se extienda a otros ámbitos no tan lúdicos pero igualmente importantes, e integren en sus vidas la necesidad de colaborar desinteresadamente allí donde se precise.
Confío en que mi discurso machacón, dé algún día sus frutos y se conviertan en personas solidarias y socialmente activas. Confío en que no sean de los que se dejan querer, sino de los que aman profundamente; de los que se beben la vida a sorbos y no de los que la ven pasar sin ni siquiera probarla; de los que dan lo mejor de sí mismos sin esperar nada a cambio.
Serán lo que quieran ser, pero................. por pedir que no quede.
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