POCO A POCO




Alli estabas, angustiada, mirando sin ver, esperándome. Me dijiste con voz entrecortada “vamos a dejar las cosas como están, anoche me volvió a pegar”. Hice como si no te escuchara, te tome del brazo y te conduje a la sala “tranquila, vamos a entrar, tu no digas nada, dejame a mi hacer mi trabajo”.

Te dejaste llevar, y poco a poco fuiste recuperando la calma, poco a poco descubriste que no tenias que pedirle perdón por haberte robado la dignidad, sino despreciarle por ello,
poco a poco fuiste ganando la confianza que nunca debiste perder y le despojaste del poder que le habías otorgado sobre ti,
poco a poco recobraste el coraje del que hacías alarde muchos años atrás, y le arrebataste con firmeza lo que él maliciosamente te quitó.

Tus ojos brillaban cuando salimos de aquella sala, la vida se reflejaba en tu semblante, lo habías conseguido, todo podía ser distinto, volvías a ser dueña de tu propio destino.

Nos despedimos en la esquina de Castellana, “eres un ser único y excepcional, no permitas que nunca más te vuelva a poner la mano encima” te dije, y tu barbilla respondió ahogando el llanto.

Te vi alejarte del brazo de tu angel de la guarda y por un instante creí que el milagro era posible, pero tomaste el camino que ya conocías y
poco a poco convertiste el coraje en miedo,
poco a poco enterraste la confianza en ti misma
poco a poco le regalaste nuevamente tu dignidad y
poco a poco, al fin, volviste a arrojarte en sus brazos,

A veces me pregunto si es lícito mostrar a alguien donde están las puertas del cielo, cuando no sabe como salir del infierno.

3 comentarios:

Mar dijo...

Que pena. Hay tantas como ella, y por más puertas que se les abren prefieren seguir con su tinglado mental de víctima, no sé si es que no saben vivir sin su verdugo o si es que el miedo les ha calado los huesos o si tal vez es una cuestión de educación. A saber qué miles de razones más pueden llevar a una persona a permanecer bajo el yugo de un maltratador. En cualquier caso cuentan con ayuda, y ellas lo saben aunque a veces sea demasiado tarde para reconocerlo porque aparecen muertas en una cama donde sólo debiera haber existido el amor.

Elena E. Rodríguez Díaz dijo...

A veces hay gente que no quiere ser salvada. Otras veces la fragilidad humana obliga a ciertas personas a ir dando tumbos de dependencia en dependencia. ¡Los seres humanos somos tan imperfectos! Pero el camino al cielo o la salida del infierno hay que enseñarla siempre. Si hoy parece que no sirve, a lo mejor mañana...

Elena E. Rodríguez Díaz dijo...

A veces la gente no quiere ser salvada. Otras veces, la fragilidad humana nos lleva de dependencia en dependencia. Hay personas así. ¡El ser humano es tan imperfecto! Pero el camino al cielo y la salida del infierno hay que enseñarlas siempre, porque si hoy no da resultado, a lo mejor mañana...