Vainica doble
Aquel verano del 78, la abuela me llamó a capítulo. Alguien
se había chivado de que no sabía coger una aguja y de que aquellos bordados
perfectos de la clase de costura, los había hecho Carmencita Velarde, a cambio
de mis bocadillos de salchichón. No me dejó moverme de su lado hasta que
aprendí a no dar puntada sin hilo y a coser la suerte a mis bolsillos; a
hilvanar mis desdichas para que se desprendieran con el primer viento y a que
no hay paño, por muy deshilachado que esté, que no se salve con una buena
vainica doble.
(Con este relato he quedado finalista esta semana en el programa Wonderland de Rne4, comparto podio con Miguelángel Flores, Carmen Quinteiro, Towanda Martin y Oscar Quijada. El oro se lo ha llevado Paz Monserrat)