No había manera de conciliar el sueño y ya amanecía en la habitación que ocupaba en el hotel de primera línea de playa. No se la causa, tal vez por el juicio del día siguiente, tal vez por esa atracción que el mar ejerce sobre mí.
Decidí bajar a dar un paseo por la solitaria playa y sentir la arena aplastándose entre los dedos de mis pies, el sol apareció sólo para mí estirando la línea del horizonte, mostrándome esos encantos reservados para el alba y el murmullo del agua pintada de amanecer empezó a sedar mi agitada alma.
Un viento ligero me invitaba a jugar soplándome en la cara, corrí tras él hasta que descubrí la incapacidad de mis piernas para darle alcance, entonces, sin saber por qué, abrí mis brazos y mis pies empezaron a separarse de la arena elevándose al son que marcaba el viento. Las gaviotas se apartaban sorprendidas y yo, acunada por el alba, flotaba sobre el agua sobrevolando sus olas naranjas.
-Con la venia de Su Señoría- empezaba a pronunciar cuatro horas más tarde en la otra punta de la ciudad mientras enredaba mis piernas a las patas de la silla para evitar salir volando por la Sala del Tribunal.
7 comentarios:
Vaya giro!!!!!!!!!!!
Justo cuando estoy maravillada ante ese sol que aparece solo para ella, echa a volar y luego aterrizaje forzoso en la Sala.
Yo la hubiese dejado disfrutar un buen rato de ese sol en exclusiva.
Para mí, la mejor parte.
Desconectó tanto que no quería aterrizar.
Me encantó el vuelo por esa playa y ese cielo.
Te repito...Estás que te sales Esperanza!!!
Besazos desde el aire
Esperanza, no sé porque pero te he visto a ti, si a ti, dentro del relato. Con ese amanecer en la playa, con esas ganas de volar y consiguiéndolo, pero claro luego en el Tribunal no se puede, y ahí que atarse.
Perdona si no es así - que seguro no lo es - pero te lo quería decir.
Un abrazo, Escritora.
MONTSE tienes razón, es el relato de una vivencia, a la protagonista también se le hace corto el tiempo de vuelo.
Un abrazo,
ROSA, efectivamente, los aterrizajes son bastante duros.
Gracias, reina, por el cumplido.
Besazos desde el aire (yo también).
NICOLAS, ¡Bingo! Me has visto a mí porque era yo la que estaba allí, ¡buen ojo! si señor. El quiero versus el debo; el corazón versus la razón; el vuelo versus el suelo.
Un abrazo, Escritor.
seguro, seguro que ganó el juicio, después de ese vuelo. Buen giro final.
Besitos
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