COMO UN LAMENTO (35ª entrega)


Marta ocupaba una mesa cerca del archivo, de la máquina de café y de la fotocopiadora. Estaba preparando las distintas copias de una demanda, cuando apareció Nacho.


-¿Qué hay Marta? Oye ¿me puedes numerar la prueba y preparar dos ejemplares?- preguntó mientras le extendía una carpeta llena de papeles.


- No, hoy tengo mucho trabajo- fue su respuesta a la vez que rehusaba la carpeta.

Nacho se dio la vuelta sorprendido por la contestación. Valoró durante unos segundos la situación y la mirada desafiante de Marta y finalmente le dijo: “lo necesito para mañana, me lo puedes dejar en mi mesa a última hora de la tarde”

-Ya te he dicho que no- repitió Marta. Nacho, no salía de su asombro, y le dijo -¿te pasa algo?-.

-Nada- respondió ella y en un tono cargado de ironía le preguntó: - ¿Qué tal con mi amiga Ángeles? Creo que la primera cita ha sido muy fructífera -.

-¿A que te refieres?- dijo Nacho cambiando su tono de voz y su semblante y adelantándose hacia Marta.

Marta seguía con la tarea que estaba realizando, como si no hubiera oído la pregunta, cuando sintió la mano de Nacho presionando su antebrazo- te he hecho una pregunta- dijo él en tono amenazante.

Marta intentó liberarse de su garra sin éxito. – Me parece muy fuerte que te la hayas llevado a la cama, ¿qué piensas hacer con ella? ¿seducirla y luego abandonarla como hiciste conmigo?-.

Nacho apretó más aún el brazo de Marta y casi sin mover los labios le dijo al oido: -mantente al margen sino quieres tener problemas-

Marta sacudió su brazo para librarse de él y le dijo casi gritando: -Pues que sepas que hay otro hombre, con el que ha quedado mañana en el Café Vestal a las ocho, que se hace llamar poeta urbano ¿lo sabías? Y lo peor es que ella cree que eres tu- .


Continuará...................................

COMO UN LAMENTO (34ª entrega)

Foto: Lumiago


El móvil de Ángeles evitó que Marta tuviera que dar una respuesta. ¿por qué te marcharte sin despedirte? decía Nacho al otro lado del teléfono, -Estabas tan plácidamente dormido, que me dio pena despertarte- contestó Ángeles con una voz cargada de ternura. Marta, había terminado ya su chocolate, se levantó, le dejo unas monedas a su amiga, le hizo un gesto de despedida con la mano y desapareció entre el bullicio de la gente que transitaba por la calle.

¿Comemos juntos? preguntó Nacho que sin esperar respuesta continuó diciendo – te recojo a las dos en la puerta de tu casa.

- De acuerdo, hasta luego – contestó Ángeles, colgando la llamada. Estaba desconcertada por la actitud de Marta, a la vez, sorprendida porque nunca le había hablado de sus sentimientos hacia Nacho y disgustada porque si algo no cabía en sus planes era pisarle el novio a su amiga.

Todo había ocurrido tan deprisa que todavía no le había dado tiempo a asimilarlo. También era mala pata que para una relación intensa y espontánea que surgía en su vida, estuviera marcada por el signo de la traición a su mejor amiga.

Por otra parte, el haber descubierto que Nacho era el misterioso poeta urbano, le había aportado tranquilidad, a pesar de que le quedaban varias piezas que no encajaban en el puzzle, como había apuntado Marta.

Tenía que ir a casa, necesitaba ducharse y cambiarse de ropa, aunque no le apetecía nada enfrentarse a los reproches y lamentos de su madre. Por fortuna, no estaba, así que Ángeles respiró y se sintió libre en esa prisión en la que había convertido Doña Elvira el hogar familiar.

Estaba eufórica, no lo podía ocultar, la noche vivida le había recargado de energía, de autoestima y del impulso suficiente para cambiar su vida.

Tras salir de la ducha, se vistió y maquilló lenta y minuciosamente, como nunca antes lo había hecho y cuando hubo terminado, se puso frente al espejo y se sintió satisfecha del resultado.

Decidió marcharse, aunque no fuera la hora, para evitar tener que enfrentarse a su madre, y salió a la calle con la intención de dar un paseo.

Paseaba entre los escaparates de las tiendas de ropa y zapaterías que se alineaban en la calle, cuando una anciana castañera llamó su atención. No supo porqué extraña razón se paró en seco frente a ella, mientras que la anciana le miraba fijamente y le prevenía: "Nada es lo que parece, tienes la llave de tu camino, tan sólo has de encontrar la puerta tras del que se esconde".

Ángeles permanecía inmóvil, sin poder pronunciar palabra alguna. Tras unos minutos de aturdimiento, reanudó su paseo, dejando atrás los extraños consejos de la anciana castañera.

Continuará ..........................

NO ME GUSTA TU CARA

Foto: subcomandanta.- flickr.

No me gusta tu cara. No te quiero a mi lado. He tardado muchos años en reconocerte, pero ya no te me despintas. Soy capaz de descubrirte allí donde te escondas.

Eres un mal compañero, el peor, diría yo, siempre te pegas al más débil, al que sufre, al maltratado, al despedido, al abandonado, haciendo de su realidad la peor de las pesadillas.

Eres la mejor moneda de cambio del poderoso, siempre al servicio de gobernantes sin escrúpulos, de clérigos a los que has permitido que se hagan con la exclusiva del derecho de admisión en el paraíso. Se han postrado a tus pies, pueblos enteros, a los que doblegas con tus malas artes y lo peor de todo es que lo seguirás haciendo mientras no se den cuenta de que eres su peor enemigo.

Tus mil caras y tus mil disfraces hacen difícil identificarte y atraparte. Tu poder es infinito, eres capaz de transformar el día más soleado en la noche más oscura.

Siento tu aliento en mi nuca con más frecuencia de la que me gustaría, pero me consuela darme cuenta de que antes no sabía quien eras y ahora te conozco y te nombro, sólo me queda la nada desdeñable tarea de trascenderte y devolverte al mundo de las tinieblas del que nunca debiste salir.


Eres el miedo

COMO UN LAMENTO (33ª entrega)

Foto: (Lolita). 18

El color índigo del cielo se le antojó más intenso que nunca, la calle empezaba a desperezarse, pasaban los primeros coches y los más madrugadores deambulaban por la acera, somnolientos con rumbo a la parada del autobús o a alguno de los pocos bares que estaban abiertos.

No tenía ninguna intención de irse a casa, ahora no, Ángeles se sentía flotar, por primera vez en muchos meses se sentía viva. Pasó de largo delante de su portal y siguió calle abajo, a paso ligero, mientras le ponía un sms a su amiga Marta: “ Te doy un minuto para que te arregles y bajes, te invito a desayunar, tengo que contarte algo. Voy camino de tu casa”. Al instante, su movil sonó: Pero, ¿tu sabes que hora es? Oyó decir a su amiga a través del auricular. -Anda, no te quejes, te espero en la cafetería de enfrente de tu casa-, le respondió Ángeles.

Se sentó en una mesa desde donde divisaba el portal de su amiga y a los pocos minutos vio salir a Marta, que cruzó apresuradamente la calle y entró en la cafetería. “Dispara", dijo Marta tras observar una expresión en el rostro de Ángeles que no conocia.

-¿A que no sabes de donde vengo?- preguntó Ángeles mientras el camarero les ponía en la mesa, dos tazas de chocolate y una ración de churros.

- De casa, supongo -, contestó Marta que seguía observando con detenimiento el rostro de su amiga.

- Frio, frio -, contestó Ángeles mientras se acercaba a Marta y le decía en voz baja “Vengo de casa de Ignacio Montilla, he pasado la noche con él”.

Marta se quedó inmóvil durante unos instantes, y contestó: “No te creo” . Las dos amigas seguían tomando su desayuno, cuando Marta súbitamente, como si acabara de darse cuenta de lo que había escuchado, dijo en voz alta: “¡que te has acostado con Nacho!", dos hombres de mediana edad que estaban en la barra, se volvieron hacía ellas y Angeles recriminó a su amiga: “Baja la voz, por favor”.

-No has perdido el tiempo, no – dijo Marta en un tono que Ángeles adivinó de reproche.

- Vaya, parece que te ha sentado mal- contestó Ángeles ¿qué tiene de malo que hayamos pasado la noche juntos?

- Hombre, pues acostarte con tu abogado en la primera cita, no parece muy normal ¿no crees? – preguntó Marta con ironía e indignación.

Ángeles se dio cuenta de que su amiga no sólo no era receptiva a su historia, sino que tenía un claro interés por Ignacio Montilla y decidió no darle más detalles de su encuentro nocturno, pero fue Marta la que empezó a preguntar: -Y ¿qué? ¿fue todo bien?-. Ángeles hubiera deseado contarle hasta el más mínimo detalle de lo que había ocurrido, explicarle que nunca antes se había sentido así, hablarle de la ternura y la pasión que se había desatado entre los dos, pero no lo hizo y se limitó a responder –si, si, bien –.


Marta seguía insistiendo - ¿te dijo que sus primeros versos los escribió para ti?


-No, no hablamos de nada de eso, pero esta mañana cuando salía de su casa, ví un libro suyo que se llamaba “Crónica de un poeta urbano” . Así que ya lo hemos encontrado – concluyó Ángeles.

Marta parecía resistirse a aceptar que fuera él, el personaje misterioso que había aparecido en la vida de Ángeles y en este sentido apuntó: - No lo creo, ¿cómo explicas que supiera como ibas vestida ó si llevabas los labios pintados o no? . En cualquier caso, lo tienes fácil, vete mañana a la cita y saldrás de dudas- .

-Eso haré- contestó Ángeles. Permanecieron calladas unos minutos hasta que una pregunta rompió el silencio:

" Marta ¿por qué nunca me dijiste que estabas enamorada de Ignacio Montilla?"


Continuará .................................

OTRO DE MIS RELATOS


Lo reconozco, soy una escritora compulsiva, ¡que le voy a hacer!. En cuanto pinta la ocasión, me pongo a ello, con más pasión que técnica, todo sea dicho. Participo casi todos los meses en el concurso de microrrelatos que organiza el Consejo General de la Abogacía y la Mutualidad de la Abogacía. En la I edición del concurso, que terminó el pasado mes de Agosto, me seleccionaron un relato, y ahora en la II edición me vuelven a seleccionar otro.

¡Lo que son las cosas! No es precisamente uno de mis preferidos, en cambio, le ha gustado al jurado para concursar al relato ganador del mes. Las bases del concurso eran: relato sobre abogados, máximo 150 palabras y entre ellas tiene que incluir, obligatoriamente las siguientes: panfleto, plazo, resolución, ginecólogo, impuestos. El título sólo puede constar de tres palabras.

Aquí lo tenéis, a ver si os gusta y que gane el mejor:

MI SANO OFICIO


El ginecólogo opina que mis sofocos nada tienen que ver con mis hormonas. El médico de familia no encuentra causa física a mi mal, así que, una vez que la medicina ha confirmado que nada puede hacer por mi, no me ha quedado más remedio que someterme a una escrupulosa autoexploración que ha arrojado interesantes conclusiones, a saber: 1. Vivir enganchada a los plazos procesales perjudica seriamente mi salud, produciéndome cuadros de ansiedad y ahogos. 2. Las resoluciones judiciales desfavorables tienen en mí graves efectos secundarios tales como palpitaciones y sudoración fría 3. Cada trimestre, cuando Hacienda me hace pasar por taquilla con el pago de impuestos, mi mal alcanza su punto álgido. Una vez hecho el diagnóstico aplico el remedio: cambio de profesión, me voy a dedicar a repartir panfletos pro reforma radical de la abogacía, no será tan lucrativo pero, sin duda, es más sano.

COMO UN LAMENTO (32ª entrega)

Diseño: laradana

Se miraron larga y silenciosamente, estaban tan cerca que compartían el aire que respiraban, Ángeles deseo que el tiempo se detuviera y ese instante no tuviera fin, pero intentó no atraparlo, sólo disfrutarlo, para no perderlo.

Cerró los ojos, para no ver las consignas que le enviaba su razón que le invitaba a parar en seco el escarceo y dar por terminada la velada, en cambio decidió dar rienda suelta a sus sentidos, abandonándose en ese vértigo que aparecía recientemente en su vida cada vez que se enfrentaba a una situación que no tenía prevista.

Ël se levantó, la tomó de las manos y la condujo a su habitación, mientras le susurraba: “no te imaginas cuantas veces he recreado este momento.”. Se amaron lentamente, apuraron cada instante hasta agotarlo y se fundieron en un único deseo, en una sola pasión, en un solo cuerpo, y durante unos mágicos momentos fueron uno y el tiempo se detuvo entre los dos.

Estaba amaneciendo cuando Ángeles se despertó, se zafó suavemente de los brazos de Nacho, se vistió sin hacer ruido y salió de la habitación, la luz del salón permanecía encendida, lo cruzó para alcanzar la puerta de la calle y entonces, recordó el libro del atril. Volvió sobre sus pasos, tomó el libro, lo cerró y leyó: “Crónicas de un poeta urbano” por Ignacio Montilla.

Continuará .............................................

COMO UN LAMENTO (31ª entrega)

Foto: acebal

Ignacio Montilla era una de esas personas que en cuanto las ves te das cuenta que tienen duende. Sus ojos transmitían más que las palabras, la expresión de su rostro invitaba al encuentro y el hoyuelo de su barbilla aportaba a su sonrisa un encanto especial.

¡Que casualidad! ¡Cuánto tiempo! dijo Ángeles al tiempo que sus rostros se tocaron con dos besos de cortesía. -Te he reconocido por el hoyuelo de tu barbilla, es inconfundible.

-Tu estás estupenda-, dijo Nacho tomándola de las dos manos, - cada día estás más guapa- .

Ángeles notó como subía el calor a sus mejillas y supuso que estaba roja como un tomate, se soltó de él y rápidamente cambió de tema:- ¿Qué haces por aquí? -

- He bajado a pasear al perro, vivo aquí- , dijo Nacho, dándose la vuelta y señalando el portal que tenía a su espalda- como verás muy cerca de tu casa-.

Pasearon calle arriba, calle abajo hablando de las casualidades de la vida, de que él fuera ahora su abogado, del despido de Ángeles y de la estrategia a seguir para conseguir la indemnización, hasta que el frío de la noche les penetró en los huesos.

Nacho cortó de repente la conversación y le dijo: - Oye, hace un frio que pela, ¿por qué no subimos a mi casa y nos tomamos un café?- , llamó al perro con un silbido y se dirigió al portal sin esperar la respuesta de Ángeles, que se mantenía de pie en la acera, sin saber qué hacer ante tal ofrecimiento.

Nacho abrió la puerta del portal, y cuando el perro hubo entrado, se dio la vuelta hacia Ángeles y con una amplia sonrisa le dijo: -Vamos o ¿prefieres convertirte en estatua de hielo? -.

No se sentía capaz de decir que no, Nacho había dado por hecho que subiría y ella se dio cuenta de que sentía una fuerte atracción por él.

- Adelante, estás en tu casa – le dijo Nacho invitándola a entrar. El salón de Nacho era una estancia acogedora, cálida y llena de libros, con varias lámparas que emitían una luz indirecta que contribuía a crear un ambiente intimista.

-¿Prefieres café o una infusión? Tengo descafeinado, también- grito Nacho desde la cocina.

Ángeles respondió- Café esta bien, con leche, si puede ser- mientras curioseaba por las estanterías del salón. Se paró ante un atril con un libro abierto. Era un libro de poemas y se puso a hojearlos, en el momento en que se disponía a mirar la portada para ver quien era el autor, Nacho apareció por la puerta con la bandeja de los humeantes cafés que despedían un aroma irresistible.

Se sentaron en el sofá y mientras tomaban el café evocaron viejos tiempos y rieron recordando anécdotas del pasado. Nacho recordó la admiración que procesaba hacia el padre de Ángeles y lo mucho que había sentido su muerte. – No sabes lo que le echo de menos- le confesó ella, bajando la mirada y conteniendo las lágrimas. Nacho se acercó a Ángeles y le acarició la mejilla con el dorso de su mano y dijo con un susurro –Hay personas que no deberían morir nunca – Una lágrima se deslizó por el rostro de Ángeles, Nacho se acercó aún más, tomo entre sus manos el rostro de ella y la besó suavemente en los labios.

Continuará .................................................

AL MAL TIEMPO BUENA CARA

Foto: pYpuS
El puente del Pilar que tanto habíamos esperado, pasó como un suspiro. Nada salió conforme a lo previsto. Nos estrenamos con largas caravanas de salida, seguimos con unos pronósticos de buen tiempo equivocados y terminamos con unos cálculos de comida desproporcionados.

Unos días intensos donde no faltó el toque amargo del reproche ajeno por una chiquillada y las lecciones de una madre modélica haciendo de la anécdota una cuestión de Estado, y de lo esencial algo olvidado.

Aprendimos que perder el conocimiento tal vez no sea importante, sobre todo si tu padre nunca lo tuvo y a pesar de ello ha sobrevivido.

Pero ni una sola de estas contrariedades consiguió hacernos perder la alegría y las ganas de pasárnoslo bien.

Cristina nos prefirió a su Pilarica y saltando la temida barrera del ridículo, a pesar de la resistencia de su santo, se arrancó cantando unas jotas, que le bailó Carlos, siempre dispuesto a secundar la vena artística allí donde aflore. Petri nos contagió con su “Ay Candonga” y se impregno de mi bosque y de mi entorno, mientras Maxi se hacía con la cocina y nos/me reprendía por chuperretear el chocolate y me dedicaba una tierna y entrañable canción. Beatriz aterrizó prudente y elegantemente en el grupo, al tiempo que Paco entraba de lleno en él con su riau, riau. Todo esto bajo la mirada serena de Mercedes, que disfrutó sin perder la compostura, mientras las demás nos embadurnábamos la cara de chocolate.

Extensas y divertidas veladas que el otro Carlos se encarga brillantemente de inmortalizar con su cámara y que yo registro en mi memoria y en mi corazón como momentos irrepetibles.

Este puente, Soto vistió el cachirulo sobre sus mejores galas de otoño y con sus pulgares ocultos en la faja, lanzando su voz a una Peñasanta oculta entre la niebla, cantó una jota a la amistad, aunque tendrá que seguir ensayando para que la próxima vez que la cante, no llueva.

COMO UN LAMENTO (30ª entrega)

Foto: eperales

No se concentraba en la lectura, a pesar de que la novela había atrapado su atención desde el principio con ese personaje misterioso que no acababa de despojarse de la máscara. No conseguía pasar página, todos sus sentidos estaban puestos en los sonidos que llegaban del salón.

Oía los lamentos de su madre, las voces de sus hermanos, a veces conciliadoras, a veces imperativas, oyó pasos en el pasillo y la puerta de la calle abriéndose y cerrándose rápidamente. Dedujo que su madre estaba sola, pero Ángeles no tenía ninguna intención de ir a hacerle compañía.

Necesitaba tomar el aire, decidió irse a respirar el frío de la noche. Cuando estaba a punto de salir por la puerta, su madre se asomó desde el salón y preguntó ¿tu también te vas? . Ángeles se mordió los labios y salió de casa, sin contestar.

La noche estaba fría, Ángeles se subió las solapas del abrigo y empezó a pasear calmada y serenamente sus dudas, sus deseos y sus miedos. Todo el abanico de seguridades que cubrían su vida habían desaparecido y a pesar de ello sentía una fuerza que nunca había tenido. Apenas pasaban coches y la calle estaba casi desierta, tan sólo ella y un hombre paseando a su perro.

¿Ángeles? dijo el hombre del perro, cuando ella pasó a su lado. Se dio la vuelta y el desconocido le preguntó ¿no me conoces? . Llevaba la cabeza cubierta por un gorro de lana y la nariz y la boca tapados con una bufanda, era casi imposible poder saber quien era.

El desconocido se despojó del gorro y se bajó la bufanda. ¿Nacho? dijo Ángeles con sorpresa ¿Eres Nacho?

Continuará........................................

SUBLIMES O NEFASTOS

Imagen: blumuu creative studio

Yo siempre he sido de Letras y además de letras puras, por eso a mí la física y sus teorías me pillan muy lejos, sin embargo he de confesar que hace poco me interesé por la física cuantica, haciendo varios cursos que me resultaron apasionantes, aunque sería incapaz de repetir ni uno solo de los conceptos que allí me enseñaron. A lo que iba, tal y como yo entiendo la vida, entiendo la física y con ella la teoría de la relatividad que con el permiso de Einstein yo extrapolo y trasvaso a la vida diaria.

Y es que lo que para mi es blanco, para ti es negro, lo que para ti es una desgracia, para otro es una oportunidad, y lo que para mi es una buena película para otros es un bodrio. Como “El Secreto de sus ojos” que me cautivó por su trama, por su ácido humor y por su sutilísima historia de amor, mientras mi santo mataba el aburrimiento haciendo ruiditos con una botella de plástico en la butaca contigua.

Lo que para algunos es una buena noticia para otros es inaceptable, como la publicación hoy en el BOE de la ampliación del permiso por paternidad a cuatro semanas, que puede ser una buena noticia, pero no para los que próximamente van a ser padres, porque entrará en vigor el 01 de enero de 2011. Algunos lo ven como otra medida más que confirma el talante marcadamente progresista de nuestros gobernantes y otros lo viven como una medida populista digna de una política de gestos y no de hechos.

La única verdad es que la verdad única no existe, ni tan siquiera la verdad en sí misma, y todos los hechos que acaecen en nuestra vida no son ni buenos ni malos, son neutros, es nuestra interpretación de los mismos la que los convierte en sublimes o nefastos.

COMO UN LAMENTO (29ª entrega)

Foto. eozikune


Había sido un día intenso. En la última semana se habían producido más novedades en su vida que en los últimos diez años. Ángeles tenía la sensación de haber despertado de una larga hibernación con energías renovadas, no sabía hacia donde se dirigía su vida, pero empezaba a sentirse a gusto con ese vértigo que le producía el no saber lo que iba a ocurrir mañana.

Abrió la puerta de casa y mientras colgaba su abrigo oyó voces que provenían del salón. Se dirigió allí y se sorprendió al encontrarse a sus dos hermanos, Carlos y Jose. La expresión seria de sus rostros le hicieron repasar rápidamente las posibles desgracias que podían haber ocurrido.

¡Que sorpresa! ¿Qué hacéis aquí? ¿Ha pasado algo? preguntó Angeles.

-No ha pasado nada, pero podía haber pasado. Si no llega a ser por nosotros, mamá a lo mejor no lo cuenta - respondió su hermano Carlos mientras su madre asentía con cara de mártir.

¿Qué ha pasado? volvió a preguntar Ángeles visiblemente asustada.

-Esta mañana, mamá empezó a encontrarse mal y te llamó por teléfono varias veces , y tu le cortaste otras tantas. Como no podía hablar contigo, me llamó a mí, y como yo había salido un momento, dejó recado en mi departamento- relató Carlos – Luego llamó a Jose, que vino aquí rápidamente, yo llegué cuando salían por el portal camino de urgencias.

¿Y que te han dicho? preguntó Ángeles a su madre. En su lugar respondió Carlos: - Tenía un ataque de ansiedad, le han mandado algunos tranquilizantes.

Estaban sentados de tal forma que parecía la Sala de un Tribunal, su madre en el centro, a cada lado sus dos hijos varones y Ángeles de frente a ellos, como un reo, a punto de ser interrogado.

Ángeles se relajó al oir el diagnóstico, estaba muy acostumbrada a que los chantajes emocionales de su madre vinieran siempre disfrazados de crisis de ansiedad.

¿Por qué no le cogiste el teléfono? preguntó Carlos inquisitivamente, ejerciendo su mayorazgo

-Porque no podía- contestó Ángeles sumisamente, representando inconscientemente el patrón familiar.

- ¿No pensaste que si insistía tanto sería porque era urgente?- dijo Carlos levantando progresivamente la voz.

Doña Elvira mantenía los ojos entornados, casi cerrados, y un rictus lastimero en su rostro, mientras su hermano Jose jugaba nerviosamente con un papel.

Yo no sabía........ empezó a decir Ángeles cuando su hermano Carlos le interrumpió:- Lo menos que podías haber hecho era llamarla en cuanto hubieras terminado eso tan importante que estabas haciendo-

Ángeles se puso en pie como un resorte, dándose una palmada en los muslos.
-Pero....pero....¡que derecho tienes tu a decirme que porque no he atendido la llamada de mamá, si pasan semanas sin que la llames para saber si sigue viva! ¿eh? Dijo Ángeles encarándose con su hermano.

Carlos se levantó también y apuntándola con el dedo le respondió: -Soy el mayor y tengo que procurar que a mamá no le falte nada-

-Ya veo lo que te preocupas ¿Cuánto tiempo hacía que no venías por aquí? ¿tres meses? ¿cuatro meses? ¡no me cuentes rollos! dijo Ángeles cruzando los brazos.

-No vengo a menudo, porque no tengo tiempo casi ni para estar con mi mujer y mis hijos- se defendió Carlos- pero estoy perfectamente informado de cómo está. Además esta es su casa, si tu vives con ella, lo lógico es que la cuides tu.

Ángeles empezaba a subir la voz: -Tu que estás tan bien informado ¿sabes que a tu madre la mantengo yo y a esta casa también y su pensión va entera a su libreta de ahorro? ¿Lo sabes?

Carlos y Jose se miraron el uno al otro y después a su madre, quien se vio obligada a dar una explicación: - Es un dinero que guardo por si tengo que irme a una residencia-

-Y mientras tanto, yo haciéndome cargo de todo, menos de mi vida, no tengo intimidad ninguna, mamá no me deja ni respirar y encima tengo que aguantar que mis hermanos que pasan olímpicamente de ella, vengan a enmendarme la plana. ¡Esto es la bomba!- dijo Ángeles mientras se dejó caer nuevamente en el sofá.

Bueno, no creo que estas cosas se deban hablar delante de mamá- dijo Jose- si queréis quedamos un día los tres y charlamos.

-¿ Porque no se pueden hablar delante de ella? le increpó Ángeles -¿sabes cuantas veces he ido yo con mamá al hospital con una crisis de ansiedad? Pues te lo voy a decir, cada vez que no hago lo que ella quiere y en todas las ocasiones, mamá dice que se siente morir, ¿a que también os lo ha dicho hoy a vosotros?- Carlos y Jose permanecieron en silencio y Doña Elvira miraba alternativamente a uno y a otro buscándolos como aliados.

- No puedo soportar tanta hipocresía- dijo Ángeles abandonando el salón y refugiándose en su habitación. Entonces vió con claridad lo que le llevaba rondando la cabeza desde hace tiempo: irse de casa.

Continuará .......................................

COMO UN LAMENTO (28ª entrega)

Imagen anguila40/Alejandro Groenewold

Su teléfono volvió a sonar, Ángeles iba a cogerlo y decirle a su madre que ya estaba bien, que la dejara en paz, cuando vio que era Marta.

-Dime Marta –

-Tengo buenas noticias, Ignacio Montilla me ha dicho que sí, que te lleva el caso, y además me ha dicho que te diera recuerdos - dijo Marta

¿Recuerdos? preguntó sorprendida Ángeles.

- Si, si ¡Que callado te lo tenías!, cuando le hablé de ti, me dijo que te conocía perfectamente y que sí, por supuesto que se hacía cargo del asunto, que le llamaras para quedar.-

- De verdad, Marta si vas a empezar con tus monsergas.........no estoy para bromas, últimamente salto de sorpresa en sorpresa, así que déjate de rollos y dime que te ha dicho-


- Ángeles, Ignacio te conoce, ha estado en tu casa, y me ha confesado que tu fuiste su primer amor............

Ángeles la interrumpió: - Marta, basta ya -

- Ignacio estudió con tu hermano Jose en los maristas, y según me ha dicho iba casi todas las tardes a tu casa a hacer los deberes. Me ha confesado que tu fuiste la musa de sus primeras poesías. Además, creo que ahora vive cerca de tu casa, es un buen compañero, pero muy reservado, nunca cuenta nada de su vida privada, en el despacho se rumorea que su matrimonio terminó con una sórdida historia pero no sé más, por eso me ha sorprendido que me contara que tu fuiste su musa. – dijo Marta.

Ángeles ¿sigues ahí? preguntó Marta.

Ángeles no daba crédito a lo que acababa de oír, pensó que efectivamente el mundo era un pañuelo, ¡quien se lo iba a decir! Nachete, ese niño que pasaba las tardes de invierno en su casa y que se ponía colorado cada vez que se cruzaba con ella en el pasillo, ahora era su abogado.

- Si, si te escucho, lo que pasa es que me he quedado de piedra- respondió Ángeles.

Tras un largo silencio, Marta dijo: - ¿Estás pensando lo mismo que yo? -.

Continuará......................................

LA HUELLA DEL MIEDO

Foto: Movimente.-Galeria Flickr

Llevaba casi un año dando bandazos, cuando alguien le recomendó que viniera a verme. Se sentó nerviosa al abrigo de mi mesa de cristal, y empezó a hablar atropelladamente, como si quisiera pasar el trago cuanto antes y así, ni ella misma se diera cuenta de lo que sus palabras significaban.

Casi no podía respirar, ni tampoco respirarse, estaba sola, y cansada, muy cansada de gritar su desesperación. Le costó trabajo darse cuenta, no quería aceptar que había pasado, no podía soportarlo. Su niña, su retoño, le había confesado lo inconfesable. Todos decían que mentía, pero ella sabia que no era así. Lloraba sin lágrimas, con un hilo de voz tenue para no oírse decir que no había podido impedir que el padre siguiera ejerciendo el régimen de visitas con su niña. Su llanto iba ahogando su voz cuando relataba como su retoño le pedía que no le dejara ir con él.

El miedo se le había pegado a la piel y le había invadido las entrañas, no le dejaba pensar, ni moverse, ni cortarle los huevos a ese mal nacido, al que , a pesar del divorcio, se resistía a sacar de su vida. “Mi hija necesita un padre” , me dijo. “Si, pero un buen padre, no lo que tiene” le respondí.

No puedo librar una batalla contra su miedo, él es mucho más poderoso que mis consejos. La frustración y la impotencia se apoderan de mi y me hacen nuevamente preguntarme sobre qué diabólico mecanismo permite que una persona con formación y económicamente independiente, se convierta en un títere de su agresor consintiendo que arroje su vida y la de su hija a una cloaca.