APATRIDA

Habíamos quedado a las seis y media. Llegó mucho antes y tuvo que esperar a que yo terminara de conciliar mi vida familiar con la profesional. Cuando por fin, entré en mi despacho , Ramón conversaba placidamente con él haciendo tiempo para que yo llegara. Me llamó la atención la tristeza de sus ojos transparentemente verdes y el tono grave e intimista que mantenían ambos.

Sondeé con la mirada tanto a él como a mi compañero y rápidamente descubrí el porqué. Él, un caribeño, que vino a nuestro país hace diez años con una beca, recién estrenado su doctorado, y actualmente nacionalizado español, relataba cómo este verano había vuelto a su país para reencontrarse con sus padres y sus hermanos y éstos le habían cerrado la puerta en las narices, por haberse pasado al enemigo.

Nos contaba con una sonrisa de desconsuelo que le habían adoptado con tres años, porque su madre había muerto y su padre le abandonó y que ahora le habían vuelto a abandonar. Que en España era un maldito panchito y en su país un maldito traidor. –Bueno, no pasa nada eres un ciudadano del mundo – tercié yo - Soy un hombre de ninguna parte – contestó él. Sin patria, sin raíces, sin familia, sin bandera ................

Dedicamos tres cuartas partes de la reunión a compartir la angustia de un ser humano desubicado y yo me permití hablarle con el corazón y sugerirle que cerrara capitulo y procurara curar la herida, porque sino no pararía de sangrarle durante toda la vida. Solo al final tratamos el asunto jurídico para el que nos habíamos citado.

Hoy me ha llamado por teléfono para darme un dato sobre el litigio, que, por otra parte, no me hacía falta, aunque yo se que realmente su llamada obedecía a la necesidad de decir: “gracias, me has ayudado, tendré en cuenta lo que me has dicho”, aun sin haberlo hecho palabras.

Si hay alguna razón, después de veinticinco años, para seguir vistiendo la toga, día a día, esta es, sin duda, la satisfacción que te proporciona el servir de ayuda a quien te pide auxilio.

EL SUSURRO DEL DUENDE (53ª entrega)

Alia

Laura empleó la mañana en leer sentencias del 11 de Marzo de 2004, acotó la búsqueda a las que incluían alguna alusión al Parque del Oeste de Madrid y finalmente se quedó con diez que releyó una y otra vez para discernir cual de ellas identificaba el sitio exacto de la tercera y última pista.

Bajo las escaleras en busca de Roberto que acababa de volver del mercado cargado de bolsas.

- Mira, creo que ya lo tengo. Me he quedado con estas dos sentencias que aluden al Parque del Oeste: Una es de un despido de un jardinero que cuidaba las rosas por trastorno mental, el Ayuntamiento le acusaba de hablar solo como si estuviera compartiendo conversación con alguien invisible y él se defendió con uñas y dientes diciendo que los seres con los que hablaba eran tan reales como las rosas que cuidaba.

La otra es de una anciana que iba todos los días al Parque con pan para dar de comer a las palomas y un día es agredida por dos skin-head que no la mataron porque alguien apareció cuando la estaban pegando. Salieron huyendo aunque fueron capturados por la Policía y alegaron que una especie de diablo les había echado un maleficio. Evidentemente nadie se creyó su versión. –

- Las dos sentencias se refieren a la Rosaleda Ramón Ortiz, además el mensaje del duende dice que reserve una rosa blanca que me hará falta –

- Pues vamos para allá- dijo Roberto

El movil de Laura empezó a sonar, pero ella no estaba dispuesta a contestar.

- ¿Por qué no lo coges? –

Laura contestó – No quiero hablar con él –

- No puedes estar huyendo toda la vida – le contestó Roberto.

Laura le miró y contestó la llamada: - Hola Luis –

(Continuará) ...............

LA DIFICIL TAREA DE EDUCAR

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Decía mi admirado Antonio Blay Fontcuberta, que la mejor manera de educar a un hijo es educándonos a nosotros mismos. Y es que a veces, a fuerza de intentar tener siempre bien amueblada la cabeza, se nos va la pinza.

Nos aferramos a nuestros rígidos criterios y todo lo que no siga sus dictados, lo atacamos, pateamos y destruimos ¿por qué? ¿Tal vez porque tenemos miedo a abrirnos a lo desconocido? ¿Tal vez porque tenemos miedo a perder el control?. Cuando creemos que estamos en posesión de la verdad absoluta, acabamos perdiendo la cabeza, poniéndonos el mundo por montera con tal de imponer nuestras reglas, gobernando casas ajenas, convencidos de que sólo nosotros sabemos hacerlo y poniendo en evidencia y vergüenza a nuestros propios hijos, cuya aspiración es no alcanzar protagonismo por las ventoleras intempestivas de sus padres.

Educar no es demostrar a un hijo que puedo luchar contra el mundo, educar es enseñarle a buscar su lugar en el mundo. Educar no es decirle quien tiene que ser, sino ayudarle a conocer quien es. Educar es abrazarle y confesarle que tu también lloras, dudas y te equivocas, pero que siempre estarás a su lado cuando te necesite.

Nada más lejos de mi intención que erigirme en modelo de nada ni de nadie, me queda mucho por aprender como madre y cada día aprendo algo nuevo de mis hijos, pero si algo no me perdonaría, es convertirles en victimas de mis propias frustraciones.


EL MICRORRELATO DE LA SEMANA


Este es el microrrelato que he presentado esta semana al Concurso de la Cadena Ser, os recuerdo: empieza por la última frase del ganador de la semana anterior y puede tener máximo 100 palabras, sin contar la frase obligada. Esta semana empezaba por: Y dio otro bocado. No he sido agraciada esta vez.

VACUO

Y dio otro bocado mientras ella le observaba en silencio. Masticaba despacio para poder digerir su anodina existencia, con la boca cerrada para que no se le escapara ningún grito de auxilio, moviendo exageradamente su mandíbula para recordarse a sí mismo que aún seguía vivo. – Mañana me voy – dijo ella y el ni siquiera levantó la vista del plato. Los latidos del reloj de pared retumbaban en sus sienes, - quédate, inventemos una nueva vida juntos, aún estamos a tiempo – pero los deseos no se hicieron palabras. La miró, dio el último bocado y se tragó su última esperanza.

EL SUSURRO DEL DUENDE (52ª entrega)

Sonomaleducata

“ Como sentina la conocí, en campo de batalla se transformó y ahora bien podría ser mi lar.. sigue allí el rastro de la justicia y busca en el día en que esta ciudad descendió a los infiernos de la mano de los más violentos agarenos, y reserva una rosa blanca, te hará falta.-“

Roberto releyó el segundo enigma despacio, desmenuzándolo para poder desvelarlo y se lo tradujo a Laura: - He estado analizándolo y he comprobado que una sentina es un lugar lleno de inmundicias y basuras, podría ser un vertedero......que luego se transformó en campo de batalla y que el duende dice que bien podría ser su lar, su casa, ¿dónde viven los duendes? –

- ¿En los cuentos? – respondió Laura sarcásticamente.

-Vamos, Laura ¿dónde? –

-¿ En la mente de los lunáticos? – volvió a cuestionar ella burlonamente.

- Esta bien, veo que no quieres colaborar, te lo diré yo, en los bosques, los duendes viven en los bosques, pero como en Madrid no hay bosques, lo más parecido son los grandes espacios verdes.......¡ los parques! –

- He buscado dentro de los grandes parques de Madrid y he descubierto que los terrenos que hoy ocupan el Parque del Oeste, antes del siglo XX eran el principal vertedero de basuras de la ciudad.........el duende dice “como sentina la conocí” . He comprobado que también se convirtió en campo de batalla durante la guerra civil . Hoy en día aún se conservan un par de "búnkers" de hormigón de la época. La mayor parte de las especies vegetales plantadas en el origen del Parque desaparecieron como consecuencia de los combates y tuvieron que ser replantadas después de terminada la guerra - .

-Prosigo- dijo Roberto en vista de que Laura se mantenía callada, sin hacer comentarios - el mensaje del duende dice “ busca en el día en que esta ciudad descendió a los infiernos de la mano de los más violentos agarenos” es obvia la fecha a la que se está refiriendo ¿no crees? –

- ¿El 11-M? – preguntó Laura

-¡Exacto! El 11 de Marzo de 2004 -

-Ahora te toca a ti buscar sentencias de esa fecha que salga el Parque del Oeste y nos dirija al lugar exacto donde encontremos la tercera y última pista . Es tu turno, Laura –

(Continuará).....................

EL SUSURRO DEL DUENDE (51ª entrega)

Alejandro Sanchez Nuñez

Había tanto ruido en su cabeza que incluso podía oírlo. En ella se agolpaban, luchando por un espacio preferente, todas las situaciones que había vivido en las últimas horas. La entrevista con Arturo Hidalgo......la noche vivida con Roberto....el diabólico juego del duende....

Sentada en el asiento del coche, Laura cerró los ojos, buscando un poco de calma que le permitiera decidir qué hacer. Pero apenas había pasado un minuto cuando un golpecito en el cristal le sacó de su intento. -¿Vas a salir? – le preguntaba una mujer de mediana edad que pretendía aparcar su vehículo en el hueco que su coche ocupaba. Después del sobresalto inicial, Laura contestó afirmativamente con la cabeza, y decidió volver a casa. Necesitaba ver a Roberto.

Abrió la puerta pensando que nada más entrar, Chelo iba a asaltarle con sus quejas sobre Roberto, sobre el estado en que se había encontrado la cocina, sobre sus intenciones o sobre vete tu a saber qué, pero no ocurrió nada de eso.

La asistenta estaba en el salón limpiando y ni siquiera se asomó al hall, fue Laura la que se acercó a ella y le preguntó por Roberto.

- Está arriba en el despacho con el ordenador – contestó Chelo – hay que ver que remango tiene, me ha preparao el café y too, y me he encontrao la cocina toda limpia –

Laura no salía de su asombro con el cambio de actitud de la extremeña, - me alegro – atinó a decir mientras subía las escaleras.

Roberto estaba ante el ordenador mirando la pantalla con suma atención.

Laura le contemplaba de brazos cruzados apoyada en el quicio de la puerta, las sensaciones vividas la noche anterior parecían flotar aún en el ambiente, sentía unos deseos irrefrenables de abrazarle y sentirse nuevamente entre sus brazos, pero no lo hizo, su lado racional dominaba habitualmente su conducta y le impedía dejarse llevar por sus sentimientos.

- ¿Qué le has hecho a Chelo que ahora bebe los vientos por ti? –

- Conquistarla, como a ti – dijo Roberto guiñándole un ojo y dándole un breve beso en los labios.

- ¿Cómo te ha ido? –

Laura le relató detalladamente su entrevista con Arturo y su decisión de seguir con el juego del duende hasta el final.

- No quiero que me pase como a él – concluyó Laura.

-Y no te va a pasar, creo que ya tengo la solución al segundo enigma – le respondió Roberto, acariciándole la cara con el dorso de su mano.

Se miraron largamente y en silencio, recreándose el uno en el otro, sobraban las palabras.

(Continuará) . ...........

OS INVITO A PALABREAR

Anónima

Desde primera hora de la mañana me rondaba una molestia en las sienes que según avanzaba el día se iba convirtiendo en un descomunal dolor de cabeza. En cuanto he aterrizado en casa he buscado el remedio a mis males, que no ha pasado por tomarme una aspirina, no, sino por descargar y liberar mi pobre azotea de todo lo que lleva dentro. Me he puesto a aporrear el teclado hasta que la pantalla ha quedado repleta de palabras y los efectos liberadores sobre mi dolor de cabeza no se han hecho esperar.

Ya se que puede parecer increíble, pero es así, algunos pensareis que puede ser un efecto placebo, pues puede ser, y ¿que más da? ¿el objetivo no es liberarse del dolor de cabeza? El cómo, pues, no importa.

Confio tanto en los efectos curativos de la palabra que invito a menudo a mis fieles lectores a que se atrevan a mandarme sus palabras, que yo estaría encantada de hacerles un espacio estelar en el blog, o por lo menos yo creía haber cursado reiteradamente la invitación, porque ayer, Angel, mi más feroz crítico y el más díscolo e indómito comentarista de este espacio, me hizo saber ante una cerveza caliente y una música ensordecedora que no se había sentido invitado, o por lo menos eso entendí yo, entre tanto ruido y tanto humo nublando los sentidos.

Para que no quede ninguna duda, os invito formalmente a todos los que os asomáis habitualmente a esta página a que “palabreeis” ¡atreveros! aun a riesgo de ser tomados por locos ¿qué más da? Me mandáis vuestros textos por correo electrónico y yo los coloco en el blog. Eso si, Ángel, vaya por delante que no te voy a aceptar que me escribas ningún capitulo de la novela, y no me apeles a la libertad de expresión y demás monsergas, que no cuela.

"Me gusta decir. Diré mejor: me gusta palabrear. Las palabras son para mí cuerpos tocables, sirenas visibles, sensualidades incorporadas. Tal vez porque la sensualidad real no tiene para mí interés de ninguna especie -ni siquiera material o de ensueño, se me ha transmutado el deseo hacia aquello que crea en mí ritmos verbales, o los escucha de otros. Me estremezco si dicen bien".
Fernando Pessoa, Libro del desasosiego de Bernardo Soares

EL SUSURRO DEL DUENDE (50ª entrega)

ademc


- Buenos días, Chelo, ¿Ha desayunado ya? Están aún calientes – dijo El Comisario Vielva señalando el paquete de pastelería que llevaba en la mano.

- Pase usted – contestó Chelo haciéndose a un lado con cara de circunstancias.

Cada vez que alguien le regalaba algo, aunque fuera un simple pastel, era con intención de sacarle algo y terminaba pagándolo con creces. Por lo menos, así lo sentía ella.

- ¡Hombre! ¡El Comisario Vielva! ¡Que sorpresa!- dijo Roberto sin levantarse de su silla,- y ¡trae bollos para desayunar¡ ¡que detalle! –

Javier Vielva no podía ocultar su contrariedad, no esperaba encontrarse allí a Roberto, su intención era mantener una distendida conversación con la sirvienta mientras ésta engullía los croissants recien horneados que él traía, y entre bocado y bocado sacarle a la extremeña algún secreto familiar que le ayudara a avanzar en su investigación que, por otra parte, había entrado en una vía muerta.

Chelo le sirvió un café al Comisario, tomó asiento y cogió el croissant que le pareció mas grande.

- Así que por fin te has instalado aquí – le dijo Javier Vielva a Roberto.

- ¿y qué si fuera así?- contestó Roberto con una sonrisa irónica.

El Comisario no contestó y Roberto aprovechó la ocasión para tomar él las riendas de la conversación.

- ¿Cómo va la investigación, Comisario? ¿Ya tenéis alguna pista de donde está Diana?-

La irritación de Javier Vielva crecía por momentos, mientras Chelo se chupaba los dedos tras terminar su primer croissant.

- No, todavía no, a lo mejor me das tu la primera, ¿Qué hacíais Laura y tu anteayer en la Casa de Campo? -

-¿Dando un paseo?- respondió Roberto

-¿Qué buscabais en el Puente de Culebra?-

Chelo había empezado a degustar el segundo croissant ajena al tiroteo dialéctico entablado entre sus dos compañeros de mesa, haciendo grandes y sonoros elogios al bollo que se estaba zampando.

-¿El amor perdido, tal vez? contestó Roberto socarronamente.

- No se lo que estáis ocultando, pero te aseguro que lo descubriré - dijo el Comisario apuntando con su dedo a Roberto.

Chelo miraba intermitentemente a los dos hombres y éstos creyeron que les escuchaba atentamente, cuando en realidad, no había escuchado una palabra, tan sólo les vigilaba para que no se dieran cuenta que había cogido el tercer croissant.

- Tal vez sería mejor que te centraras en encontrar a Diana en vez de perder el tiempo espiando a una pareja que se pierde por el campo buscando intimidad -

Javier se levantó de sopetón y dijo, dirigiéndose a Chelo que le miraba sorprendida y con la boca llena – Me voy, ya volveré en otro momento para entrevistarme con usted – y salió de la cocina sin despedirse de Roberto.

Chelo seguía masticando el último trozo del tercer croissant, que cobró un sabor especial al darse cuenta que era la primera vez en su vida que disfrutaba de un regalo sin tener que dar nada a cambio.

-Estaban buenos ¿eh? – comentó Roberto mirando divertido a Chelo.


(Continuará) .........................

ATREVERSE


ankor

No es fácil mantener la compostura, intentar ser uno mismo, y actuar conforme a los dictados de tu conciencia, no lo es. Puede llegar a ser más fácil volar como un pájaro o nadar como un pez, que ser uno mismo.

Nos dejamos envolver y arrastrar por el entorno en el que nos movemos “Donde fueres haz lo que vieres” dice un refrán popular, o aquella otra frase que dice “tantos no pueden estar equivocados”, "argumentum ad numerum".

Pues yo digo que si, que tantos y muchos más pueden estar equivocados y que hay que aprender a decir que no y atreverse a decirlo bien alto. ¡¡NO!!

Atreverse a pensar de otra manera. ...... Atreverse a sentirse diferente......Atreverse a discrepar............Atreverse a nadar contra corriente............Atreverse a impedir que te hagan comulgar con ruedas de molino........Atreverse a hacer lo que tu quieres y no lo que quieren de ti ..............Atreverse a cambiar tu vida, si no te gusta la que tienes..........Atreverse a escuchar tu propia voz ...........¡ATREVERSE!!!!!!

Atreverse a ser uno mismo.....................

"....Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila cuando todo a tu lado es cabeza perdida........."

Rudyard Kipling

EL SUSURRO DEL DUENDE (49ª entrega)

etringita

Las horas en las que estuvo preso no le habían restado porte alguno a Arturo Hidalgo. Vestido con un pantalón vaquero y un polo azul de marca parecía más bien recién llegado de una excursión por la sierra que recién salido de un hediondo calabozo.

-Vaya por delante que yo no tengo nada que ver con la desaparición de tu hija- le dijo a Laura, nada más sentarse - pero creo que se ha producido de la misma manera que la de mi hija –

- A estas alturas ya sabrás que yo fui considerado el mayor sospechoso de la desaparición de mi hija Marta- Arturo Hidalgo adoptó un tono grave y la tristeza afloró en su mirada – Era lo más importante de mi vida y la perdí en unas extrañas circunstancias a las que todavía no encuentro explicación –

-Nada más desaparecer Marta, empecé a recibir mensajes que me invitaban a participar en un juego para rescatarla, se lo comuniqué a la policía y llegaron a la conclusión que todo me lo había inventado para prepararme una coartada...... mi mujer tampoco me creyó –

- ¿Cómo recibiste los mensajes?- le preguntó Laura visiblemente nerviosa.

-A través del ordenador, me lo encontraba inexplicablemente encendido y el mensaje se mostraba en la pantalla, pero no me llegaba por correo electrónico, era como si alguien hubiera entrado en casa y lo hubiera escrito directamente con el teclado - La expresión de Laura la delató

-Veo que a ti también te ha pasado – concluyó Arturo

-¿Seguiste el juego?-preguntó Laura

- No, no lo hice, porque estaba muy confuso, nadie me apoyó y me hundí, mi matrimonio se rompió, fui tomado por loco y aunque luego me absolvieron por falta de pruebas, la sombra de la culpa me acompaña a todas partes. Los mensajes dejaron de aparecer y Marta nunca volvió, aunque yo sigo creyendo que está viva en alguna parte. –

Arturo siguió hablando, a pesar de que, de vez en cuando, se le quebraba la voz, Laura le escuchaba con suma atención.


– Necesitaba hablar contigo para prevenirte, veo que te ha ocurrido lo mismo, no lo comentes con la policía, no te creerán, y sigue el juego, no tienes nada que perder. Yo ya he perdido pero tu todavía no -

- Todavía no sé lo que pasó, Marta era una niña muy especial ¿sabes? días antes a su desaparición me dijo que había un duende en su habitación.-

Laura se puso repentinamente de pie y le dijo – Arturo, me tengo que ir, te agradezco la información que me has dado – y le extendió la mano y él la tomó entre las suyas diciéndole – Que tengas suerte –

(Continuará)

COQUETEANDO CON EL TRIUNFO

*

*
(Si quieres escuchar el programa, pincha sobre el logo, el concurso de microrrelatos está apróximadamente en la última cuarta parte, puedes desplazarlo con el cursor)


Nunca estuve tan cerca, coquetear con el triunfo me ha resultado divertido. Solo quería comprobar que lo podía lograr, que podía estar entre los mejores. Ser elegida una de los tres finalistas entre un total de 625 relatos ha sido el premio más dulce al que podía aspirar.

Aquí os dejo mi relato que tenía que empezar con la frase “Papá solía morirse dos veces al día”


VENDETTA



Papá solía morirse dos veces al día, pero nunca a la misma hora, por eso vivíamos en vilo esperando el momento, sin saber cuando iba a producirse. Desde que mamá le dejó plantado, hacía por lo menos dos intentos diarios de morirse, aunque cuando estaba a punto de conseguirlo se imponía su fuerte naturaleza y se iban al traste sus propósitos. Ayer, mamá volvió a casa, el titiritero con el que se fugó le dio esquinazo, le imploró a papá su perdón y éste en vez de dárselo, cerró los ojos, se murió de una vez y la abandonó para siempre.




UNA NUEVA IMAGEN

A menudo nos cansamos de ver siempre las mismas cosas, nuestros ojos buscan nuevos escenarios donde enfocar su atención sin caer en la monótona mirada del que sabe lo que va a ver.

Llevaba tiempo dándole vueltas, me apetecía cambiar de imagen en el blog, pero por más que buscaba entre los diseños que circulan por la red, no me gustaba ninguno.

Entonces, por esas carambolas que ocurren de vez en cuando, encontré a Antonio Zambrana, le conté lo que quería, me escuchó, me entendió e hizo realidad lo que, hasta ahora, tan sólo era una idea.

¡Que mejor imagen de cabecera que mi bosque de hayas! Así lo tendré siempre cerca y lo podré compartir con vosotros, al igual que las pequeñas frases y poemas, de los grandes, que se integran en el blog.

Espero que os guste tanto como a mi y que sigáis visitándolo tanto o más que antes
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EL SUSURRO DEL DUENDE (48ª entrega)

Hannap


El olor al café recién hecho inundaba la cocina cuando Chelo se asomó a la puerta. Se quedó bajo el quicio, inspeccionando su territorio. Aparentemente todo estaba en orden, sin rastro de haber sido el escenario de preparación de una opulenta cena. No obstante, siguió revisando con la mirada todas las esquinas esperando encontrar la excusa para el reproche.

- Llegas a tiempo, acabo de preparar el café – dijo Roberto, poniéndole una taza en la mesa e invitándola a sentarse con él a tomarlo.

Chelo le observaba con recelo –seguro que lo traia too comprao de eso preparao, que no tiene comparanza con lo guisao en casa- pensaba – sino no se explica que too esté limpio y recogio –

Finalmente se acercó a la mesa. Roberto le sirvió el café y se sentó a tomar el suyo, Chelo permanecía de pie, tomo la taza y dio el primer sorbo.

- ¿No te sientas? –

- Yo no estoy de fiesta, estoy trabajando –

- Asi que este pájaro ha pasao la noche aquí. Ay Virgen del Amor Hermoso, la que se va a liar cuando venga el señor.....y el caso es que yo siempre he tenio por muy espabilaa a la señora, pero....... ya no se.......ha caido como una tonta – pensaba Chelo mirando de reojo a Roberto.

- ¿Sabes? Yo tenía una abuela que decía que el café tenía que ser negro como el diablo, caliente como el infierno, puro como un angel y suave como el amor. Se lo traían de Puerto Rico y siempre decía que aunque se lo tuviera que quitar de otras cosas, sus dos tazas de café al día no las perdonaba. Tuvo una vida muy dura y apreciaba mucho los pequeños placeres –

Chelo seguía de pie con la taza en la mano y con la desconfianza dibujada en su rostro.

- Era una mujer de firmes principios, siempre en guardia, los golpes de la vida le habían hecho muy desconfiada, pero se entregaba cuando un amigo requería su ayuda. Decía que el buen amigo debe ser como la sangre, que acude a la herida sin esperar que lo llamen. Laura y yo hemos sido amigos del alma desde siempre, ahora esta pasando un mal momento y yo quería estar a su lado –

Chelo se iba relajando poco a poco y se sentó ligeramente en una esquina de la silla, dispuesta a levantarse en una décima de segundo. Roberto siguió hablando.

- En cierto modo mi abuela y tu os parecéis bastante. Mujeres coraje luchando contra el mundo, endurecidas por los golpes y desencantadas de la vida, pero tiernas y cercanas con los que quieren, a los que defienden con su propia vida si es preciso.-

Las palabras de Roberto empezaban a calar hondo en la extremeña, su mirada se suavizaba por momentos y empezaba a mostrar el brillo de la emoción.

- Por nada del mundo le haría daño a Laura, la quiero demasiado para hacerla sufrir. Si ella me pide que me vaya, me iré, así que no temas, yo no soy peligroso –

- Hay que ver que bien habla el condenao, no si la señora de tonta no tiene un pelo, y lo bien parecio que es – pensaba Chelo que todavía mostraba un ápice de resistencia frente al conquistador.

- ¿Y si es tan amigo? ¿Dónde sa metio todos estos años? Porque yo nunca le había visto. -

Roberto le contó que había vivido en Canadá, que volvió a España cuando falleció su madre y había decidido quedarse. – Volví para reencontrarme con mis raices y con mi gente, a los que intento proteger igual que lo haces tu –

- La Diana es mi vida y toos ellos son mi familia, es lo único que tengo que vale la pena –

- Para Diana y Laura es una suerte contar con una persona como tu que las cuide – le dijo Roberto apretando la mano de Chelo, que luchaba por reprimir las lágrimas.

El timbre de la puerta les saco del momento de confidencia que compartían. Chelo se levantó como un resorte y fue a ver quien era.

(Continuará)

EL SUSURRO DEL DUENDE (47ª entrega)

Don Gato

Eran las 9 de la mañana cuando Laura llegaba a los Juzgados de Plaza de Castilla.

Se preguntaba que diablos estaba haciendo allí. La maniobra que le había propuesto el abogado de Arturo Hidalgo no tenía ni pies ni cabeza.

¿Cómo iba a justificar que era la abogada del Sr. Hidalgo, si había sido ella la que había puesto a la policía sobre su pista? . ¿Cómo una mujer previsora como ella no había comprobado antes de salir de casa la identidad del abogado que la llamó?. ¿Sería una trampa? Pero.... ¿Quién le tendería una trampa y para qué?.

Debía llevar escrito en su cara todas estas dudas, porque en el control de entrada fueron especialmente puntillosos a la hora de permitir su acceso a los calabozos y al juzgado de guardia.

- Soy la abogada de Arturo Hidalgo, vengo a asistirle en su declaración judicial - dijo Laura asomándose al despacho donde una oficial de justicia aporreaba el teclado de un ordenador.

- Menos mal – respondió la oficial – Llega con mucho retraso. Su Señoría está que echa humo, ya iba a pedirle un abogado de oficio.

Pasaron tan sólo unos minutos hasta que condujeron a Arturo Hidalgo al despacho del juez, y le pidieron que pasara, pero a Laura se le antojaron horas, sentía sus pulsaciones en la sien y una mezcla de nerviosismo y angustia se instaló en la boca de su estomago.

El juez no levantó la cabeza del expediente cuando Laura entró y antes de que ésta tomara asiento, Su Señoría tomó la palabra:

- Digame, Señora Letrada ¿Cómo es posible que haya sido usted la artífice de esta detención y ahora venga a defender los intereses del detenido? ¿A que está jugando? ¿Lo suyo es arrepentimiento u osadía?

Y sin darle tiempo para contestar se dirigió a Arturo Hidalgo y le preguntó : -¿Y usted, qué? Ayer tenía otro abogado y hoy ¿cambia de Letrado y nombra a su verdugo?- ¿Me pueden explicar que está pasando aquí? –

Cuando Laura intentó contestar, el Juez le cortó en seco y dijo – Mejor no quiero saberlo, voy a estimar el habeas corpus, así que el detenido queda en libertad, sin cargos- -Pero les advierto que la administración de justicia no es un juego y no está para satisfacer sus caprichos-

La oficial de justicia se acercó a Arturo Hidalgo y le indicó que tendría que esperar un poco hasta que estuviera preparada toda la documentación para poder salir, momento en que Laura aprovechó para pedirle entrevistarse con su defendido.

- Pero si sale libre, pueden hablar todo lo que quieran en la calle-

-Prefiero hacerlo aquí, tengo prisa y no puedo esperarle a la salida – contestó Laura.

La oficial se encogió de hombros y les acompañó hasta una pequeña sala cuyo único mobiliario eran dos sillas, les invitó a entrar, cerró la puerta tras ellos y se alejó murmurando.


(Continuará) .........................

BIENVENIDA A LA REALIDAD

movimente

-Bienvenida a la realidad- me dijo José ayer por teléfono y he decidido que si ésta es realmente la realidad, sea lo más llevadera y liviana posible. Así que mientras las circunstancias me lo permitan (le doy tres días, no más), he decidido no trabajar por las tardes.

Tras dejar a mi hijo en el entrenamiento de baloncesto, un horizonte de tres horas libres se abre ante mi -¿qué hago?- pienso mientras voy camino de casa. ¿y si hago lo que me va apeteciendo en cada momento? me pregunto.

La tarde esta oscura y bochornosa, barrunta tormenta, pero se me antoja dar un paseo por el barrio, que duerme la siesta a esta hora. ¡Cuánto tiempo hacía que no me daba una vuelta por mi calle, sin pretensiones, sin prisas y sin dirección!.

Paso por la pequeña tienda de chocolates y té, ¡que mala pata! ¡está cerrada! y yo que estaba dispuesta a comprarme una estupenda tableta de chocolate negro y zampármela sin ningún tipo de culpabilidad......................(bueno, toda no, como mucho la mitad).

Pego mis narices contra el cristal para observar los frutos prohibidos y las bonitas teteras expuestas en las estanterías, y las aprieto un poco más como sí así pudiera oler, a través del cristal, el aroma de las hierbas que reposan en las cestas.

Aunque la tienda esta cerrada, el gusanillo de comer chocolate se ha despertado y hay que intentar saciarlo, así que, ni corta ni perezosa, me encamino hacia un supermercado que está a la vuelta, que es el único establecimiento abierto a estas horas.

Paso por delante de la que era la farmacia de Doña Concha que ha desaparecido, junto con sus mostradores de madera, sus lámparas de cristal y su olor a botica. En su lugar encuentro otra que no reconozco, con diseño minimalista, cristales por todas partes y con un nuevo titular, Emilio, seguro que él no será Don Emilio, sino Milio o Milito, atrás quedaron los tiempos del distinguido tratamiento a boticarios y demás oficios ilustres.

¡Como ha cambiado el barrio! pienso mientras me aproximo al supermercado. Las tradicionales tiendas de hace treinta años que todavía quedan, conviven ¿pacíficamente? con las tiendas de chinos que crecen como la espuma por todos los rincones.

No es el chocolate que andaba buscando, pero es lo que hay, así que me encamino a la caja y me convierto en cobaya de una cajera en prácticas, bajo la atenta mirada de una peruana que me sigue en la cola y que se ha empeñado en que le cobren sus flanes sabor vainilla antes que mi chocolate. La miro de reojo mientras se me despierta esa vena de maruja dispuesta a defender su posición en la caja, con su vida si hace falta. Adelanta disimuladamente sus flanes y acierto a leer sus ingredientes ¿qué se puede esperar de alguien que compra flanes de plástico con sabor a vainilla?.

Me sonrojo con mi propia deducción, pero con todo y con ello, no la dejo colarse y me sorprendo nuevamente a mi misma por ello.

Termino mis tres horas libres, zampándome el chocolate junto con el placer de no tener nada que hacer, degustando su sabor acompañado de una cotidianidad que desconozco porque no frecuento, pero que también es la realidad.

Ha sido divertida, realmente divertida esta nueva realidad. Voy a ver si la frecuento más a menudo.