FINALISTA EN III CONCURSO PUNTO DE LIBRO



El dulce sueño de una noche

Veinte años juntos, compartiendo éxitos, bonanzas y  sábanas de seda  y ahora duermen sobre cartones al lado de un carro de hipermercado que se les hace grande para llevar todo lo que les queda.
  
Él lleva días preparando la sorpresa y cuando empieza a caer la noche, esconde el carro tras unos arbustos, la coge de la mano y la lleva hasta el palacete de la colina, que sabe deshabitado hasta el verano. Penetran por un hueco del enrejado, empujan una contraventana y se cuelan en el interior. Él ya tiene la mesa puesta en el Salón de los Espejos con mantel de hilo y aroma a alcanfor, candelabros y cubertería de plata, cristalería de Bohemia y vajilla de porcelana fina. Ella sonríe nerviosa entre tanto lujo, mientras, él saca de la bolsa los recuerdos de otros tiempos sazonados con dos latas de sardinas. Se contemplan a la luz de las velas saboreando el tiramisú que el restaurante de la plaza desechó porque  agriaba y se miran más allá de sus ojos y de sus miserias. Él le regala una flor de papel, se besan  y se aman en una inmensa cama con dosel. Antes de que el reloj del pasillo marque el final del hechizo, lo abandonan poco a poco rumbo a su callejón reteniendo el tacto de las alfombras mullidas en las plantas de sus pies.

Los periódicos del día siguiente recogen la noticia: " Una pareja de indigentes es abatida por disparos de los  Cuerpos de Seguridad del Estado cuando intentaba huir tras perpetrar un robo en el palacio de la colina. La policía sigue buscando el botín".

No queda rastro alguno, sólo una flor de papel pisoteada y teñida de sangre en la que nadie ha reparado.

Este relato ha resultado finalista en el III Concurso Punto de Libro y publicado en la revista nº 31. http://puntodelibro.es/index.php/la-revista/179-n-31-septiembre-2013  con el honor de compartir podium con Joaquín Valls y Rafa Heredero y  pasar a la final.


PUNTO FINAL

Sabía que al doblar la esquina estaría de nuevo en el punto de partida con la misma maleta, repleta entonces de aventuras y ahora de arrepentimientos. El miedo le salió al encuentro al igual  que hace cinco años cuando supo que iba a ser padre, entonces le hizo huir y esta vez le ha hecho volver.
Ella está asomada a la ventana tendiendo la ropa, más bella que nunca, con ese mechón rebelde que juega a taparle los ojos. Sus miradas se encuentran e intercambian reproches y remordimientos. Por un instante esboza una leve sonrisa en la ventana y él se abraza a un destello de esperanza en la calle.

─¿Eres cliente de mi mamá?─ le pregunta un niño que juega a las canicas frente al portal.

─Pablito, sube, te he dicho mil veces que no hables con desconocidos─ grita ella desde arriba  antes de cerrar todas las contraventanas.

Un olor a puchero flota en el aire junto con los besos que no le dio y el hijo que no educó. Se aleja, al fin,  con  el precio de su cama clavado en las entrañas.  

(Esta es mi contribución de Septiembre al concurso de ENTC sobre el tema "Volver")