EL SUSURRO DEL DUENDE (75ª Entrega)


Arturo Hidalgo cayó fulminado por un impacto de bala en la cabeza. Javier Vielva, al que todos creían muerto, había conseguido, con su último halo de vida, dispararle, mientras los allí presentes contemplaban horrorizados la escena, sin poder hacer nada por evitarla. Laura sepultó la cabeza de Diana en su regazo y Roberto las abrazó a las dos con la intención de protegerlas del sórdido espectáculo que acababan de presenciar.

El susurro del duende se fue alejando cada vez más hasta que desapareció totalmente entre las sirenas que acapararon el sonido de la noche.

Estuvieron hasta el amanecer a merced de la policia y de sus preguntas. Eran muchos los interrogantes y casi ninguna las respuestas. Madrid empezaba a despertar cuando Diana, Laura y Roberto salían por la puerta de la Comisaría, libres por fin de la angustia y de los interrogatorios policiales y aturdidos aún por la intensidad de los acontecimientos que acababan de vivir.
Tomaron un taxi para volver a casa, Diana se acurrucó en el regazo de su madre y se durmió antes de que pararan en el primer semáforo.
La radio daba las primeras noticias de la mañana: “ Anoche se produjo un tiroteo en el Retiro que se saldó con dos muertos, la Policía investiga las causas, todo apunta a un posible ajuste de cuentas…..” .
- Como está el patio, ya no vamos a poder ni pasear por el Retiro, ¡ hay que fastidiarse! ¡La peña está fatal! – dijo el taxista mirando por el espejo retrovisor.
Roberto y Laura cruzaron sus miradas sin pronunciar palabra.
(Continuará…….)

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