- ¿A quien persigues? ¿Contra quien luchas? – le preguntó Roberto con desprecio, al tiempo que de una rápida zancada se puso delante de él - ¿Contra Arturo Hidalgo.......contra Diana.......o contra tus propios fantasmas?. –
La cabeza de Roberto estaba a escasos centímetros del cañón de la pistola de Javier Vielva. Un escalofrio le recorrió la espalda, aún así, estaba dispuesto a jugar su última carta.
-Estabas apuntando a Diana, ¿no será que ella es tu objetivo? ¿no será que su existencia es lo que no te deja conciliar el sueño? Esa niña tenía que haber sido tu hija ¿verdad? y como no pudo ser, tampoco será de Laura ¿no es cierto? -
Javier Vielva seguía encañonándole y Roberto decidió continuar con su argumento – Tu sabias que tarde o temprano, ibas a poder tomarte la revancha, y mira por donde, te encuentras de sopetón dirigiendo esta investigación. Un golpe de suerte, te pone en el camino a Arturo Hidalgo, y ya tienes al chivo expiatorio, la excusa perfecta para que otro cargue con el asesinato de Diana ¡la coartada perfecta!
- No sabes ni lo que dices, apartate si no quieres que te vuele la cabeza – contestó el Comisario
-¿Si no es verdad lo que digo, porque no dejas que Diana se vaya con Laura? Reconócelo, vives sólo para que Laura muerda el polvo por perder el hijo que esperabas –
Javier Vielva apoyó el cañón de su pistola en la frente de Roberto, diciendo: -Eres hombre muerto -.
Un disparo rompió el silencio de la noche, despues, nada, tan solo el ruido sordo de un cuerpo desplomándose.
(Continuará) ..............................
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