DIAS DE ZAMBOMBA Y MARIMORENA

Huahe

Hacía mucho que no paseaba por las calles del centro de Madrid, y mira por donde, fui a elegir la tarde más fría de todo el otoño, aunque debo ser poco original, porque la misma ocurrencia la tuvieron miles y miles de madrileños que se lanzaron a la calle la tarde del sábado, no sé si con la intención de matar el frío o de matar el tiempo.

Pertrechados con buen abrigo y la buena compañía de Beatriz y Paco, nos sumergimos en el ambiente navideño que se respira estos días en los alrededores de la Puerta del Sol. Una parada en La Pajarita para llamar a la suerte el próximo miércoles, dia español de la salud, como todo el mundo sabe. La siguiente en Casa Mira, para deleitar la vista con sus señoriales vitrinas y el paladar con sus turrones artesanos, de donde salimos con la cartera dulcemente maltrecha.
Un paseo por la nostalgia nos llevó a las puertas de Las Cuevas de Sésamo, y a mi ya lejana época universitaria. Y tras pegar nuestras narices en el escaparate de la pastelería de la calle del Pozo para contemplar sus doradas balanzas de mármol, sin más preámbulos, nos adentramos en la vorágine de llamativas pelucas, cabezas de reno, mimos callejeros, artistas urbanos y gitanas vendiendo lotería con recargo.
Engullidos por la multitud intentamos salir ilesos de tanto despropósito pseudonavideño y de tanta alegría fingida y refugiarnos en una taza de chocolate caliente en la Chocolatería Valor, pero tampoco pudo ser, Paco y Juan no estaban muy receptivos, el primero porque le daba igual Valor que Zahor y el segundo porque lo único que quería era alejarse de tanta locura.

Finalmente entre villancicos rocieros en la Plaza de Oriente abandonamos el ruido y el gentío, y rematamos agradablemente la noche con una cena en el barrio que me supo a calma y a agradable charla entre amigos.

Dicen que la diferencia entre un capricho y una pasión es que el primero dura toda la vida. Así que ya sabes, Beatriz, lo del chocolate tenemos que resolverlo cuanto antes, pero eso sí, cuando se pasen estos infames días de zambomba y marimorena que tanto aturden y asustan.

"No hay más que salir a la Gran Vía madrileña para darte cuenta de que si el fin del mundo no se produce hoy, ocurrirá mañana."
Álex de la Iglesia

1 comentarios:

Beatriz dijo...

Sin duda una tarde estupenda pero ..... efectivamente hay que resolver de una vez por todas este nuestro capricho ¡¡faltaria más!!

Ponle día y hora que no faltaré.

Besos.