EL SUSURRO DEL DUENDE (76ª entrega)


Chelo les esperaba impaciente en la cocina, moviéndose de un lado a otro, con su frente pegada al cristal de la ventana, a cada instante. Cuando por fin vio detenerse el taxi en la puerta, salió de casa y corrió a su encuentro.

Abrió con ímpetu la puerta trasera del vehículo, gritando – ¡Ay mi chica!, ¡ay mi chica!, ¡que ya está en casa! - Arrebató a la niña de los brazos de su madre, la sacó en volandas del taxi, y se alejó con ella hacia la casa, dando, a voz en grito, las gracias a la Virgen del Amor Hermoso por su intercesión. Roberto pagó la carrera mientras el taxista seguía con una mirada sorprendida el recorrido de Chelo.

Roberto sintió que tenía que darle una explicación y lo hizo con lo primero que se le ocurrió – Es que la niña ha estado un tiempo fuera de casa, y ya sabe….. –

- ¡Que barbaridad! ¡ni que la hubieran secuestrado! – murmuraba el taxista mientras se alejaba de la casa.

Diana seguía profundamente dormida a pesar de los gritos de Chelo, sus abrazos y sus sonoros besos.
- ¿No le pasará nada a mi chica que no se despierta? – preguntó Chelo a Laura cuando ésta entró en casa.

- Que está muerta de sueño, nada más – respondió Laura mirando con extrañeza a su asistenta.

- Chelo……una pregunta……¿Cómo se ha enterado de que habíamos rescatado a Diana ?

La extremeña dudó un instante y titubeando, con cierto nerviosismo, contestó – Eh…..¿que como? …..porque les he visto llegar…..-

Laura se plantó delante de ella y cruzando sus brazos, le replicó con gravedad – Desde la cocina no has podido ver el interior del taxi, ¿Cómo sabías que éramos nosotros y que traíamos a Diana?

Roberto acababa de entrar, Chelo clavó su mirada en él y no respondió.
- ¿Me he perdido algo? – contestó Laura pidiendo explicaciones con la mirada.


(Continuará…..)

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