IURIS-FLECHAZO



El timbre de la puerta no paraba de sonar aquella tarde, el teléfono, celoso, le hacía la competencia, varias visitas  sin cita terminaron de arruinar la ya descalabrada agenda.

-      -  Doña Gertrudis ¡ que sorpresa! ¿Algún problema desde la semana pasada que estuvo usted por aquí?- 

Abrió la boca para  decir:- Mi hija no me hace ni caso- , pero lo que dijo fue: - quiero hacer nuevo testamento-
     
-¿Otro?  Ya llevamos treinta en lo que va de año, piénselo un poco- .

Tras  varios minutos escuchando las tropelías de la hija de Doña Gertrudis,  se fue  a merendar a la  chocolatería de abajo olvidando el motivo de su visita.

En la sala de espera sigue D. Gustavo, que viene un día sí y uno no para consultar las más variopintas e intrascendentes  cuestiones.

 Me dice: - lo de las palomas es una vergüenza, no te imaginas como tengo los alfeizares de las ventanas ¿a quién puedo denunciar?- cuando realmente ha venido para contarme que está solo, que los días son muy largos y muy cortos los proyectos, que la ilusión se marchó para no volver y que venir a verme es lo único interesante del día.

Hablamos de la crisis, del Alcalde, de las palomas, de ese hijo que triunfa en Estados Unidos y del aburrimiento.

Cuando le acompañaba hasta la salida, volvió Doña Gertrudis a recoger el paraguas que había olvidado. Sus miradas se encontraron, se observaron en silencio y bajaron juntos en el ascensor.

Han pasado dos meses de aquella tarde…  Doña Gertrudis y  Don Gustavo  han desaparecido sin dejar rastro, pero no estamos preocupados.    

15 comentarios:

Nicolás Jarque dijo...

Esperanza, usted no es abogada eh, más bien es una Celestina, jaja.
Me ha gustado mucho como se cuenta la rutina en un despacho y las historias que pueden llegar a suceder con personas mayores que se sienten solos. Aunque en este caso me alegro mucho que se encontraran y ahora estén acompañados.
Me ha encantado el relato.
Un abrazo, Escritora.

Rosa dijo...

Estoy con Nicolás, CELESTINA.
En la placa de la puerta debería poner abogado y experta en filtros de amor.
Me ha encantado Esperanza.

Besos desde el aire

Anónimo dijo...

Hermoso! las personas lo único que necesitan es un poco de amor, y dejan de complicarse la vida.

montse dijo...

Es precioso. Creo que a mayor edad más claridad, más visión de lo que importa, menos interferencias entre el sentimiento y todo lo que lo suele envolver. Tierno.

Luisa Hurtado González dijo...

Está visto que compartieron proyectos y chocolate. Ahora ya sabemos para qué puede servir un abogado.

Elysa dijo...

¡Vaya! otra forma de ejercer la abogacía... Me ha parecido muy divertido.

Besitos

ESPERANZA dijo...

NICOLAS de Celestina nada, ja,ja,ja, el relato es ficción aunque los dos prototipos que describo son muy reales y se me antoja que la solución es juntar sus soledades.

Me alegro que te haya gustado.

Un abrazo, Escritor


ROSA experta en filtros de amor no, pero en el alma humana...¡no lo sabes tu bien!

Un abrazo,

ESPERANZA dijo...

UNWRITTEN ¡bingo! eso es lo que necesita la gente un poquitito de amor.

Gracias por pasarte, vuelve cuando quieras.

Saludos,

MONTSE me alegro de que te haya gustado.

Un abrazo,

ESPERANZA dijo...

LUISA ¿ya sabes para que sirve un abogado? explícamelo, porfa. Ja,ja,ja.

Un abrazo

ELYSA pues aunque no te lo creas esta forma de ejercer la abogacía es la que verdaderamente fideliza al cliente.

Besitos,

Elena Casero dijo...

me ha gustado mucho, señora letrada.
Espero que tengas muchos casos así.
Un abrazo, compañera

María Dolores Rubio de Medina dijo...

Ya son 31. Antes de hacer mutis por el foro, doña Geturdis paso por la competencia, para un asuntillo de un usufruto al novio recién puesto.

Ana dijo...

Hola Esperanza. Dicen que el amor puede aparecer a la vuelta de la esquina, o en el buffet de un estudio jurídico...
¿No me pasás el número de ese abogado?

Hermoso relato. Me encantó.
Saludos!!

ESPERANZA dijo...

ELENA debajo de muchos casos subyace una absoluta falta de amor.
Un abrazo, compañera

Mª DOLORES ja,ja,ja, seguro que si fue así.
Un abrazo,

ANA bienvenida, los abogados tenemos muy mala fama, pero algunos no somos tan malos.
Vuelve cuando quieras.
Saludos,

Anita Dinamita dijo...

Te iba a decir que les hacía falta alguien que mediara en sus vidas, veo que se hizo solo el milagro.
Encantador relato, Esperanza
Un abrazo

ESPERANZA dijo...

ANITA los milagros se producen en los sitos más inesperados.

Un abrazo compañera de fatigas.