Nació siendo un tipo serio. Tardó dos años en esbozar su
primera sonrisa y ya tenía cinco cuando se arrancó con una carcajada. Después
de estos prometedores comienzos ya no tuvo ningún otro conato risueño ni falta
que le hacía hasta el pasado Viernes en el que, después de muchos meses de
malestar general y pruebas médicas, el
doctor le dio el remedio.
─Necesita
usted reírse, caballero.
─Preferiría
no hacerlo─ le confesó él.
─Pues morirá usted en poco tiempo abatido por el peso de la
seriedad─ concluyó el médico.
Lo intentó primero ante el espejo, pero la fuerza de la
gravedad había ejercido ya un poder incuestionable sobre las comisuras de sus
labios, después frecuentando espectáculos cómicos, que no le hacían ninguna
gracia para terminar haciendo unos ruidos guturales en el sofá que parecían más
la invocación de un totonaca al dios de la lluvia que una risa.
Decidió terminar con su vida, antes de que ésta terminara con
él y se lanzó al abismo por un acantilado. Mientras caía le sobrevino un golpe
de risa sonora y liberadora y descubrió que estaba curado... a dos palmos del suelo.
Esta es mi contribución de este mes a ENTC bajo la consigna de "Preferiría no hacerlo". He de confesar que tiene una pequeña modificación al final en relación con el que concursa, tras las sugerencias hechas por Fernando Martínez y Yolanda Nava.
4 comentarios:
Buena apuesta y muy ilustradora. Espero que tengas suerte.
Besicos muchos.
Esperanzador, quizás en ese último momento, al igual que Bartlely, dijo su último: preferiría no hacerlo.
Muy bueno.
Y de repente le asalto la vocación paracaidista, je je.
Muy buena propuesta Esperanza. Suerte.
Abrazos.
Si te apetece compartir tus relatos, echa una ojeada a ésto:
http://280ypunto.blogspot.com.es/
Un saludo
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