No sé
qué me está pasando, pero mis manos se vuelven cada día más
pequeñas. Mis largos y estilizados dedos han dado paso a unas gordezuelas
manitas de bebé, torpes y ávidas de aprender nuevas texturas. Lo mismo me pasa
con los dientes, se me han ido cayendo los definitivos para dejar paso a los de
leche e incluso éstos últimos han desaparecido de mi boca. He dejado de correr
y estoy aprendiendo a andar, mañana tal vez solo gatee.
Sospecho que son estas
pastillas que nos dan en el orfanato, al fin y al cabo nadie nos espera. Estoy
deseando llegar al principio para poder nacer en otro sitio donde mi historia
se escriba con lápices de colores.
6 comentarios:
Uyyy Eperanza, aunque un poquito triste, tiene una mijta de esperanza. Me ha encantado tu micro, original y muy bien llevado hasta el final, Lo dicho, me ha encantado.
Besicos muchos.
Esperanza, una vida rebobinada de forma muy natural. Supongo que llega un momento que la vida retrocede, para nuestra desgracia, cuando nos hacemos mayores y de golpe pequeñitos, pero solo en las formas.
Me gustó este juego del tiempo.
Un beso, Escritora.
Me gusta mucho este micro.
Si el ciclo de vida fuera así, quizás el final no fuera tan triste y doloroso y hasta solitario, en ocasiones.
La imagen del orfanato y "su medicación" da un punto triste a la historia.
Enhorabuena, Esperanza!
Un abrazo.
Me gusta tu volver a empezar Esperanza, si fuera tan fácil darle a un botón y volver a probar.
Y me encanta la imagen de piezas sueltas con que lo acompañas, todo una mundo de posibilidades nuevas al alcance de la mano.
Un abrazo.
Bueno, pues yo no lo veo tan triste. El muchacho está deseoso de llegar al principio y volverlo a intentar. Es tener una segunda oportunidad, cosa que no ocurre en muchas ocasiones. Es un bonito relato de esperanza por Esperanza.
Saludos.
Poder escoger y empezar de cero, que buen comienzo. Que buen final el tuyo, Esperanza.
Besos.
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