MOVIOLA



No sé qué me está pasando, pero mis manos se vuelven  cada día  más pequeñas. Mis largos y estilizados dedos han dado paso a unas gordezuelas manitas de bebé, torpes y ávidas de aprender nuevas texturas. Lo mismo me pasa con los dientes, se me han ido cayendo los definitivos para dejar paso a los de leche e incluso éstos últimos han desaparecido de mi boca. He dejado de correr y estoy aprendiendo a andar, mañana tal vez solo gatee.
Sospecho que son estas pastillas que nos dan en el orfanato, al fin y al cabo nadie nos espera. Estoy deseando llegar al principio para poder nacer en otro sitio donde mi historia se escriba con lápices de colores.

6 comentarios:

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Uyyy Eperanza, aunque un poquito triste, tiene una mijta de esperanza. Me ha encantado tu micro, original y muy bien llevado hasta el final, Lo dicho, me ha encantado.
Besicos muchos.

Nicolás Jarque dijo...

Esperanza, una vida rebobinada de forma muy natural. Supongo que llega un momento que la vida retrocede, para nuestra desgracia, cuando nos hacemos mayores y de golpe pequeñitos, pero solo en las formas.

Me gustó este juego del tiempo.

Un beso, Escritora.

Juglar dijo...

Me gusta mucho este micro.
Si el ciclo de vida fuera así, quizás el final no fuera tan triste y doloroso y hasta solitario, en ocasiones.
La imagen del orfanato y "su medicación" da un punto triste a la historia.
Enhorabuena, Esperanza!
Un abrazo.

arktos-temis dijo...

Me gusta tu volver a empezar Esperanza, si fuera tan fácil darle a un botón y volver a probar.

Y me encanta la imagen de piezas sueltas con que lo acompañas, todo una mundo de posibilidades nuevas al alcance de la mano.

Un abrazo.

Barlon Mrando dijo...

Bueno, pues yo no lo veo tan triste. El muchacho está deseoso de llegar al principio y volverlo a intentar. Es tener una segunda oportunidad, cosa que no ocurre en muchas ocasiones. Es un bonito relato de esperanza por Esperanza.

Saludos.

Miguelángel Flores dijo...

Poder escoger y empezar de cero, que buen comienzo. Que buen final el tuyo, Esperanza.
Besos.